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Film (C) (1965)

Film (C)
22 min.
7,0
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Sinopsis
"Film" es la única incursión de Samuel Beckett en el cine. Escrita en 1963, se rodó en Nueva York durante el verano de 1964; la dirigió Alan Schneider y la protagonizó Buster Keaton. Para el rodaje, Beckett realizó su único viaje a los Estados Unidos, en julio de 1964.

La película no tiene diálogos y sólo un sonido -un ligero "¡sssh!"-, y parte de la teoría de Berkeley "Esse est percipi", es decir, "ser es ser percibido": aún cuando se suprime toda percepción exterior -ya sea ésta animal, humana o divina- permanece la autopercepción. Sin embargo, pese a este principio filosófico, la película, como toda la obra de Beckett, contiene elementos de comedia. Buster Keaton desempeña el papel de un hombre que, huyendo por una calle prácticamente desierta, se introduce en un portal, sube por las escaleras del edificio y entra en una habitación -probablemente la suya-, donde cuidadosamente borra toda realidad exterior. Corre la cortina, tapa el espejo, echa al gato y al perro, cierra con llave la puerta, cubre la jaula del pájaro y la pecera y empieza a romper las fotos de su pasado. Sin embargo, el problema de la autopercepción sigue insoluble. (FILMAFFINITY)
Género
Drama Cine experimental Cine mudo Cortometraje
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
Film
Duración
22 min.
Guion
Fotografía
Compañías
Links
Premios
1965: Festival de Venecia: Premio de la Crítica
7
"Godotología"
"Absurdo, solo tú eres puro". César Vallejo.
--

Samuel Beckett fue un buen aficionado al cine mudo. Admirador de los teóricos rusos (Pudovkin, Vertov…) y de actores como Buster Keaton. Todo esto es información “cinéfila” que yuxtaponer a la inevitable y evidente metafísica de la huida de Keaton y el “ser percibido” (Sartre, Berkeley, el mundo como objetivización schopenhauariana de la voluntad). Con eso habría para opinar. Pero a mí me interesa otra cosa: el mediometraje como metáfora de la obra del escritor.

El autor irlandés –el secretario de Joyce que nunca lo fue– se pasó la vida huyendo en sus palabras de las palabras y rechazando la visión convencional de los personajes o la ficción. Como si la literatura y la dramaturgia insistieran en la mentira del existir, del ser feliz, el respirar o el desear (como Murphy, por ejemplo, rehusando impulsos sexuales hasta donde le llega la fuerza de voluntad). Huir del sentido y abrazar el absurdo desfigurando el espacio y tiempo narrativos. Esa fuga de Beckett se resume –y por ahí la vigencia de 'Film'– en que la racionalidad es la peor noticia que pudieron darnos. La racionalidad autoconsciente provoca la huida y a la vez no la permite; es una condena que convierte en erráticos y reiterativos a unos entes (Estragón, Murphy, Malone, nosotros mismos…) enfermos de temporalidad y fisiología.

Pero tampoco tenemos más defensa contra ello que la conciencia propia en contraposición al cuerpo inerte de materialidad cartesiana. Reclamamos la mente proyectando nuestra psique –como si fuera una energía que no se destruye– igual que el autor, en las letras y las artes, reclama la invención y el “novismo” como un ofrecimiento de algo mejor, distinto, que supere el hábito de usos comunes y quorum de consumo. Beckett indagó en el estercolero catatónico del género humano (locura, vejez, etc.) en una literatura de absurdos que soslayaba las respuestas. Porque sabía bien que las respuestas suelen ser una degustación de arte enlatado.

Y aun así, nada. Porque tras la fuga llega el acto ineludible del "uno-mismo-para-sí", que es donde desemboca este mediometraje y que a mí me invita a pensar en Beckett puesto en el “ante-sí” de su propia técnica literaria (las angulaciones de cámara explicitadas en el guion, en este caso). Las herramientas del escritor constriñen como el ojo propio, o el ajeno, ataca la inexistencia en 'Film'. Por más que uno destruya lo que queda siempre es construcción. La paradoja a la que tuvo que enfrentarse el literato es que aunque intentemos huir del sentido, el contenido o el eje deíctico, al final solo echamos cosas sólidas. La pluma es un espejo. También lo son la tramoya y el guion técnico. La fuga del autor tiene ese límite, no puede ir más allá. Incluso aunque previamente haya conseguido despistar a su público, le queda el papel, la tipografía, la gramática, la ortografía... El isosilabismo en el verso. El raccord de posición.
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22 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Sin escape y Thank you, Mister Keaton
Asumiendo que mis críticas, más bien comentarios, ajenos a cualquier concepto técnico-artístico, son inútiles para la mayoría de los mortales.
Dejando esos y otros aspectos para usuarios que sin duda los explicaron y explicarán mejor de lo que yo podría hacerlo.
Escribiendo por sensaciones, sensibilidades propias, experiencias, recuerdos, anhelos.
Podemos huir de los demás, escapar a su mirada, con el tiempo incluso a sus juicios sumarísimos. Cualquier tipo de percepción ajena puede ser combatida si eres persistente.
Pero en el fondo qué importa, si no puedes escapar de tí mismo. Las fotos rotas están en tú cabeza. Tu conciencia, tus recuerdos, todo.
Me ha provocado dolor ver a Keaton en su fallida gran evasión. Y, sin embargo, alivia reconocer en artistas contadores de historias pensamientos que uno tiene y a menudo no sabe expresar. O no tiene con quién hacerlo.
Yo no creo en Dios, aunque un hermano sin sangre común argumenta lo contrario. Por tanto, reformulo: creo que no creo en Dios, pero si creo en Keaton. En Buster Keaton. En la emoción que me provoca verle. En los recuerdos que me ha dejado para siempre. De mí no se puede esconder detrás de esa cortina.
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19 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
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