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El abogado del terror (2007)

El abogado del terror
135 min.
6,7
983
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Disponible en:
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Trailer (FRANCÉS con subtítulos en ESPAÑOL)
Sinopsis
¿Comunista, anticolonialista, extremista de derechas? ¿Qué convicciones morales tiene Jacques Vergès? Barbet Schroeder nos conduce por los senderos más oscuros de la historia en un intento de iluminar el misterio que se esconde tras esta enigmática figura. Durante la guerra de Argelia, Vergès era un joven abogado que abrazó la causa anticolonialista, defendió a Djamila Bouhired, logró su libertad, se casó con ella y tuvieron dos hijos. De repente, cuando estaba en la cima de su notable carrera, desapareció sin dejar rastro durante ocho años. Cuando retornó de su misteriosa ausencia, se encargó de la defensa de terroristas de todo tipo, desde Magdalena Kopp a Anis Naccache, pasando por Carlos el Chacal, y representó a monstruos de la historia como el teniente nazi Klaus Barbie. (FILMAFFINITY)
Género
Documental Drama judicial / Abogados/as
Dirección
Reparto
Documental
Año / País:
/ Francia Francia
Título original:
L'avocat de la terreur
Duración
135 min.
Música
Fotografía
Compañías
Premios
2007: Premios César: Mejor documental
2007: Sindicato de Directores (DGA): Nominado a Mejor director / Documental
"Un documental muy largo que se te hace corto, un repaso escalofriante a 50 años de terrorismo"
[Diario El País]
"Un verdadero documental cinematográfico (...) invita al espectador a formarse su propia opinión sobre las complejas convicciones de un tipo contradictorio y fascinante (...) Puntuación: ★★★★ (sobre 5)."
[Diario El Mundo]
7
EL CORAZÓN DE LAS TINIEBLAS
Tramo 1: en Argel, un joven abogado galo asume la difícil defensa de una terrorista argelina que puso una bomba en una cafetería llena de franceses, con resultado de varias muertes.
De madre vietnamita y rasgos achinados, Vergès se une a la causa anticolonial e internacionalista, al tiempo que exalta la Francia de Montaigne, Diderot y la Revolución de 1789.
Esta parte, que incluye valiosa documentación y la impresionante escena de los aullidos con que la Kashba respondía a las ejecuciones nocturnas de reos, muestra del personaje un lado hasta romántico. Tras librarla de la pena de muerte, se termina casando con la terrorista, quien en el futuro estado argelino se convertirá en leyenda patriótica viviente.

El tramo 2, determinante, ocurre fuera de campo, por así decir. El abogado lleva mal ser el esposo de quien brilla más que él. Abandona a mujer e hijos y desaparece durante ocho años. Presumiblemente los pasó viajando de incógnito a la Camboya de Pol Pot.

Acto 3: reaparece en París, manejando dinerales de las fuentes más diversas: dictadores subsaharianos, gobiernos revolucionarios, amistades de filiación nazi, organizaciones terroristas. Amuebla con lujo un gran piso en el barrio de Notre Dame y se le hace la boca agua al hablar de buenos quesos y mejores Burdeos, champagne y delikatessen bañadas en armagnac.
Fustigador de la justicia burguesa y tocapelotas mayor del sistema democrático, en el que evidentemente no cree, todo le vale para ello. Se adhiere a los supuestos ideales libertadores de grupos armados pero no encuentra problema en defender, a la vez que a la Baader Meinhof o al Chacal Carlos, a déspotas africanos, pistoleros jomeinistas o, sobre todo, a una de las bestias negras de Francia: el ‘Carnicero de Lyon’, torturador de mujeres y niños durante la ocupación alemana.
Empujado por su rencor hacia la metrópolis, no le importan las contradicciones. Inflado de suficiencia, se jacta de vencer con ardides a los abogados contrarios, burlándose entre risitas sardónicas y blandiendo el enorme habano como un cetro de jefe tribal.

= = = =

Al principio de su trayectoria como director, atípica donde las haya, Schroeder rodó otro documental con protagonista singular: Idi Amin Dada, el dictador de Uganda. Le dejó expresarse a sus anchas y por sí solo el personaje se autorretrató como lo que era, un grotesco tirano.
Algo parecido vuelve a hacer. Abriendo distancia, sin comentarios en off, deja al abogado explayarse. Le da cancha para que emerja desde el corazón de las tinieblas, al otro lado de la siniestra trama del terrorismo internacional que junta a sátrapas, asesinos, nazis, zombies, lunáticos, vividores y el propio Vergès, destacado: se exhibe cínicamente, entre huecas loas a la misión de la abogacía, imbuido de aquello que en los comienzos de su carrera decía combatir, y deja al desnudo abismos de la amoralidad absoluta, por él mismo encarnada, con vehemencia e identificación, como el coronel Kurtz de la novela de Conrad.
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41 de 43 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Vergés vs Vergés
Dos partes forman el film. Una primera lógica, bella, clarificadora donde se relatan los hechos que acabaron en la independencia de Argelia y se exponen los antecedentes de la vida de este personaje, desconocido para muchos (al menos para mí ), que toma su vida como rehén de una causa o de su propio deseo de trascender. Esta parte se sigue con sumo interés por la propuesta radical que supone ver la historia desde el otro punto de vista; este otro punto de vista es el que nos aleja del que se tiene desde el epicentro occidental.

La segunda es confusa, poco clarificadora y visualmente compacta. Se suman opiniones, entrevistas, conversaciones, pero tan abigarradas y creo tan desorganizadas que ayudan a confundir una historia confusa con la propia confusión del relato. Aparece como un documento histórico importante pero sin definir los contextos. La historia reciente, deslabazada, la prisa por recorrer personajes importantes que no definen, hace perder la dirección. Klaus Barbie, Carlos, Naccachet... fruto cada uno de un problema que concluye en un imposible punto en común: Vergés.

Cada personaje se enfrenta a sus actos de forma diferente: el héroe, la arrepentida, el aprovechado y todas las categorías que rellenan los vacíos entre unos y otros y sólo uno parece no modificar su postura, la columna inamovible que sustenta la lucha anticolonialista:Vergés.

Se trata de eso de colonialismo, es lo que justifica la guerra terrorista. Por eso Vergés parece un personaje sin una ideología clara defendiendo a distintos sujetos de distintas tendencias políticas cuando en realidad no está defendiendo, está atacando al estado colonial que, actuando con los mismos métodos que los denominados terroristas se permite la hipocresía de juzgarlos.
La función de Vergés es hacer patente esta contradicción.

Muy interesante por el contenido pero no tanto por la forma, la segunda parte acaba aplastando contra la butaca por esa sucesión, muy repetida, excesivamente repetida, de la imagen del personaje central. Aunque por otro lado, es la sonrisa, el gesto de suficiencia y los puros (¿es buscada la alusión a los puros?) lo que permanece en la memoria al rato de visualizar el film.
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21 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
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