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1001 Gram (2014)

1001 Gram
93 min.
5,7
86
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Trailer (Subtítulos en INGLÉS)
Sinopsis
Marie (Ane Dahl Torp) es una científica noruega que verá transformada su vida tras asistir a un seminario en París sobre el actual peso del kilo, que es su propia medición de la decepción, el dolor y, el no menos importante,amor. (FILMAFFINITY)
Género
Drama
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Noruega Noruega
Título original:
1001 Gram
Duración
93 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
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6
La carga más pesada, al final, es no tener nada que llevar
Vi “1001 Gram” (Noruega, 2014) dirigida y escrita por Bent Hamer (hombre de pocas películas, pero con un éxito detrás: “Historias del cocina” (2003)). El filme está catalogado como drama aunque la verdad es una cinta de autor algo difícil de clasificar. Se trata de una científica noruega que es encargada de llevar a Paris el peso de kilo referencia de Noruega, justo cuando su vida se cae a pedazos; pero es allí, en París, donde todo parece que se reencauza con un nuevo amor. Ahora bien, el filme es curioso como aburridor, pero lo último cede ante lo primero, en la medida que lo innovador da pie a que el espectador se entretenga hilvanando lo que se presenta, aparentemente, de forma superficial. Es una cinta perfeccionista en los elementos estéticos (buena metáfora con la precisión exigida en el trabajo de la protagonista: la exactitud del peso), por lo que no hay reparo alguno con estos asuntos. Mi problema es con la narración, que invita a buenas reflexiones y meditaciones, pero se hace de una forma tan lenta y aparentemente ligera, que si no se despabila el espectador en un par de escenas, terminará por ceder a su impulso de tomar el control del televisor. Sin embargo, me llené de disciplina y la terminé y, al meditarla, caí en cuenta de ciertos aspectos muy interesantes. El primero es que el director-guionista no puede dejar de ver su trabajo como una precisión de medición de pesos, esto es, la perfección en la medida de las cosas. El segundo, es que la protagonista, una mujer medida, como debe ser atendiendo su trabajo, observa cómo el mundo se le desmorona en todo sentido. Otra persona habría colapsado, sin embargo ella se mantiene, en la superficie, medida, exacta. Cuando ya todo parece estallar poniendo en riesgo incluso el peso de referencia del kilo de Noruega, la joya de su país, todo empieza a aclararse en un nuevo amor. Tercero, una frase continua de la película que recoge una gran sabiduría en sí misma: “la carga más pesada, al final, es no tener nada que llevar”. La vida, sin dificultades, sería el infierno, cosa que me recuerda al filósofo colombiano Estanislao Zuleta, con su buen texto, “El elogio de la dificultad”. Llevar el peso de referencia noruego a otro país constituye la metáfora de lo que significa cargar el peso de los problemas de la vida. Cuarto, que es un filme que respeta la pluralidad de idiomas de la cultura europea: un director gringo haría que todos hablasen inglés. Finalmente, el título: en la cinta se menciona el peso del alma (21 gramos) y el cuerpo cremado del padre pesó 1022 gramos, pero cuando ella se despide, la balanza se autocorrige en 1001. En conclusión, no es un filme para cualquiera, pero quien se decida a verla tendrá una excelente excusa para pensarse. 26-09-2016.
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3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
1001 gram
Todo orden necesita de su caos, y viceversa.

Curiosa..., llamativa, interesante y extraña, al tiempo que ridícula por momentos y etapas.
La precisión milimétrica, su orden y perfección abren escena para invadir la pantalla con su peculiar sincronización esmerada, un paisaje divertido y gracioso, de fotogramas en particular danza métrica, que suponen todo un espectáculo atractivo y singular digno de verse; presentación de un pulcro y estilizado personaje que lo tiene todo bajo control y supervisión y que, observará indefensa, como todas sus referencias se desvanecen y todo a su alrededor se quiebra, para descubrir que ese inesperado caos, de accidental ingreso en su rutina, es lo que necesita para construir desde la apetencia y disfrute, desde el relax y descanso y proceder a respirar con holgura.
Congreso internacional de pesos y medidas como objetivo central donde mostrar la joya de la corona, ese kilo nacional de Noruega de 90% de platino y 10% de iridio, todo un orgullo de encargo y trabajo que se realiza con un meticuloso proceso de asombro y patetismo conjunto; suma importancia y banalidad comparten el tiempo y espacio, en esa danzarina recreación del esmero y protección con la que se trata el cuidado de la unidad básica de masa, del sistema internacional de unidades, y todo lo que la rodea.
Tres idiomas para dos localizaciones y una única protagonista que hallará que hay vida, feliz y relajada, más allá de toda medida; una pérdida, una obligación y un tropiezo, casualidad de circunstancias que permiten liberar el aprisionamiento y gozar de la informalidad, el descanso y la apertura de brazos para poder, así, recibir un cálido y afectuoso abrazo.
Sentir con comodidad, romper la rutina, aliviar el dolor, aceptar y desear el sentimiento no programado, con esa confusión placentera de quien no sabe qué vendrá, ni lo que le espera; aprender un nuevo lenguaje, escuchar con alegría, captar cada instante, aspirar la distensión..., Bent Hamer escribe y dirige una exclusiva cinta, de sello propio y personalidad sugestiva, que cautiva por su diferencia y motiva por su particular modo de introducirte en la seriedad de lo que cuenta, desde esa fotografía ocurrente y guasona que, por trazos, parece estar narrando un estupendo chiste del genial Eugenio.
“La carga más pesada, al final, es no tener nada que llevar”, y en solucionar dicha papeleta se inmiscuye un argumento chistoso en imagen/firme en sentencia, agudo en estética/reflexivo y sobrio en su andadura; ceremonia imperturbable, para un cumplidor programa, que halla una fisura en sus responsables pasos, por la cual se cuela la posibilidad airosa de cambiar de rumbo y valorar otras cosas; mesura que con voluntad y paciencia dejan ver su drama, decorada con sutiles toques cómicos, para llegar a ese romance de volver a quererse y estar a gusto con una misma.
Se acoge con la simpatía de su distinción a la hora de relatar su historia; la cuidada representación de su performance es cualidad imprescindible para conocer la situación y deriva de su estrella y sensaciones pertinentes, amén de ser lo que más gusta y hechiza, pues despierta gracia y husmeo por su equilibrado baile, de sintonizados movimientos y colores.
Analizar y observar desde otro enfoque, desbloquear las emociones, no lamentar, calmar la mente y proceder a hechos, a llenar la maleta de abundante carga.
“Nuestra alma humana pesa 21 gramos” que restados a los 1022 del fallecido en bruto, resuelven esos 1001 gramos netos del familiar tan querido; números y balanzas, medidas y pesos, todo coordinado a ritmo circular y progresivo para que nada falle ni se detenga, hasta que se coge ese día fuera de calendario y nada vuelve a ser lo mismo..., ¡ni siquiera su ecológico coche!

Lo mejor; su activa fotografía.
Lo peor; cine de autor, de corazón muy clásico.

lulupalomitasrojas.blogspot.com.es
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2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
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