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La ciudad de los muchachos (1941)

La ciudad de los muchachos
106 min.
6,3
636
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Sinopsis
Secuela de "Forja de hombres". Una escuela para chicos problemáticos trata de sobrevivir a pesar de la falta de recursos económicos. A pesar de las dificultades, su director (Spencer Tracy) sigue admitiendo a chicos que tienen serios problemas de adaptación como consecuencia de haber tenido una infancia difícil. (FILMAFFINITY)
Género
Drama Secuela
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
Men of Boys Town
Duración
106 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
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9
¡TE QUIERO PADRE FLANAGAN!
Cuando yo era un chaval tenía espejos donde mirarme, tenía películas para aprender a ser un hombre hecho y derecho, para aprender sobre la amistad, la lealtad, el valor, la caridad... Ya no necesitaba que mis padres fueran perfectos, que fueran una excusa para mi comportamiento. Tenía el cine. Películas como "La ciudad de los muchachos" me golpeaban la conciencia más duramente que cualquier imagen sangrienta del penoso cine de hoy en día. Me golpeaba la conciencia y me oprimía el corazón saber que en un lugar llamado Nebraska el padre Flanagan vivía de acuerdo a unos principios muy sencillos y coherentes y yo no.
El padre Flanagan (maravillosamente interpretado, por segunda vez, por Spencer Tracy) sigue pensando que no hay muchacho malo y nadie le convence de lo contrario. Los problemas económicos le acucian pero él sigue incapaz de negarle alojamiento a los chiquillos descarriados que llegan a su puerta. Frente a él, lo de siempre: usureros, pesimistas, violentos, cobardes y... el señor Maitland, el que faltaba. Adinerado, impecablemente vestido, es un 'práctico', un pragmático, un listo. Quiere a Whitey, sí, pero sólo si se hace como él. Cuando se da cuenta de las firmes convicciones del muchacho, lo abandona. El padre Flanagan no. Tiene fe en lo que hace. Y lucha hasta la extenuación. Nos regala una frase para los que lloriqueamos pidiendo ayuda divina cuando nos conviene: "los milagros sólo se le hacen a quienes los merecen".
Norman Taurog dirige la cinta con maestría. Le da ritmo, el tempo perfecto y usa primorosamente los primeros planos. Se apoya en una música sensiblera en exceso pero el resultado para el espectador es de una emoción permanente e "in crescendo". Difícil no derramar lágrimas. La secuencia de la marcha de Whitey con el matrimonio Maitland es absolutamente magistral y conmovedora. La charla del matrimonio con el chico mientras el padre Flanagan permanece de pie apoyado en un mueble y el posterior cara a cara entre el sacerdote y el muchacho nos dejan más blandos que una docena de merengues.
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14 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Un compromiso que nace del alma
El gran éxito alcanzado por, “Boys Town”, que hasta le mereciera a Spencer Tracy su segundo premio Oscar, motivó pronto a la MGM a pensar en una continuación que volviera a ocuparse de la estimable labor que venía realizando el sacerdote, Edward J. Flanagan, en favor de los niños de la calle. De La Ciudad de los Muchachos se hablaba ya en muchas partes del mundo y Flanagan seguía pensando en ampliar más y más sus instalaciones, pues, se sentía incapaz de decir no a cualquier niño que llamara a su puerta.

El nuevo guion de, James Kevin McGuinness, indica que han pasado tres años desde aquella primera historia… y ahora con Whitey Marsh (Mickey Rooney) como alcalde de la institución y convencido como el sacerdote de que “no existe un niño auténticamente malo”, las cosas siguen su curso entre venturas y desventuras que hacen de cada día un reclamo de compromiso con toda el alma. El cura Flanagan, las está viendo duras para cancelarle al banco 200 mil dólares que sigue debiendo tras construir nuevos bloques habitacionales, y un difícil caso entra en su historial: un niño llamado, Ted Martley, quien se encuentra en proceso judicial por el asesinato de un guardia en el orfanato Marysport. De ñapa, una generosa pareja, los Maitland, están interesados en adoptar a su entrañable Whitey… y otro pequeño avivato, Flip, pondrá a todo el mundo en apuros con su afán de sentirse una suerte de John Dillinger.

El filme tiene drama dosificado con comedia; se empatiza muy fácil con las travesuras de los muchachos y, ese gran actor llamado, Spencer Tracy, resulta de nuevo bastante convincente como el comprometido sacerdote que le devuelve la salud a una institución religiosa que, con escasas excepciones, ya solo mira hacia dentro.

Con el mismo equipo actoral que protagonizara, “Boys Town” –sólo, Henry Hull, es reemplazado por, Lee J. Cobb, en el valioso rol de Dave Morris-, el director Norman Taurog, vuelve a tener a su cargo éste simpático y edificante filme que, al tiempo que rinde honores a la ejemplar labor de un hombre que representa como pocos su labor en este mundo. También se cuestiona sin reticencia alguna, el pobre, pobrísimo papel, que cumplían los orfanatos donde se abusaba, se maltrataba y hasta se asesinaba, con frecuente impunidad, a los niños olvidados.

Eddie Flanagan, nos deja para terminar un importante mensaje:
“Lo que hace que los hombres sean valientes, no es no tener miedo de algo, sino su capacidad de hacer lo que tengan que hacer, superando cualquier miedo”.

Título para Latinoamérica: CON TODA EL ALMA
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4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
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