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El gran baño (2018)

El gran baño
110 min.
5,8
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Sinopsis
En plena crisis de los cuarenta, un peculiar grupo de hombres decide formar el primer equipo nacional de natación sincronizada masculino. Desafiando estereotipos e ignorando la incomprensión de los que les rodean, se sumergen en una insólita aventura que les llevará a hacer frente a las dificultades y a sacar lo mejor de si mismos gracias a la ilusión y el trabajo en equipo.
Género
Comedia Drama Natación Comedia dramática Remake
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Francia Francia
Título original:
Le grand bain
Duración
110 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Links
Premios
2018: Festival de Cannes: Sección oficial largometrajes (fuera de concurso)
2018: Premios César: Mejor actor secundario (Philippe Katerine). 10 nom.
9
Sean bienvenidos a la piscina
Nadando por un sueño posee rasgos estilísticos de lo que desde hace algún tiempo se ha dado en llamar como "cine proletario europeo". Será por eso que se la asocia constantemente con la inglesa The Full Monty (1997) que también se la encasilla en ese subgénero. Pues bien, en mi opinión, también estas películas me recuerdan a otro film francés hoy un poco olvidado que se llamaba Disco (2007) de director Fabien Onteniente.

Creo que los tres largometrajes tienen ese tono común de entretenimiento y humor de gusto popular no exento de drama y de comentario social. Tanto Le gran Bain (nombre original del film), Full monty como Disco tienen como protagonistas a un grupo de personajes de clase media o proletaria ya entrados en los 40 años que se lanzan a practicar distintas actividades en la búsqueda de objetivos de recompensa o superación personal. Las ideas de concurso, exhibición o competencia serán motivos ficcionales claves para elevarlos y poder llegar a alcanzar sus sueños o un mejor pasar.

En Full monty se trataba de unos obreros un tanto entrado en años que intentaban brindar un espectáculo con gracia de streaptease masculino para lucirse y conseguir dinero; en Disco hay un grupo de amigos que regresan varios años mas tarde a las pistas de baile en un concurso de Disco Music y danzar a lo Travolta con el objetivo de ganarse un viaje a Australia; finalmente, en Nadando por un sueño, la idea que los motiva es la de formar el primer equipo de natación sincronizado masculino para representar a Francia en eventos nacionales e internacionales.

Y claro, en un deporte típicamente femenino de corta o mediana edad, todo parece resultar grotesco de antemano para unos cuarentones con físicos poco agraciados. Sin embargo, a medida que nuestros protagonistas van superando o haciendo caso omiso a las burlas o estereotipos, la película nos va metiendo de a poco en el mundo del nado sincronizado por medio de un guión que va ofreciendo distintas viñetas de una actividad no muy conocida.

El googleo por internet durante una escena reveladora en donde uno de los personajes investiga y descubre la existencia real de varios equipos europeos que presentan planteles competitivos masculinos adultos, o bien la captación de la convivencia dentro de un natatorio municipal frente a un grupo de musculosos waterpolistas que en más de una ocasión humillan al resto dan una idea de una cámara atenta, de un registro que por momentos linda con lo documental.

No sería justo comentar esta película sin mencionar la descomunal actuación de Leila Bekhti una joven actriz que hace de lisiada y que en su silla de ruedas cumple el rol de entrenadora de los muchachos. Una exigente y simpatiquísima coach que lejos de despertar pena parece como una especie de serpiente a punto de atacar cuando se la provoca o el grupo abandona los entrenamientos. Un personaje si se quiere como salida de films como Reto al destino (1982) o el Robert De Niro de Hombres de Honor (2000) y sobre todo muy motivadora.

Disfruté mucho este film que, si bien fue exitoso en Europa, en la Argentina paso muy rápidamente por muy pocas salas. Si bien es cierto que su argumento se centra en historias de gente común y en sus lazos familiares, también incursiona en ese lado B del deporte. En la actividad y el entrenamiento competitiva en edades adultas y a nivel amateur. Temática que si el cine se lo propone seguramente tiene bastante para contar. En le Grand Bain eso se puede ver. Bienvenido sea.
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13 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
En dos palabras: Buena y disfrutable
"El Gran Baño" ha sido el gran éxito de la taquilla francesa a finales del 2018. La verdad es que es un film que se deja ver con una sonrisa, aunque tampoco es que sea una comedia al cien por cien, ya que contiene momentos, situaciones algo dramáticas. Nos encontramos delante de la ópera prima, del primer largometraje, del también actor Gilles Lellouche (Cosas de la edad, C'est la vie!), que también hace las veces del autor del libreto. Vamos, que es el guionista. El reparto lo encabeza Matthieu Amalric (Los fantasmas de Ismael, Bella durmiente) y junto a él podemos a ver, entre otros, a Guillaume Canet (Pequeñas mentiras sin importancia, Perdido), Benoît Poelvoorde (El nuevo nuevo testamento, y que también está genial en la película dirigida por Dany Boon titulada Nada que declarar), Virginie Efira (Elle, Un hombre de altura) y Leïla Bekhti (Todo lo que brilla, El Rehén).
Haz lo que debas para sentirte mejor y pasa de lo demás, de los que digan que harás el ridículo y no lo conseguirás. Tal vez lograrás alguna sorpresa por el camino. Hay muchos que comparan este film de Lellouche con Full Monty, la llaman la Full Monty francesa, más que nada por lo de tener en el reparto a unos hombresque ya han superado los cuarenta, algunos han perdido la perspectiva de su futuro, otros se les ve algo deprimidos, y que, sin quererlo ni beberlo, se meten en algo que no está hecho para ellos. En aquella película dirigida por Peter Cattaneo era haciendo striptease y aquí nos encontramos con un grupo de tipejos, poco atléticos, metidos en la natación sincronizada. Bien es cierto que hay escenas rozando la vergüenza ajena, que no el ridículo (los actores se puede decir que se lo trabajan muy bien en todas las escenas), pero en líneas generales, la película es buena y disfrutable. Además, junto a la partitura compuesta por Jon Brion, han metido en la banda sonora algunas canciones muy buenas, en mi opinión, como son: Everybody wants to rule the world de Tears for Fears y Easy Lover de Phil Collins y Philip Bailey. Mi nota final es de 7/10.
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8 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
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