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La mujer del animal (2016)

La mujer del animal
120 min.
6,3
383
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Sinopsis
Tras ser descubierta disfrazándose de Virgen, Amparo huye por miedo a su padre del internado de monjas donde la acogían. Llega a un barrio marginado de Medellín a vivir de "arrimada" donde su hermana. Cuando su cuñado la introduce a la familia, el primo Libardo queda infatuado con ella, la rapta en un rito matrimonial para luego obligarla a vivir bajo su mismo techo; la familia del Animal, testigo de su cautiverio. La comunidad, amedrentada por Libardo, no intercede en favor de Amparo quien es abandonada a la vigilancia permanente. Forzada a convertirse en la mujer del Animal, Amparo tiene sin poder evitarlo una niña. ¿Podrá, por medio del amor y la templanza, detener la repetición del ciclo del que también fue víctima su madre, sobrevivir y salvar a su hija? (FILMAFFINITY)
Género
Drama Años 70 Drama social Basado en hechos reales
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Colombia Colombia
Título original:
La mujer del animal
Duración
120 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Links
Premios
2016: Festival de La Habana: Mejor dirección
2017: Festival de Málaga: mejor dirección y mejor montaje
2017: Premios Ariel: Nominada a Mejor película iberoamericana
2018: Premios Platino: Nominada a Premio Cine y Educación en Valores y montaje
6
¡El terrible maltrato a la mujer!
Durante una entrevista que sostuve con el director Víctor Gaviria, durante el rodaje de “LA MUJER DEL ANIMAL”, me contaba:

“Esta es una crónica de hechos que ocurrieron en 1975. No son vivencias mías, sino cosas que me contaron, como cuando hice “Rodrigo D” o “La Vendedora de Rosas", donde los mismos muchachos me contaban sus historias. “La mujer del animal” es la historia de una mujer que, cuando tenía 18 años, se escapó de un internado (Las madres del Buen Pastor) donde recibían a niñas pobres y llegó al Barrio Popular (un barrio de invasión) a la casa de una hermana, y allá conoció a su cuñado, un tal Aníbal al que llamaban “El animal”. Este tipo se la llevó con él y así se convirtió en “la mujer del animal”. Con esta señora, tratamos de reconstruir la historia que me llamó la atención por su extrema violencia. Él era un personaje muy oscuro, casi demoníaco y la historia resultaba todo un reto”.

En otros apartes de nuestra entrevista, Víctor aflora, una vez más, su sentimiento de repulsa contra el maltrato a las mujeres que está alcanzando, ahora, niveles espeluznantes, y que ya él, antes, había reflejado en “La vendedora de rosas”. Y lo que es ya una constante en el cine que hasta ahora ha hecho -y en el que, probablemente, seguirá haciendo-, son las clases de menores recursos las que más duelen al director antioqueño, pues, es la realidad que conoce mejor y donde ha podido escuchar las más dolorosas historias.

Víctor se entrega siempre con alma, vida y ‘sombrero’ a lo que hace; está siempre dispuesto a asumir los grandes riesgos que presuponen rodajes de este tipo y a enfrentar las complejidades de sus particulares escenarios, ya que sus locaciones son auténticas, ubicadas en los sectores con más carencias de Medellín, y es por esta misma razón, por la que siento que se apasiona más de lo que razona, y al final, como ocurre otra vez ahora, cae en el exceso y en la repetición excesiva de hechos, lugares comunes y palabrotas, como si no lograra convencerse de que, para que algo se comprenda, no es necesario repetirlo hasta la saciedad.

El Animal (Libardo en la película), no es matizado en absoluto y se convierte en un ser abominable desde la primera hasta la última escena, porque así fue como se lo describieron sus víctimas, con las cuales el director se entrevistó en numerosas ocasiones, sin haber podido hallar a nadie que le diera otra versión del personaje. Y como símbolo de una suerte de ser que, no es único, sino que abunda en unos amplios sectores donde se sufre carencias de todo tipo, Víctor reclama con ello, la urgencia de brindar todo tipo de ayuda, no sólo a las mujeres, sino a la población entera.

Lo que sucede en esta historia, avergüenza a cualquier ciudad, a cualquier nación y al mundo entero... ¡Y no debería repetirse nunca, nunca jamás!

Mi reconocimiento para Tito Alexander Gómez, Natalia Polo, Karen Lorena Ricardo Silva, y demás actores naturales, quienes cumplieron muy satisfactoriamente con su labor.
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7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Violencia que golpea al espectador
Hoy he descubierto a un gran director y contador de historias: Victor Gaviria. Que con La mujer del animal entra pisando fuerte en este 20 festival de Málaga. Una película que no es para todos los públicos. En ella se cuenta la historia basada en hechos reales de Margarita Gomez: la mujer del animal. Aunque en el film se ha optado por cambiarlo a Amparo (Natalia Polo) una chica de 18 años que se fuga de un internado y se va a vivir con su hermana a un barrio de chabolas de Medellín. Allí se topa con Libardo (Tito Alexander), conocido en la comunidad como “El Animal”. Lo demás no se puede explicar con palabras.

Con un título así no es muy difícil adivinar más o menos de lo que va a tratar el argumento. Aun así, la película sobrepasa las expectativas anteriores. La proyección comienza con un inter-título que nos indica: 1975 y “Película basada en la vida real”. Desde que empiezan las imágenes no hay casi tiempo para respirar. Utilizando técnicas del documental: cámara al hombro, iluminación natural… no existe jamás un plano contra plano, hay mucho plano detalle, mucho plano secuencia. La localización y los decorados son reales, no hay nada grabado en estudio, nada se falsea.

Cine directo sin censuras. Los actores protagonistas no eran profesionales, Natalia Polo es enfermera y Tito Alexander músico. Aunque los figurantes si que eran residentes de ese barro marginal. Para el espectador, el hecho de que los actores no fueran profesionales (no conocidos) hace que por un momento pienses que todo es real. Con esto quiero decir, por ejemplo, no es Mónica Bellucci en Irreversible de Gaspar Noé. Piensas; “Coño es Mónica Bellucci lo que estoy viendo es una simulación”. Entonces este hecho crea cierta distancia con el espectador… por ello digo que la peculiaridad de que parezcan gente de ese barrio hace que la veracidad de las duras imágenes sean aún más auténticas. Y gran parte de culpa lo tienen los actores. Están sobresalientes. Llegas a odiar tanto al personaje de Liberio que al ver entrar a Tito Alexander en la rueda de prensa te daban ganas de saltar y golpearlo, pero después abre la boca y ves que es alguien totalmente diferente, habla totalmente diferente.

Lo que quiere transmitir la película es, sin filtro alguno, una denuncia al maltrato y a la violencia de género. Busca aturdir al espectador y hacer que reaccione y se pregunte qué es lo que pasa en este mundo. ¿Por qué la violencia está ahí? en todas partes ya sea en Colombia o en España, y nosotros somos los testigos que ven al animal y no hacen nada para impedir ese maltrato. Se le pide al espectador que no sea un ser pasivo, que se denuncie el maltrato y que dejen atrás el miedo. Amparo (o Margarita Gomez) se cortó el pelo para simbolizar el abandono de su miedo y la lucha por ser libre y feliz.

El único “pero” que pondría a la película es su duración. Desde mi punto de vista le sobraría 20 minutos, se llega a hacer un poco larga pero jamás pierde intensidad ni ritmo.
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6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
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