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Odio y orgullo (1951)

Odio y orgullo
70 min.
6,2
331
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Trailer (INGLÉS)
Sinopsis
Nueva Orleans, finales del siglo XIX. Barbara Beaurevel (Ava Gardner) es una joven belleza de familia modesta que, tras heredar una gran fortuna, decide vengarse de Mark Lucas (Robert Mitchum), un médico del que está enamorada pero que ya está comprometido con otra mujer. (FILMAFFINITY)
Género
Drama Siglo XIX Venganza
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
My Forbidden Past
Duración
70 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Links
7
My Forbidden Past
Semi-noir de principio de los cincuenta que destaca ante todo por su reparto. Es lo primero que llama la atención en este tipo de películas. El espectacular reparto. Ava Gadner y Robert Mitchum. Y de secundario uno de los mejores: Melvyn Douglas. De duración escasa, apenas una hora, "My Forbiden Past" es una historia de orgullo, celos, venganza, amores fatales, envidia y crimen, alicientes más que suficientes para pasar un rato intenso de buen cine.

La historia en sí es sencilla: una increible señorita de New Orleans, Barbara Beaurevel (Ava Gadner) se enamora perdidamente de un profesor de universidad de medicina Mark Lucas (Robert Mitchum) quien tras un viaje por sudamérica, al que debía acompañarle Barbara, vuelve casado con otra mujer. A partir de aquí lo relatado anteriormente. Una explosión de sentimientos y pasiones desatadas hasta el límite humano.

Sin embargo e inevitablemente hay que hablar de la pareja protagonista. Desprenden un magnetismo tanto entre ellos como con el espectador superlativo. Hasta límites casi eróticos. En un momento dado le dice Mitchum: "Reconozco que tu decadencia todavía no ha empezado. Tu pelo es precioso, tu cutis sonrosado y tu figura excitante. Se adivina bajo esa ropa. Pero has utilizado tu sexo conmigo. ¿Por qué lo has hecho?". Y con unos primeros planos demoledores. Como diría el otro esto sí es un momentazo.

Bueno pues nada espero que hayan leido estas líneas y eso será que te has encontrado esta pequeña joya, difícil de descubrir y precisamente por ello aún más genial.
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27 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Olvidar el pasado
Film del realizador británico Robert Stevenson (1905-1986), conocido sobre todo por sus trabajos para la Disney (“Los hijos del capitán Grant”, “Mary Poppins”...). El guión, de Marion Parsonnet (“Gilda”, Vidor, 1946), se basa en la adaptación de Leopoldo Atlas de la novela “Carriage Entrance” (1947), de Polan Banks. Se rueda en los RKO Studios (Hollywood, CA). Producido por Polan Banks y Robert Sparks (“Nacida para el mal”, Ray, 1950) para la RKO, se proyecta por primera vez en público, en sesión de preestreno, el 14-IV-1951 (EEUU).

La acción dramática tiene lugar en Nueva Orleans (Luisiana) hacia el final de la década de 1890. Bárbara Beaurevel (Gardner) es una muchacha de buena familia, de orígenes aristocráticos, que se enamora del médico Mark Lucas (Mitchum), investigador contratado por la Universidad de Tulane (Nueva Orleans), nacido en NY en el seno de una familia modesta. Bárbara vive en la casa de su abuela paterna, Eula Beaurevel (Watson), dominante, clasista y autoritaria, que también acoge en la casa a su sobrino Paul (Douglas), primo de Bárbara, personaje vago, cínico, astuto y manipulador. Mark es un buen investigador, vive dedicado a su trabajo, es de espíritu cosmopolita y no comparte los prejuicios sudistas, que no entiende. Bárbara es altiva, egocéntrica e insidiosa.

El film suma drama, romance y crítica social. Sobre la base de un guión breve, pero ajustado, equilibrado y bien elaborado, Stevenson construye un retrato suficientemente complejo, y de notable intensidad, sobre las características de la sociedad sudista, sus prejuicios, comportamientos y ambiciones, de finales del XIX. La abuela Eula es la figura sobre la que pivota el análisis de una sociedad, que profesa una concepción clasista anacrónica e insostenible, fuente de comportamientos intolerantes, excluyentes y marginadores respecto de las personas que no forman parte de la élite social y de su mundo cerrado y excluyente. Se añade un componente de prejuicios racistas, arraigados e inflexibles, y de prejuicios morales, que imponen conductas públicas intachables (so pena de exclusión social), y toleran licencias privadas reprobables.

El film denuncia la rigidez de las normas de conducta que limitan las relaciones de amistad, camaradería, afecto y amor a las personas de la misma clase social. Muestra en qué medida las normas restrictivas perjudican a los propios miembros de la élite, su felicidad, su futuro, su prosperidad, su progreso y lo que es más importante, la evitación de caer en procesos de decadencia y degradación en el seno de un mundo que anda por otros caminos. Los trazos rotundos con los que el realizador define el mundo aristocrático y las dinámicas que se mueven en torno al mismo, le permite componer una crítica sugestiva y convincente de las viejas costumbres, ajenas a la emergencia inexorable de los cambios sociales dependientes de nuevas necesidades colectivas y de distintas prioridades sociales.
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20 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
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