Un chico como todos (1985)

"Viste como Elvis Costello y se parece a Karate Kid", indica el personaje al que da vida Sherilyn Fenn (el rostro más reconocible del reparto), lo cual no está exento de cierta gracia, ya que el aspecto andrógino de Terry vestida de chico no engañaría a nadie. Bueno, en realidad engaña a todos en la película (ja), incluido su nuevo mejor amigo, Rick (Clayton Rohner), de quien se enamora y con quien termina saliendo una vez todo queda aclarado, no sin antes protagonizar los pertinentes malentendidos.

Terry (de Theresa) es la típica novia maciza del macho alfa del instituto en una película americana ochentera.

En aquella época había muchísimas comedias machistorras adolescentes donde el prota era un varón y el objetivo era "perder la virginidad", o sea, forniciarse a una fémina, a ser posible con su consentimiento, en la medida de lo posible. Fue una refrescante novedad poder ver el mundo masculino de siempre pero desde el contexto de la chica florero.

Su vida es ideal en todos los aspectos excepto en que Theresa quiere escribir en el periódico del instituto pero no le publican ningún artículo debido a que, según ella misma, está muy buena y viste minifaldas muy ceñidas (como debe ser porque para eso es libre de vestir lo que se le antoje), así que no la valoran debidamente.

Entonces decide hacer lo que haria cualquiera de nosotras en su lugar: ¿iniciar una campaña para luchar contra la "cosificación" de la mujer y los prejuicios estéticos? No, se corta el pelo y, aprovechando que "Terry" también puede ser nombre masculino, se matricula en otro instituto fingiendo ser un chico.

A partir de ahi comienzan una serie de vicisitudes acerca de lo complejo que es ser un muchacho adolescente en los ochenta. Porque la película NO se centra en la situación de la mujer sino de los varones; eso sí, desde un punto de vista tan "femenino" como fuera posible en una comedia...de Hollywood...así que, desde una perspectiva de valoración dentro del ámbito cinematográfico podemos afirmar que la película adolece de falta de profundidad, si bien su ritmo es correcto y su estructura narrativa en lo cómico es sólida y eficaz. De hecho, el tema de la inversión de roles deviene tan actual que aplicarle a la historia un tratamiento moderno no solamente podría resaltar su calidad inherente sino que podría alcanzar un éxito financiero merecido por lo atrevido e innovador para su contexto histórico paradigmático.

La cinta termina siendo algo parecido a un estudio de los clichés de género en el cine de la época, destacando la escena en que el hermano de la protagonista (el típico salido asalvajado) le enseña a rascarse la huevada para poder fingir ser un tío adecuadamente.

Al final Terry logra escribir un articulo relevante sobre su alocada experiencia como un chico, consigue que se lo publiquen en el periodico del instituto, deja al novio alfa por un empollón algo más beta pero con inquietudes artísticas, descubre que el aspecto externo, como diría el popular duo cómico Ortega y Gasset, condiciona pero no determina, y todos aprendemos una valiosa lección:
"No te enseñes a ligar viendo películas americanas de los ochenta o tu madre acabará haciendo huelga de hambre".

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