Fleishman está en apuros (Miniserie de TV) (2022)

Veure aquesta sèrie ha estat una conversa molt llarga amb el televisor. A cada capítol li recriminava una cosa diferent: Que eren massa esnobs, que ell era massa bo, que era un catàleg de compra de la religió jueva, que... Tots els llocs comuns són trampes a la sèrie.

I per cada judici, una bufetada i una reflexió profunda. Qualsevol persona que tingui (o hagi tingut) parella i fills, i estigui entre els 35 i els 45 anys sentirà una alenada balsàmica veient aquesta sèrie. Està plena de reflexions complexes, d'aquelles que et fas furtivament i amb culpabilitat, com una palla al vàter; i això et fa sentir que no estàs sol.

És polièdrica i et trobes identificat en un trosset de cadascun dels protagonistes que et van portant per un camí fet d'engrunes fins al moment final, en el que ja no ets el mateix.

I el final... un final que acaba ballant sempre és un millor final.

Ver esta serie ha sido una conversación muy larga con el televisor. A cada capítulo le recriminaba una cosa distinta: Que si eran demasiado pijos, que si él era demasiado bueno, que si la serie era un catálogo del falso buenismo de los judíos de Nueva York... todos los lugares comunes son trampas en la serie.

Y por cada juicio, una bofetada y una reflexión profunda. Cualquier persona que tenga pareja, hijos y esté entre los 35 y los 45 años sentirá un aliento balsámico en esta serie. Está llena de reflexiones complejas, de esas que te haces furtivamente y con culpabilidad, como una paja en el váter, y esto te hace sentir que no estás solo.

Es poliédrica y te identificas con un pedacito de cada uno de los protagonistas que te van llevando por un camino hecho de migajas hasta el momento final, en el que ya no eres el mismo.

Y el final... Un final a ritmo de baile siempre es un mejor final.

Comencé a ver Fleishman está en apuros atraído por las absolutas alabanzas hacia la actuación de Claire Daines en el capítulo seis de la serie, sin saber mucho más de ella más que era una miniserie y el argumento que aparecía en Disney cuando empezaba a verla.

La serie es muy buena. Todo comienza cuando el doctor Fleishman, recién divorciado, se ve atrapado en verano con sus hijos, sin tener noticias de su exmujer. Comienza así una epopeya llena de cotidaneidad, en el que más de uno se va a ver reflejado.

Fleishman está en apuros no engancha. No he sentido la urgencia de ver el siguiente capítulo en ninguna ocasión (quizá solo por el famoso número seis), pero diría que no le hace falta. No hay ganchos, no hay giros argumentales que sorprendan al espectador, o al menos están contados sin buscar ese efecto. Lo que atrapa de esta serie, y lo que hace que vuelvas a ver el siguiente capítulo, es la realidad de la que habla.