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Las colinas tienen ojos (1977)

Las colinas tienen ojos
89 min.
5,5
4.341
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Trailer (ESPAÑOL)
Sinopsis
Camino de California, una típica família de clase media norteamericana sufre una avería en medio del desierto. A partir de ese momento, el viaje se tornará un calvario para ellos, intentando sobrevivir a una siniestra familia de caníbales... (FILMAFFINITY)
Género
Terror Supervivencia Crimen Serie B Película de culto
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
The Hills Have Eyes
Duración
89 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Grupos
Las colinas tienen ojos
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Premios
1977: Festival de Sitges: Sección competitiva
7
La tesis doctoral de Wes Craven
A medio camino entre “La última casa a la izquierda” (1972) y “Pesadilla en Elm Street” (1984) Wes Craven rodó, en 1977, “Las colinas tienen ojos”. Posiblemente, la peli que le situó con todo merecimiento en ese terrorífico podium cinematográfico que durante la década de los setenta y los ochenta alternó con realizadores de la talla de John Carpenter, Tobe Hooper o Sam Raimi. Cineastas que supieron hacer de la necesidad virtud y que lograron, además, que sus films de bajo presupuesto no escamotearan, en ningún momento, las expectativas de un público ávido de un tipo de cine muy especial. Llamadle cine de serie B, de género, de culto, friki o lo que queráis. Lo que tengo claro, clarísimo, es que “Las colinas tienen ojos” ocupa -o debería ocupar- un privilegiado lugar en ese Olimpo del cine de terror cutre setentero y ochentero en el que se encuentran obras tan míticas como “La matanza de Texas”, “Posesión infernal”, o “Asalto a la comisaría del distrito 13”. Por citar sólo tres.

¿Qué es chapucera? Sí, claro. Chapucera y cutre. Muy cutre. Posiblemente fruto de las prisas, la improvisación, la falta de medios y la más que probable intención de que así lo parezca. ¿Qué ha envejecido mal? Pues no sé, pero huele a setentera que te cagas… Tanto o más que los pantalones de campana, las melenitas a lo príncipe valiente, las lámparas psicodélicas o las canciones de los Bee Gees ¿Es eso algo malo? Quizás sí, pero -qué queréis que os diga- a mí ese tufillo setentero demodé me encanta. ¿Qué los caníbales no resultan convincentes? Interpretaciones al margen, a mí sí me lo parecen. Sobre todo el calvo con pinta de Nosferatu. Un actor (Michael Berryman) que siempre aparece así de feo en todas las pelis en las que interviene. Incluso en “Alguien voló en el nido del cuco”. ¿No será porque es así de horrendo en realidad?

Coñas aparte, lo que verdaderamente cuenta para mi es que “Las colinas tienen ojos” es una peli tan modesta como tremendamente eficaz. Y es precisamente eso, eficaz, porque dispensa por vía intravenosa lo que su público espera de ella: tensión, terror, sobresaltos, angustia y repulsión a raudales. Sin concesiones. Y, ojo, porque ahí no acaba todo. Craven se permite el lujo, por si fuera poco, de pensar en el sector más gafapastero de su público trazando una serie de paralelismos entre tan antagónicas familias en los que el sexo y la religión -por ejemplo- adoptan roles considerablemente importantes. Tanto a nivel crítico como metafórico.

No quisiera finiquitar esta crítica, sin embargo, olvidándome de uno de los elementos más alucinantes -a mi juicio- de esta peli: su final. ¡Menudo final! ¡Zaca, zaca, zaca!. Filtro rojo. Fin.

Brutal.
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44 de 51 usuarios han encontrado esta crítica útil
4
Las colinas tienen trogloditas
Aunque algunos lo consideren un "clásico" dentro del genero de terror, "Las colinas tienen ojos" tiene demasiadas deficiencias para considerarlo como tal.
Cierto es que Wes Craven con "La última casa a la izquierda" dotó de cierto aire de documental y ultrarrealista a través de hechos cotidianos, que influiría en la creación de "La matanza de Texas", todo un referente que abría nuevas vías para crear miedo y "clásico" del genero.

"Las colinas tienen ojos" es la suma de ambas pero sin los mismos resultados. Desde su argumento donde una típica familia queda incomunicada en el desierto y se convierte en objetivo gastronómico de otra familia autóctona, Wes Craven dota de un aire cuasi documental a la cinta con su estética preochentera. Pero con un fallo de mucho peso, el vestuario de los caníbales es de chiste. Un rollo en plan cavernícola tejano que produce la risa por el esperpento.

Aunque tiene el humor negro y mala hostia habitual de Craven plasmado en algunos de sus diálogos, algunas secuencias de acción son bastantes cutres y ridículas. Lo de la trampa con la cuerda no tiene nombre. También los malos infunden poco respeto por el ya mencionado vestuario, aunque tiene una atmósfera desasosegante e inhóspita en ciertos tramos.

Película que se puede ver con facilidad aunque ha perdido demasiado fuelle con el paso del tiempo. Wes Craven se encargó de dirigir una secuela bastante prescindible y mediocre, donde la familia americana es sustituida por el típico grupo de niñatos con acné y con protagonista ciega incluida.
También ha producido el remake del 2006 dirigido por Alexandre Aja.
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54 de 72 usuarios han encontrado esta crítica útil
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