La sirena de la jungla (1942)

Con un par de decorados, un predecible guion y una muy rudimentaria puesta en escena se consigue una aventura de visionado fácil. La excusa más inverosímil es válida para iniciar la trama, de forma que te encuentras a dos despistados americanos, militares topógrafos, que van a trabajar para el Ejército francés, con la misión de preparar el terreno para construir un aeropuerto en plena selva (la idea es de bombero torero si se piensa un poco). En el poblado vecino encontrarán a una jovenzuela criada en estado salvaje que les ayudará contra la malévola pareja nazi que allí anda establecida.
Los americanos consiguen caer simpáticos, cumple la normativa de que el capitán como jefe es el apuesto y el sargento, el gracioso. Los nativos son creíbles, están logrados, y el jefe de la tribu, pronazi, también, con unas ideas demasiado avanzadas de corrupción para elemento tan primitivo. Las cosas como son, es una película sin trascendencia alguna, pobre, en la que algunos detalles de humor (como el mono que escucha a la joven sus males de amor), suman curiosidad a la historia.