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La reina Kelly (1929)

La reina Kelly
95 min.
7,5
905
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Escena (Español)
Sinopsis
En Kronberg, capital de un antiguo reino centroeuropeo, la cruel y caprichosa reina Regina V castiga a su primo y prometido, el príncipe Wolfram, a ir de maniobras bajo el sol durante todo el día por su escandalosa escapada de la noche anterior. Por el camino de Kambach, el príncipe y su escuadrón se cruzan con un grupo de monjas y de jóvenes novicias de un convento cercano. Cuando las muchachas se inclinan ante el príncipe, los leotardos de una de ellas, Patricia Kelly, se deslizan hasta el suelo. El príncipe y su escuadron comienzan a reirse, y la muchacha, indignada, se los arroja a la cara. Enamorado locamente de ella desde ese momento, el príncipe decide raptarla conduciéndola a sus habitaciones en palacio, a pesar de que la Reina ya ha anunciado su boda para el día siguiente. (FILMAFFINITY)
Género
Drama Cine mudo
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
Queen Kelly
Duración
95 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
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6
Stroheim se cansa.
Nos hallamos ante la última superproducción de Stroheim, que cansado de la múltiples y continuadas mutilaciones en sus cintas, decide apartarse del mundo de la dirección.
El film, gracias a la colaboración de Gloria Swanson, estrella mediática de la época (que protagonizó e invirtió buena parte de su capital en este suntuoso proyecto), se nos presenta hoy en día remodelado y con parte de su metraje original recuperado, si bien muy lejos de las cinco horas de metraje original.
La película relata la dificil relación amorosa entre una joven de covento y un príncipe que hará todo lo posible por el triunfo de este amor plebeyo.
Como dato curioso Wilder le rinde homenaje al film en la excelente "El crepúsculo de los dioses", donde una estrella del mudo venida a menos (precisamente interpretada por una cincuentona Swanson) rememora en su lúgubre mansión sus mejores tiempos con una sesión privada del film, proyectado por su mayordomo: ni mas ni menos que el propio Stroheim... y es que muchas veces la realidad supera a la ficción.
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20 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
DESMONTANDO A STROHEIM
Inicialmente, "La reina Kelly" iba a tener una duración cercana a las cuatro horas, siendo la intención de su director proyectarla en dos partes, nítidamente separadas por la boda que en el montaje actual cierra prácticamente el filme. Es conocido, y así lo han apuntado otros usuarios, que los métodos de trabajo de Stroheim eran la antítesis del profesionalismo, lo que le llevaba a prolongar interminablemente las sesiones de rodaje y a repetir toma tras toma de manera incesante. Stroheim, según confesión propia, odiaba la técnica cinematográfica, dejándose llevar por sus golpes de genio, que afortunadamente, y como se puede comprobar en esta película, no eran pocos. Su concepción del cine era la de un artista con enorme capacidad para desarrollar proyectos ambiciosos y desmesurados, pero siempre propios, nunca ajenos; no era, por tanto, un director al que pudiera encargársele la dirección de un filme que no hubiera concebido previamente.

Razones como las apuntadas son las que motivaron que el plan original de esta película nunca se llevara a cabo, quedando mutilada justo en la mitad de su metraje, que se completa, tras la restauración de 1985, con fotogramas e intertítulos que resumen la parte final de la historia. Pese a estar inacabada esta obra tiene grandes momentos, y sobre todo es una perfecta radiografía de su autor, al tiempo frívolo, ceremonioso, transgresor, cáustico e ingenioso. Llama la atención el signo negativo bajo el que son presentados todos los personajes (con las únicas excepciones de Patricia Kelly y su tía), pues unos son frívolos (Wolfran), otros locos y posesivos (la reina Regina V), o bien de carácter avieso y abyecto (Jan Vryheid y las prostitutas). A ello cabe sumar la dudosa moral y gusto que Stroheim incorpora en algunas situaciones, mostrándose enormemente provocador; la secuencia del primer encuentro de Kelly con Wolfran, con bragas en descenso; los latigazos que le propina la reina, de claro sabor sadomasoquista; esa anormal boda, oficiada por un sacerdote negro, que se celebra sobre un lecho mortuorio, que hace las veces de altar. Todas ellas conforman la particular mirada de un artista que lleva sus argumentos y gustos hasta las últimas consecuencias, y es precisamente esto lo que el Hollywood de entonces, cada vez más profesionalizado y encorsetado, no podía tolerar.

Con grandes decorados, un buen vestuario y unas interpretaciones desiguales (muy bien Seena Owen como reina Regina y Tully Marshall como Jan Vryheid, un personaje caracterizado al más puro estilo del expresionismo alemán), es llamativo el gusto por el detalle que muestra Stroheim, rodando primeros planos encadenados que se centran en objetos asociados a cada personaje (véase la comparación que puede establecerse entre las posesiones -más bien atributos- de los personajes anteriormente citados).
Concluye en spoiler, sin revelar detalles.
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16 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
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