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¿Quieres ser mi vecino? (2018)

¿Quieres ser mi vecino?
93 min.
7,1
336
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Trailer original
Sinopsis
Una exploración de las lecciones, la ética y el legado del icono de la televisión infantil Fred Rogers. (FILMAFFINITY)
Género
Documental
Dirección
Reparto
Documental
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
Won't You Be My Neighbor?
Duración
93 min.
Música
Fotografía
Compañías
Links
Premios
2018: National Board of Review (NBR): Mejores documentales del año
2018: Premios Independent Spirit: Mejor documental
2018: Premios Gotham: Premio del Público
2018: Asociación de Críticos de Chicago: Nominada a Mejor documental
2018: Círculo de Críticos de San Francisco: Mejor documental
8
Qué Bueno que viniste a Saludar
Nunca tuve una niñez usamericana.
Por eso no sé nada de presentadores con suéteres coloridos, marionetas animales que cantan con sus amigos o programas infantiles hablando del mundo en que vivimos.
Pero maldita sea si este documental no consigue, de manera entrañable, que tú también seas uno de los niños que se sentaba delante de la pantalla, a la espera de Mr. Rogers.

'Won't You be my Neighbor?' es un vistazo a esos años en los que todavía queríamos una persona amable en la televisión.
Sus colaboradores recuerdan "cuando entraba calmadamente y se ponía el suéter con los zapatos... es como si hubiéramos entrado con él a un espacio en el que todos nos sentíamos cómodos", siendo eso una costumbre que nunca dejó de hacer.
Del primero al último programa de 'Mr. Roger's Neighbourhood', él nunca olvidó que eran los pequeños gestos los que abren corazones enteros.

Y no hacía falta payasos, superpoderes, persecuciones o tonterías: solo una comunidad unida de sencillos vecinos, en el que todos se sentían bienvenidos.
Quizá los personajes eran leves impresiones de imaginación sobre personas reales en la vida de Fred Rogers, o tal vez metáforas elaboradas de aquellos temas o noticias vedados en casa de los telespectadores, pero eso nunca importó.
Como no dejan de resaltar familia y amigos, lo más importante es que aquel vecindario funcionaba, porque los que allí vivían no paraban de ayudarse mutuamente y sentirse queridos cuando los más banales problemas, los que eran sesgada ficción, siempre tenían fácil solución.

Me da la impresión de que Mr. Rogers arregló el mundo desde la nada, y no, fue que probablemente nadie más que él quiso ver el poder de la televisión para dar un soporte concienciador a las mentes del mañana.
Sin edulcorar nada, sin huir de los temas espinosos, por mucho que fuera difícil pensar en abordarlos.
En otros programas infantiles había violencia, rapidez, ingenio, hasta puede que aprecio: pero jamás nadie se tomó el tiempo necesario (minutos enteros) para que se hiciera sentir un "te quiero, y te acepto".
Las mismas palabras que tantas veces damos por sentadas, y en realidad hay que repetirlas para que nadie piense que solo las dice un muñeco de trapo: impagable ese momento en que François Clemmons, el policía del programa, se da cuenta de que Fred Rogers jamás le dijo nada que no fuera cierto.

Nunca conocí a este hombre, y ya le echo de menos.
Es curioso que solo cuando nos recuerdan lo importante que es la amabilidad es cuando nos damos cuenta de lo mucho que falta.

Aunque, como tiernamente nos recuerdan al final, siempre habrá personas que te han enseñado pacientemente, a las que no has dejado de importar y te han impulsado a ser la mejor versión de ti.
No salen por la televisión, no son la respuesta más obvia... pero al cerrar los ojos y concentrarte te vienen a la memoria: el legado de Fred es recordarte que hay gente buena, alegrándose de verte.

Olvidamos que hacemos cada día especial solo por ser nosotros. Que no hay nadie en todo el mundo que sea igual que cada uno. Y que la gente puede quererte tal como eres.
Hagámoslo saber, siempre que podamos, para nunca darlo por sentado.
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20 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
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