Voces del mas allá (1991)

La última película que el controvertido Lucio Fulci llegó a rodar podría haber sido una gran película de terror y suspense ya que le da una original vuelta de tuerca a la tan manida premisa del "asesinato misterioso" (el espíritu del finado atormenta a los posibles culpables con pesadillas y se comunica con su hija para que descubra quién lo mató). Lamentablemente la extrema precariedad del filme lo impide: los actores son horribles, los decorados ridículos, los efectos especiales sonrojantes, la música anodina...Estos elementos configuran una sensación de telefilme de baratillo que realmente da más pena que otra cosa.

Realmente una triste despedida para un cineasta polémico pero peculiar y, a su manera, genial.

Un grito de angustia interrumpe el silencio de la noche y litros de sangre invaden la estancia; un hombre ha muerto, ¿quizás accidentalmente?, ¿ha sido asesinado?...
Esta secuencia sería eliminada del montaje final, una buena decisión para elevar el suspense en esta historia de enigmas y pesadillas que nos regala un genio del género.

Llegados los '90 pocos ya valoran el cine de terror y suspense derivado del "exploitation" y aquellos que lo realizan; se está haciendo un nuevo tipo de películas, y los populares directores de la liga "B" siempre apoyados por el sector más "underground", son relegados al estatus de culto cuyas obras permanecen en la memoria como entrañables productos de una época lejana. Lucio Fulci ya había pasado a esa fase, la de mito viviente; en realidad poco le quedaba para pasar definitivamente a figura legendaria...
Pero incluso en sus últimos estertores, devorado por sus problemas de hígado y diabetes y grandes depresiones, pudo demostrar todo su talento en la que fue una luz en mitad del túnel por el que se estaba metiendo su malograda carrera: "Un Gato en el Cerebro", con el italiano como protagonista de esta imaginativa, fresca y mordaz reflexión metacinematográfica sobre su propia obra, transmutándose en un personaje muy característico de la misma. Después de este "milagro" (que le hacía falta) hará un par de películas, algo más decentes que los últimos proyectos que había estado afrontando; "Voces del Más Allá" es la primera.

Cuesta creer que en esas fechas en que el cine de suspense tendría en "El Silencio de los Corderos" un nuevo modelo a imitar (ya los asesinos fantasmagóricos de viñeta dieron paso a psicópatas terrenales más complejos), Fulci siguiera insistiendo con el estilo que tan popular le hizo durante los '80. Una tórrida secuencia entre un matrimonio deriva en uno de los más repulsivos e impactantes momentos contemplados por un servidor: el truculento asesinato de un niño por su padre, y a puñaladas, mientras la madre suplica clemencia a lo lejos.
Este prólogo es de todas formas una pesadilla que sufre esta mujer (Lucia) mientras ese hombre y esposo (Giorgio) sucumbe a una hemorragia interna en un quirófano; su voz surge de ultratumba y se pregunta el por qué, y a partir de este momento lo perteneciente al mundo real y al de los sueños se entremezclarán con una sola intención: averiguar quién y cómo ha asesinado al protagonista. Para resolver este misterio es introducida su hija Rosie, una muchacha sin muchas luces con la que se tratará el tema tan conocido de la conexión entre vivos y muertos por medio del inconsciente y los sueños, como pudimos ver en "Aenigma".

Aunque en este caso el espíritu no poseerá a la chica y se vengará de los culpables; en su lugar la ira y la violencia extrema se desvían hacia la investigación y la intriga, acercando la historia a las claves del "whodunit" o incluso del "giallo" (se aprecian algunas influencias del clásico de Luigi Cozzi "La Araña"), en especial de éste pues como veremos la solución del crimen será propia del subgénero italiano: tan impredecible como absurda. El lugar en que el director viene a desarrollar esta investigación es en el seno de una familia de clase alta cuyos miembros son un clásico de su cine: todos prodridos hasta la médula, codiciosos y cínicos.
Por tanto baraja bien la intriga dejando que la sospecha recaiga sobre la esposa de Giorgio, su vil madrastra (Hilda, personaje de lo más "hitchcockiano") y su hermanastro (Mario), mientras su padre es víctima de la parálisis (típico encontrar a alguien así en un "giallo"), y como no nos cuesta averiguar, el instigador de todo este odio en sordina y esta maldad es la herencia; así el suspense del crimen viene a instalarse en un áspero drama familiar. Mezcla intersante de propuestas y géneros envueltas en un cuento pesadillesco que mucho debe a Clive Barker y Clark Ashton Smith.

Eso es lo que hace de esta película una golosina para los fans del director y posiblemente del género, la exposición tan horripilante como atractiva de los deliciosos delirios que atraviesan el argumento y a los que desea someternos el bueno de Fulci; como en "El Más Allá" o la nombrada "Aenigma", lo irreal toma su puesto por encima de lo real (de ahí que el crimen se vaya resolviendo a través de los sueños, como sucede en "Twin Peaks", muy popular en aquel momento), bien en esas evocadoras conexiones entre Rosy y Giorgio, o en espeluznantes alucinaciones donde se lleva el grado de surrealismo tanto por lo indigesto como por lo fascinante.
Un imaginario de horror y violencia sin lógica puramente visual donde brillan instantes como la pesadilla de Rita (el plato con los ojos) y la de Mario (el ataque de los muertos, que tanto nos recuerda a cierto film con el cual Fulci hizo fortuna a finales de los '70); así que, en lugar de destacar el trabajo de efectos especiales, evidentemente precario, yo destacaría el de la dirección artística. Aquél llegó a afirmar que la película en sí le encantaba, pero que el error más grande fue el de casting; Karina Huff era irritante, el conocido artista y actor Duilio del Prete estaba desubicado en su papel, y con su carácter demasiado odioso, Frances Nacman revelaba enseguida el propósito de su personaje.

Un servidor no le puede rebatir algo así; si bien no es un elenco maravilloso, tampoco llega a caer en lo vomitivo; desde luego Asia Argento habría sido mejor opción que Huff. Sí que se aplaude la obligatoria intervención del mismo Fulci (el rol que escoge es de lo más adecuado para él), ya muy envejecido y demacrado.
Rodada en inglés y luego doblada al italiano por los mismos actores (explíquenme la razón...), este extraño "thriller" que navega entre lo dramático y lo sobrenatural no llegará a la altura de sus mejores obras del género, pero resulta más digno que lo que hizo a finales de los '80. Gran dedicatoria final a Barker y Claudio Carabba, el único crítico que seguramente apreciaba en realidad su cine.