Wynonna Earp (Serie de TV) (2016)

No hay que engañarse, 'Wynonna Earp' no es una superproducción de HBO, es una serie canadiense que retrasmite Syfy para USA, basada en unos cómics de Beau Smith sobre la heredera de Wyatt Earp. De corte simpático, con cierto tono socarrón, la serie creada por Emily Andras va de menos a más, tampoco hasta llegar a un nivel excepcional, pero sí a un nivel que entretiene y mantiene vivo tu interés, teniendo claro que maneja una trama sencilla, que entrevemos desde el comienzo de la serie, pero que aún así no deja de sorprender con pequeños momentos (como el del final) que hacen que la serie mantenga al espectador con cierto interés hasta el siguiente episodio.

Los personajes son interesantes, no están desarrollados muy ampliamente, pero sí que tenemos una imagen completa de más o menos como son, aún tenemos cierto misterio entorno a algún principal y eso puede ser desarrollado en la 2ª temporada. [6/10]

Basada en un tebeo, como parece venir siendo habitual últimamente, Wynonna Earp cuenta la historia de una descendiente del célebre pistolero que, al volver a su pueblo natal después de años dando vueltas por el mundo en plan chica malota, rebelde y descarriada, se encuentra con que le ha caído la responsabilidad de acabar con los cadáveres reanimados de todos los enemigos que liquidó Wyatt, que tienen la mala costumbre de concentrarse alrededor del pueblo en el denominado Triángulo Fantasma.

SyFy sigue en la línea de sus producciones de la última época: partiendo de una base (guión) que podría dar de si, la serie se queda corta en prácticamente todos los aspectos: personajes planos y sobreactuados, escenarios muy limitados, efectos especiales muy justos, diálogos muy tontorrones, tratamiento casi cómico a situaciones que deberían ser dramáticas ... Estilo Lost Girl, por poner un ejemplo. Hay que entender que SyFy no es HBO ni Netflix y que los presupuestos son los que son, pero al menos los diálogos y los guiones de los episodios en general podrían cuidarlos más sin -creo yo- costes excesivos. Es una pena, porque se entrevén unas cuantas ideas buenas y algunas escenas salvables aquí y allá, pero entre unas cosas y otras acaba no mereciendo la pena.