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Mosley (2019)

Trailer oficial HD (INGLÉS)
Sinopsis
Una especie de criaturas conocidas como "espíritus" se rebelan contra su vida de servidumbre y se embarcan en un traicionero viaje para encontrar la legendaria ciudad de los Monstruos.
Género
Animación
Dirección
Reparto
Animación
Año / País:
/ Nueva Zelanda Nueva Zelanda
Título original:
Mosley
Duración
96 min.
Guion
Música
Fotografía
Animación
Compañías
Coproducción Nueva Zelanda-China;
9
El Viaje del Torifante
Esta película me causó curiosidad desde que me enteré de su existencia hace digamos un año a través de un artículo de Cartoon Brew. Se trata de un proyecto muy peculiar y personal para su director, Kirby Atkins, que pasó 20 años de su vida desarrollándola. Comenzó como un guión que escribió a finales de los 90, y del que posteriormente haría el storyboard de forma completamente independiente, pasando así gran parte de las siguientes dos décadas haciendo todo lo que podía en su tiempo libre él solito para la película: animación, trabajo freelance, incluso él y su hija doblaron al protagonista de la película y su hijo respectivamente. No fue hasta 2016 que se le presentó la oportunidad de hacer la película que el siempre quiso, a través del estudio de Nueva Zelanda Huhu Studios y unas diez diferentes productoras chinas, convirtiéndose así en la segunda película de animación realizada en el primer país y estrenándose finalmente este pasado 2019 de forma muy limitada, tanto allí como en los otros pocos países del mundo a los que llegó.

Y sin embargo, se trata de una película que perfectamente puede competir con las producciones de las grandes casas de animación, tanto a nivel visual (la animación, con un presupuesto de 20 millones de dólares, es exquisita, perfectamente comparable a la de estudios como Blue Sky o me atrevo a decir que DreamWorks) como en especial a nivel narrativo, ya que se nota mucho lo personal que es este proyecto para Atkins en tan solo los primeros cinco minutos de la cinta, intentando romper el molde y ofrecer una historia seria, emotiva, y hasta oscura y melancólica en ciertos puntos; llegando a un nivel que solo estudios como Pixar son capaces de alcanzar.

La cinta narra la historia de los torifantes, animales ficticios (el director los define como una mezcla de burro y elefante, aunque yo veo más toro que burro) que, a pesar de poder pensar, hablar y básicamente comportarse como seres humanos, son usados por estos como bestias de carga. A partir de aquí ya se ven analogías a la esclavitud y en especial al maltrato animal, siendo este último aspecto el punto al rededor del que gira la historia. Los humanos abusan de los torifantes: les tiran piedras, les hacen pasar por esfuerzos sobrehumanos, y un largo etcétera.

Este abuso es mostrado con seriedad y brutalidad desde el desgarrador prólogo de la película, en el cual Mosley, el torifante protagonista, es separado de sus padres en una venta siendo a penas una cría. La escena es triste y lúgubre, pero mantiene un tono que no se hace ni pedante ni inapropiado para el público infantil, similar al de filmes como Kubo y las dos cuerdas mágicas, ya que esta seriedad es tratada con respeto y es un tono que no se pierde, si bien es casi perfectamente balanceado con toques de humor y encanto (más tarde me explico). Los años pasan y ahora Mosley ya es un adulto, con una esposa, un hijo, y otra cría a punto de nacer, y ya acostumbrado a los abusos por los que pasa, no intenta oponer resistencia contra su amo.

Corre la profecía de que hay otro tipo de torifantes que caminan de pie y tienen manos, y que un día liberaran al los torifantes cuadrúpedos, pero no es hasta que el hijo de Mosley descubre una cueva con pinturas antiguas de torifantes bípedos, que este se embarca en un viaje para encontrarlos y así finalmente liberar a su familia. Mosley eventualmente se encontrará con tres de estos torifantes bípedos, y así juntos irán a la aldea del resto de los bípedos, siendo perseguidos por un asesino contratado por los humanos.

La primera media hora de la película es fantástica, se crea mucho ambiente y misterio al rededor de esta profecía, mientras que se establece ese tono oscuro pero igualmente muy bien llevado del que hablé, con ciertos toques de humor muy encantadores (Rue, el hijo de Mosley, es adorable), y este tono que se mantiene casi constante durante toda la película es el punto fuerte y precisamente lo que la hace superior a la gran mayoría de las otras películas familiares en CGI de bajo presupuesto. También cabe destacar al villano, el asesino Warfield, un hombre de pocas palabras del que a penas se nos da información, pero cuya fijación por acabar con los torifantes es genuinamente amenazadora. El problema de tono comienza cuando se nos introducen a los torifantes bípedos, que básicamente podrían considerarse los relieves cómicos de la cinta, pero cuyo humor entorpece la trama y hace que se pierda un poco de ese tono tan maduro en el segundo acto.

El guión vuelve a brillar en el tercer acto. Tras un plot-twist que no revelaré, el clímax final es intenso y atmosférico, la banda sonora retumba, y todo culmina en un hermoso aunque también algo bizarro final, que deja un muy buen sabor de boca.

Mosley es entonces una muy buena película que, de nuevo, podría competir sin problema alguno con las grandes producciones, llegando a ser incluso mejor que muchas estas, pero que no puedo decir que es perfecta a raíz de ciertos problemas tonales que surgen en el tercer acto. Me alegra ver que un proyecto tan personal e independiente acabara tan bien, y le deseo suerte a Kirby Atkins en sus próximas producciones.
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3 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
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