Tampico (1944)

Por el amor de una mujer se cometen bastantes desatinos, el menor de los cuales no es contravenir las rígidas normas que han de observarse en tiempos de guerra. Esto es lo que le ocurre a G.Robinson, un sensato capitán que se verá metido en ciertos líos por aplicar eso de "consejos vendo, para mí no tengo".

La película nos cuenta la historia de un barco de la marina mercante en plena II Guerra Mundial. Capitaneada por Edward G.Robinson, durante unas maniobras en alta mar rescatarán a varios supervivientes de un barco aliado torpedeado por los alemanes. Entre ellos se encuentra una mujer (Lynn Bari), de la que Robinson se enamorará y con la que contraerá un precipitado matrimonio que no aprobará su mejor amigo y segundo de a bordo Víctor McLaglen.
Durante la guerra, uno de los principios básicos que todos los marineros deben observar y que G.Robinson se encarga de recordar a sus subordinados, la víspera del permiso, es mantener la boca cerrada acerca de las misiones, fechas de zarpado y demás, reglas de oro indispensables para que no haya peligro de infiltración de información valiosa para el enemigo.
Es una película de propaganda, como todas las de esas fechas y aunque la trama se va revelando forzada y algo artificial a medida que se va desarrollando, el magnífico papel que nos ofrece G.Robinson, junto con Bari y McLaglen, hace que la cinta discurra con interés sembrando de sospechas la trama, donde la traición, un poco de misterio, delación y ciertos giros sorpresivos de guion, nos invitarán a estar despiertos y a disfrutarlos a pesar de esos clichés y pequeñas trampas que le restan autenticidad.
No hay mucha acción pero, la poca que hay, resulta impresionante (no tengo ni idea si habrá sido tomada de archivo) y el conjunto resulta entretenido para una cinta de estas características hechas con ánimo de reforzar al personal. Y, siempre, siempre, hay cierta garantía en ver al del puro en acción.