Noche de paz, noche de muerte (1984)

Un chaval vive atormentado por el recuerdo del asesinato de sus padres por un matón de tres al cuarto disfrazado de Papá Noel. A partir de aquí y tras un paso traumático por un orfanato lleno de monjas tiránicas y represoras, asociará la Navidad con una especie de día del juicio final. A los buenos, regalos. A los malos, castigos.

Historia de terror cutre de marcado espíritu antinavideño que gustará a aquellos que encuentran la Navidad como una fecha llena de bondad relativa y felices sentimientos cargados de hipocresía. Aquí Papá Noel no deja caramelitos en las botas colgadas en las chimeneas, ni dice jou, jou, jou!, ni trae regalos a los niños. Simplemente castiga a los que han sido malos. Hachazos, cuchillazos, ahorcamientos y todo tipo de macabros asesinatos marcarán el ritmo de la película. No habrá distinción entre monjas, trabajadores de a pie o jovencitas “pecadoras” con el culo y las tetas al aire. Hábitos, tetas, navidad y sangre, mucha sangre. Esa es la esencia del film. Terror de los 80, pero a lo más cutre aún. Si no te va el género, ni lo intentes.

Convencional slasher ochentero, el cual desarrolla los tópicos característicos del subgénero: asesino serial perturbado, jóvenes teniendo sexo, desnudos gratuitos, y aceptable dosis de sangre entre otras cosas.

Pero a favor hay que mencionar que se destaca porque hay bastante desarrollo del personaje villano. Se trata -con limitaciones- de ir fundamentando cómo llega a la locura el maniaco que aparece en el filme. No es que la cinta sea muy elaborada o que sorprenda en sus planteos, pero al menos hay bastante desarrollo psicológico que da sustento y justifica el gore que aparece en pantalla.

Este slasher está desarrollado en tiempos navideños, y es justamente ésa la característica distintiva que posee esta cinta. Uno de los pilares con los cuales se trata de sobresaltar al espectador es cómo un ser tan tierno y amoroso como es Santa Claus termina siendo el personaje elegido para desparramar horror en un poblado.

Las actuaciones son las esperables para una cinta de estas características, se notan por allí ciertas sobreactuaciones poco creíbles dado que los actores no despliegan espontaneidad y agilidad en sus interpretaciones.

La historia al menos está bastante desarrollada, tarda en empezar a mostrar lo sangriento. Los primeros 30 minutos se va desplegando poco a poco el cuadro de situación que genera luego las matanzas posteriores.

En fin, es una película de terror slasher aceptable a grandes rasgos. La idea de ver a un Santa Claus como asesino serial es algo macabro y llama la atención. Lo demás es bastante convencional, y si bien la cinta no se destaca demasiado, al menos no aburre ni resulta irrisoria en sus variantes.