Lloyds de Londres (1936)

La primera parte me ha parecido entretenida, muy al estilo de las películas de aventuras clásicas: dos amigos que se ven separados porque la vida los lleva por distintos caminos: uno irá a la armada británica (el futuro almirante Nelson), y otro acabará trabajando en Lloyds (en aquel momento, una taberna donde se hacen negocios asegurando barcos y apostando). Las circunstancias hacen que la labor del segundo sea imprescindible para el triunfo del primero, con su apoyo económico y personal hasta las últimas consecuencias. Precisamente esta segunda parte es la que más flojea y la que me ha acabado aburriendo completamente, porque los personajes y sus aventuras pasan totalmente a un segundo plano y toda la trama se centra en una exaltación "patriótica" de la labor de los que trabajan en Lloyds, tratando de lavar una cierta imagen de usureros y apostadores que se le queda al espectador cuando ve sus manejos. Parte de la película se gasta en mostrar el funcionamiento de Lloyds y será que yo soy muy torpe (porque no me he enterado de nada), o no se hace muy bien, el caso es que el tema es bastante aburrido para una película que empieza siendo de aventuras.
A destacar la gran actuación de George Sanders en su papel de malvado (¡como no!), y la de un jovencísimo Tyrone Power.

Bonita película de aventuras al más puro estilo clásico, que nos cuenta las peripecias de dos muchachos, llamados a ser partícipes importantes de los acontecimientos de la Historia, desde su inicial amistad de la infancia, hasta sus brillantes futuros en el devenir de Inglaterra.
Primero decir que ésto es una ficción. Los dos muchachos son el futuro almirante Nelson y Tyrone Power encarna a uno de los gigantes financieros de la aseguradora Lloyd de Londres.
La acción se sitúa desde mediados del siglo XVIII, hasta principios del XIX.
Con una ambientación deliciosa, la película arranca con la amistad de dos niños. Uno de familia burguesa que pronto irá a la mar y se convertirá en el almirante Nelson, héroe nacional de Inglaterra y el otro ( Freddie Bartholomew), de humilde origen, recabará en Londres donde se colocará de aprendiz en una pequeña cafetería donde se reúnen algunos inversores que aseguran la carga de las mercancías de los buques mercantes. La taberna se llamaba Lloyd y fue el inicio de un gran emporio.
Nuestro protagonista crecerá allí y se convertirá en uno de los principales financieros cuando idee un ingenioso sistema de " telégrafo" visual, capaz de comunicar las noticias a gran velocidad.
Pero cuando estalle la guerra con Francia, nuestros dos hombres se verán puestos a prueba. Uno en el mar, tratando de defender su país con la flota de sus buques de guerra y el otro, con su dinero, tratando de seguir manteniendo los seguros para que los buques mercantes puedan seguir faenando a pesar de las pérdidas que ocasionaban los franceses y así, continuar proveyendo a Inglaterra de suministros.
La película tiene muchas cualidades. Me resulta muy interesante cómo nos ilustran acerca del nacimiento del gigante financiero, aunque no puede evitar deslizarse en convenciones, con su trama romántica, su malo ( George Sanders) y su exaltación patriótica que le restan calidad.
Pero ello no impide que estemos ante una cinta que se ve con mucho agrado y que cuente cosas interesantes.
Podía haber sido más, cierto. Pero lo que es, es suficiente. Sí la recomiendo.