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Diario íntimo de Adela H. (1975)

Diario íntimo de Adela H.
96 min.
6,9
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Sinopsis
Adèle Hugo, la segunda hija del célebre escritor francés Victor Hugo, llega a Nueva Escocia en 1863, con la esperanza de recuperar el amor de un atractivo oficial del ejército inglés, pero para él todo ha terminado. (FILMAFFINITY)
Género
Drama Romance Drama psicológico Drama romántico Drama de época Siglo XIX Biográfico
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Francia Francia
Título original:
L'Histoire d'Adèle H. (The Story of Adele H.)
Duración
96 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
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Premios
1975: Nominada al Oscar: Mejor actriz (Isabelle Adjani)
1975: Premios César: 3 Nominaciones
1975: Círculo de Críticos de Nueva York: Mejor guión y mejor actriz (Adjani)
1975: Premios David di Donatello: Mejor actriz extranjera (Isabelle Adjani) (ex aequo)
10
Hermosa criatura que teniéndolo todo no tiene nada
Hermosos ambos, para él fue un romance pasajero, para ella el amor de su vida, el empecinado amor de su vida: Isabelle Adjani, célebre por su rostro de inquietante belleza, a veces con irresistible sentido del humor, aquí borda la creación de un personaje romántico que bien pudo haber sido creado por el padre de su personaje, el gran escritor Víctor Hugo: hombre genial en las letras y la política, comprometido por las causas más justas que, sin embargo, nada pudo hacer por la felicidad de esta Adèle H. proclive a empecinarse por un amor imposible...

Este Truffaut es uno desbordado en sentimientos, se deja de gaitas muy suyas a la hora de abordar las mayores emociones, los amores no correspondidos y cincela una obra magistral que se sigue con enorme interés.

Adjani está sublime. Truffaut hace un cameo conmovedor. La historia en sí es un modelo romántico en el que se borda lo esencial de cualquier existencia: la conquista del justo amor en el momendo indicado y con la persona precisa. Lo demás es tontería o puro drama.

Música, fotografía, atmósfera, ritmo: un Truffaut grande. Más grande, incluso, que el propio amor que identifica como suicida y a la vez sublime, pues la maravillosa Adjani lo dota de una inocencia cargada de enfermiza obsesión, francamente admirable.
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30 de 35 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Veo una luz negra, o las condenas de Adèle H.
Las pequeñas cosas de la vida deben tratarse como si fueran importantes. Mucho más si eres hija de Víctor Hugo. Si es así, estás condenada a organizar tu vida en base a tus propios sueños, buscando siempre lo increíble. Esa es la primera condena que se cierne sobre Adèle. Buscando desde un inicio a su amor de una forma que se escapa a los parámetros ordinarios.
Y es que las condenas de Adèle van más allá de la figura del hombre a quien ama. Las verdaderas condenas de Adèle, brillan en su interior con una luz negra que la oscurece, pero la hace resplandecer entre los otros personajes.
Esto queda muy bien plasmado en la película de Truffaut. Adeèe es ante todo la hija la hija de Víctor Hugo, y su sangre está presente en todas sus acciones, su tamaño está dado a priori por la grandeza de su padre. También está condenada a ser la hermana de Leopoldine, la hija venerada, aquella que conoció el amor, hasta la muerte perfecta. De ahí sus anhelos de ser en parte Leopoldine y de identificarse con ella, dejando de lado, incluso, su propia identidad.
Una tercera condena es aún más profunda, y es la base del personaje de Adèle y de sus acciones en el film. Adèle no establece distinción en su ser, ni en su forma de amar: “Yo no entrego mi cuerpo sin mi alma” señala en una oportunidad, “ni tampoco mi alma sin mi cuerpo”. La tercera condena de Adèle es entregarse completamente en cada uno de sus actos, no resguardar nada de sí misma. Es como si en cada una de sus palabras, de sus acciones, se arrojara a sí misma como un deportista que lanza la bala.
Por eso es que esta película resulta inmensa, porque la fiebre de Adèle es la temperatura exacta para construir una magnífica obra de arte. Adele es el sol que quema hasta su propio desgaste. Pero es también el sol que purifica.
Un sol negro quizá, es cierto. Pero en su oscuridad se esconde agazapada la vida misma. Y nadie mejor que Truffaut para girar en torno a ella y enseñárnosla.
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23 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
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