La máscara y la piel (1972)

Película difícil de comprender, pero que cuenta con un gran plantel encabezada por la genialísima Glenda Jackson, quien hace un buen repaso a Oliver Reed de nuevo. Cuenta la historia de H. Bates, de idéntico título creo. Un joven se viste de mujer para quedarse con una viuda en la guerra, en una historia poco convencional pero que ocupa el primer acto de la historia.
Lejos queda la presencia del Oliver Reed, como un sargento que vendrá a caer en la tentación de intentar granjearse la amistad de estas dos hermanas para satisfacer su vida romántica, logrando un suspenso con Glenda y luego pasándole el testigo a su presunta hermana, quien pica, interpretado por Brian Deacon.

Este film puramente psicológico en cuento a qué haría una mente encerrada, atrapada, por el personaje del soldado trasvestido, y la impotencia de la mujer que le protege, el papel de Glenda Jackson por protegerle de sí mismo con la autoridad representada por Oliver Reed hacen que la tensión comience a a aflorar en el último acto.

La incapacidad de Reed de despertar amor o afecto en Glenda Jackson en este film es tan ruidoso como aquel escarceo masoquista que ambos tuvieron en "Women in Love", y su deseo por el hombre vestido de mujer, incapaz de satisfacerse como hombre pero también de ser una mujer por su anatomía llevan a un final que se ve venir pero no de tal manera.

La vida en el campo será el pretexto argumental para que el escenario bucólico se turne en el contexto de donde viene cada personaje, la guerra, el campo bélico.

La joya de la corona viene de la mano de Glenda Jackson, quien se erige de nuevo como pareja cinematográfica ideal para Oliver Reed. Algo que jamás cambiará.