Verde doncella (1968)

Retrato costumbrista con trazas de drama que juega a ser comedia -o viceversa- y que mantiene una actitud de intriga hasta el final de la película.
Entre la sonrisa y la incertidumbre, el texto de E. Romero posee enjundia y, aunque el guión podía haberle sacado mayor partido, hay que reconocer que sabe trasladar a la pantalla las notas principales del brioso argumento.
R. Gil incorpora un ritmo adecuado, una correcta concepción de la escenografía, un planteamiento elegante y un sencillo pero certero análisis psicológico y caracterial.
Debe resaltarse, sin ninguna duda, la magnífica actuación de los tres protagonistas principales.

Dos décadas después buscaron inspiración en este mismo texto del escritor español tanto J. Engelhard, en su adaptación en forma de nueva novela (1988), como A. Lyne para presentar su controvertida película en Hollywood. (1993).

Una película que en parte anuncia la decadencia de Rafael Gil en el sentido de que los factores ambientales no están tan cuidados como lo estaban en sus realizaciones filmadas durante los años 40. Por ello en esta versión fílmica de una obra de Emilio Romero toda la sustancia descansa en la interpretación de los actores. Sonia Bruno hizo su mejor interpretación en "La boutique" de Berlanga pero aquí tambien está bien con una interpretación en la que despliega esa elegancia tan suya. A pesar del tiempo que hace que dejó el cine es una actriz que no ha sido todavía olvidada. Juanjo Menéndez se aleja aquí algo de sus repetitivos papeles que tenia en aquellos momentos en las producciones de Pedro Masó para lograr una creación totalmente convincente. Antonio Garisa ofrece también una interpretación alejada de los papeles que solía hacer en el cine y se adapta al igual que los otros intérpretes al tono impreciso de la película que se mueve entre la comedia pura y la crítica ácida ante los peligros morales al contener diálogos impropios de una comedia que sólo pretende divertir porque son diálogos que hacen pensar al espectador. No falta en el film la presencia de Julia Caba Alba una figura inseparable de la filmografía de Gil. Rafael López Somoza también está acertado claro que si. Al fin y a la postre el film resulta aceptable aunque se echen de menos las virtudes del Rafael Gil de años atrás. No obstante todavía tendría algunos aciertos más en esta etapa de cierta decadencia como por ejemplo fueron "El relicario" o "La duda".