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Sed de escándalo (1931)

Sed de escándalo
89 min.
7,1
213
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Tráiler (INGLÉS)
Sinopsis
El editor de un importante periódico quiere aumentar sus ventas y para ello decide sacar a la luz un caso de asesinato de hace 20 años. La autora fue Nancy Voorhees, que disparó contra su amante. Pero ahora, años después, ella es una feliz madre de familia que no quiere remover su pasado. (FILMAFFINITY)
Género
Drama Crimen Periodismo
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
Five Star Final
Duración
89 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Links
Premios
1931: Nominada al Oscar: Mejor película
8
“Es imposible escapar de la prensa”
En la copiosa producción de los años 30 de Mervyn Leroy –veintisiete títulos entre 1931 y 1936- abunda el cine de denuncia social –recordemos dos de sus obras maestras: “I Am a Fugitive From a Chain Gang” (1932) y “They Won't Forget” (1937)- donde critica con acidez casi nihilista el mundo de la justicia, el sistema carcelario o como es el caso, la cara más negra y despreciable del periodismo, cuestión esta inherente a tal oficio y por tanto de permanente actualidad. Un diario que pierde ventas y se decide por el camino del sensacionalismo y la sensiblería reabriendo un caso de homicidio justificado veinte años atrás, pese a la débil opinión en contra de su editor jefe que trata de ahogar sus escrúpulos literalmente lavándose las manos –una metáfora un poco tosca- o sencillamente embriagándose. Esta decisión provocará indeseadas consecuencias.
Pese a no llegar a la excelsitud de las obras anteriormente citadas comparte con ellas una impresionante denuncia, nada complaciente, construida mediante un dramatismo seco, directo al mentón, que no deja indiferente y con una serie de escenas (ver spoiler) resueltas con enorme brillantez cinematográfica. El trabajo de actores es verdaderamente bueno con un E.G.Robinson como enérgico editor, un ruín y cínico Boris Karloff, una brillante Marian Marsh como hija que protagoniza una escena final de alto nivel, la digna Aline MacMahon, secretaria del editor ("Eres como una conciencia con patas") y, sobre todo, un prodigioso H. B. Warner como su padre. Un clásico.
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6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
La prensa se lava las manos
De las primeras películas, junto con ‘Un gran reportaje’ (Lewis Milestone, 1931), que tratara la temática relacionada con el mundo del periodismo, ‘Sed de escándalo‘ supuso la segunda colaboración consecutiva, tras ‘Hampa dorada’ (1931), del tándem formado por Mervyn LeRoy y Edward G. Robinson, director y actor protagonista, respectivamente.

Hinchecliffe (Oscar Apfel), editor del periódico neoyorquino Evening Gazette, se encuentra preocupado por los escasos resultados que obtiene el tabloide al seguir una política éticamente correcta. Para revertir la situación decide recurrir a una serie de prácticas mezquinas, entre las que destaca el cambio editorial hacia una línea puramente sensacionalista. Es aquí donde entra en acción Randall (Edward G. Robinson), que se encargará de dirigir la publicación del caso Voorhees, una trama de asesinato cerrada hace 20 años. Entonces Nancy Voorhees (Frances Starr) disparó contra su amante pero ahora, años después, ella es una feliz madre de familia que no quiere remover su pasado.

Estupendo melodrama con tintes de cine negro perteneciente a la prolífica filmografía que Mervyn LeRoy realizó durante los años 30, llegando a filmar más de una veintena de títulos en dicha década y destacando la problemática social como principal temática en obras como ‘Soy un fugitivo’ (1932) o ‘Ellos no olvidarán’ (1937), en los que denunciaba los sistemas carcelario y judicial respectivamente, sumándose así la cinta que nos ocupa como crítica del ámbito periodístico.

Nos encontramos ante un film que evidencia características propias de los primeros años del cine sonoro, destacando las estupendas actuaciones de gran parte del reparto (un astuto Boris Karloff, el comprensivo H.B. Warner o una atormentada Marian Marsh, por ejemplo) y mostrando una gran vitalidad en su técnica narrativa.

Así mismo, la película hace gala de una serie de escenas brillantes tanto a nivel técnico como narrativo, véase una de las primeras pantallas divididas del cine que nos narra el desesperado contacto telefónico entre Nancy Voorhees y la redacción de la Gazetta, o la entrevista trampa que Isopod (Karloff) hace a la familia, entre otras.

En suma, una buena película en contra del sensacionalismo periodístico perfectamente trasladable a la actualidad que cuenta con muchos puntos apreciables e interesantes, y que cierra con una reflexión final al mostrarnos la última edición del periódico tirada entre el barro que es recogido al empezar un nuevo día; el amarillismo venció llevándose por delante a una familia decente, mientras los dirigentes de los tabloides, representados en G. Robinson, se lavan las manos.

Blog -> lacintablanca.com
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6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
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