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Comando Queer (Serie de TV) (2021)

Comando Queer (Serie de TV)
30 min.
5,0
270
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Premios
2021: Critics Choice Awards: Nominada a mejor serie de TV animada
3
¡Adiós, perra! (Si, esa es la frase que más se repite en el primer capítulo)
Antes que nada quiero recomendarles un par de series web que pueden encontrar en Youtube, estas son Hazbin Hotel y Helluva Boss, ambas son de humor negro, a menudo pasado para la punta, y son muy divertidas. Ambientadas en el infierno, los protagonistas son demonios o pecadores condenados, y en general son personajes completos, con defectos, con características propias, y la gran mayoría son gay, bi, lesbianas o pansexuales, pero eso es incidental, o sea que no ser heterosexuales es solo una parte de su personalidad, no toda ella.

Y luego tenemos Q-Force.

Si bien tiene sentido de que los personajes protagónicos sean todos gays –solo gays, ni siquiera un bi por ahí- ya que son todos agentes discriminados por su orientación sexual, el principal problema es que todo gira en torno a que son gays, no son 100% estereotipados –el mas estereotipado es el drag queen maestro del disfraz- pero todo es “¡Miren lo gays que somos!” a cada rato, incluso si no aporta a la trama, incluso los villanos son gays. Un montón de referencias a la cultura gay, a los estereotipos gays, a los problemas de los ays, etc, etc. Esto te puede molestar o no, pero es que aparte de eso falla en otras cosas, y una sumamente importante es el humor, no es graciosa, no divierte, en el primer capítulo el mejor chiste es cuando aparece la abuela muerta del protagonista –yo al menos me reí con ese- pero luego el “chiste” más recurrente es una pareja de ancianos desnudistas, y si, aparecen desnudos varias veces quejándose de que no pueden encontrar toallas limpias.

Personajes que solo giran en torno a ser gays, humor casi siempre fallido, una animación que, si, es decente y tiene algunos momentos muy buenos, en especial en escenas de acción, Q-Force tiene buenas intenciones pero está lejos de “normalizar” a los personajes lgbt, al restregar constantemente que son lgbt.
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14 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
4
Una propuesta LGBTQ que se conforma con poco y acaba siendo una más
A pesar de ser una serie LGBTQ, Comando Queer (Q-Force) ha aterrizado en Netflix sin hacer apenas ruido (que sorpresa…) y con la promesa de ser una propuesta que haga justicia al colectivo y los represente. Todos sabemos que hacen falta más producciones de esta índole, con unos estudios y compañías cada vez más propensos a dar el paso. El problema es cuando basas toda tu premisa en la orientación sexual de tus personajes y te echas la siesta, conformándote con poco y creyendo que tu serie la va a ver todo el colectivo por estar diseñada para ellos, olvidándote de algo tan básico como la calidad de tu producción. Pues eso es precisamente lo que ha sucedido con Comando Queer, que sin ser un despropósito, tampoco tiene ningún elemento que justifique su visionado, por mucho que las intenciones sean las mejores del mundo.

La animación es simplona, con unas escenas de combate y persecuciones que no están mal, pero que tampoco logran que la serie destaque en este apartado. Se notan las limitaciones presupuestarias, siendo otra prueba de que los de arriba no estaban demasiado interesados en su propia propuesta, confiando en que hablarán de ella por ser una producción LGBTQ, que es lo que sucede con infinidad de productos con mensaje que se creen superiores por sus pretensiones (crítica social), pero que luego están más vacíos que el alma de un político. Y no, no voy a dar nombres…

La serie tiene una necesidad imperiosa de recordarnos que es pro LGBTQ a cada minuto. Sí, nos hemos enterado, pero fuera de eso, ¿qué más tiene que ofrecer? En realidad nada, siendo otra propuesta de espías que ya hemos visto todos. Es como si los responsables esperasen que por la temática de la serie ya tuviesen la apuesta ganada. Y es que muchos todavía no se han enterado que las producciones de este tipo tienen una doble responsabilidad, siendo por un lado el mensaje que dan, y por otro, y no menos importante, ser productos de calidad que no den motivos a los detractores para criticar el resultado final. Aquí nos encontramos con buenas intenciones, pero no es suficiente, siendo una serie que no está a la altura ni como propuesta de animación ni como producción LGBTQ, siendo un quiero y no puedo que se queda a medias de todo.

Tampoco digo que sea un desastre, pero es obvio que los objetivos no se han alcanzado, haciéndole un flaco favor al colectivo si inundas tu serie de constantes referencias y clichés que rozan la parodia. No negaré que hay algunos gags divertidos, pero no creo que sea buena idea aclarar, a cada minuto, la sexualidad de los personajes. ¿Es realmente eso lo único que los identifica? ¿Qué son gays? Pues a lo mejor me he perdido algo, pero creo que la producción promueve lo contrario de lo que se supone que quiere transmitir, que no es otra cosa que no definir a una persona por su sexualidad. Creo que hay productos LGBTQ mucho más inspirados e interesantes, los cuales destacan por sí mismos sin tener que recurrir de forma constante a la sexualidad de sus protagonistas. Diferencias.

Por cierto, y para redondearlo todo, en el doblaje español hay un incesante y doloroso lenguaje inclusivo (aunque no sé si es correcto llamarlo así), como el “nosotres”. Creo que algunos individuos, perdón, “individues” (no daré nombres, pero todos sabemos quiénes son) han hecho mucho daño a la cultura y al sentido común, siendo un atentado para los oídos, ya que cada vez que el personaje principal dice esas estupideces, le hace parecer idiota, cuando se supone que es un tipo inteligente y sagaz. Como he indicado, esto no sucede en la versión original, siendo una metedura de pata por parte de Netflix España. Si querían más motivos para recibir críticas, han cumplido la misión, pero aquello de “que hablen mal de ti pero que hablen” creo que pasó a mejor vida con el auge de las redes sociales. Ellos verán, pero que le resta calidad y sentido a la serie es más que seguro.

En conclusión, estamos ante una serie animada que no da con la tecla adecuada, siendo conformista y perezosa al depender de su temática gay como único recurso y valor destacable. Sí, hacen falta más producciones LGBTQ, pero por favor, que estén más cuidadas, porque siempre habrá el doble de ojos mirando (obviamente esperando el descalabro) y no se puede caer en el error de ofrecer propuestas que no estén a la altura. Al final se hace más daño, aunque las intenciones sean otras. No es un desastre, pero sí lo suficientemente insustancial y olvidable como para no recomendarla. Una pena, porque habría estado genial que hubiese sido una de las sorpresas del año. El colectivo lo merecía. El resto de espectadores también. Otra vez será.

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13 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
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