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Sin la sonrisa de Dios (1955)

Sin la sonrisa de Dios
100 min.
5,8
121
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Disponible en:
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Película completa
Sinopsis
Francisco Martín Segura, alias "Piquín", forma parte de una banda de un barrio marginal. En el colegio están a punto de expulsarlo por las peleas que provoca; pero las cosas cambian cuando llega al colegio Ponce, un profesor que aplica revolucionarias técnicas de enseñanza. Para empezar le encarga a Piquín que sea su secretario y se ocupe de organizar un equipo de fútbol. (FILMAFFINITY)
Género
Drama Infancia Enseñanza
Dirección
Reparto
Año / País:
/ España España
Título original:
Sin la sonrisa de Dios
Duración
100 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
6
Otro documento
Del mismo director de Apartado de Correos 2001, es una película del género de un profesor intentando llevar a cabo su clase, aquí de niños de unos trece años, en un barrio marginal, porque como se dice al principio de la película toda ciudad tiene su barrio feo. Aquí tiene toda la pinta de ser El Raval de Barcelona u otro barrio cercano al puerto.
Con sabor a neorrealismo, como otras películas españolas de los cincuenta, está bien interpretada por San Martín, Julia Caba Alba y el niño, José Moratalla, uno de esos tantos niños y niñas que lo hacen bien en una peli y luego no trabaja más.
Testimonio de lo suelta que tenían la mano algunos tíos en esa época....y en esta.
Le dicen al padre del niño: “Tienes a tu mujer muy consentida...” -¿Yo? Si le sobo... Le preguntan al hijo que está presente. ¿Es verdad? Ya, a ella y a todos.
El niño, “educado” en esa escuela, le pega una pequeña bofetada a su presunta “novia”. Y ella lo entiende porque lo ha visto en las películas. (La famosa bofetada de Gilda es de 1946)
Interesante por una mezcla de estas salvajadas y, en cambio, algunos buenos sentimientos.
La película falla porque pone demasiado tarde el nudo dramático y la resolución resulta precipitada.
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13 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
"Querida Esperanza".
Barcelona, como todas las grandes ciudades, tiene su "barrio negro", El Rabal, junto al puerto, donde campa "la delincuencia y la inmoralidad". Infancia incluida.
Piquín es el producto de una ¿familia? desestructurada, donde todo se arregla a palos o con vino. No es extraño por tanto que en el Grupo Escolar Felipe II en el que estudia, al lado mismo del antiguo monasterio benedictino de San Pablo, estén a punto de expulsarlo. Es "incorregible".
La llegada en ese preciso momento de Ponce (San Martín), el nuevo maestro que trae sus propias ideas, tratará de "corregir" los desvíos.
La cinta es un drama realista que se solaza mostrando la sordidez del ambiente y de la sociedad de esos "barrios negros" que parecen no tener solución.
Pero la tienen. Al menos la juventud. Para eso está el magisterio, para eso están los buenos maestros, para eso están las escuelas.
Hay también un canto a la esperanza, esa querida esperanza que debe llegar sobre la base de la educación. Y de una educación para todos, no solo para las clases privilegiadas que pueden llevar a sus niños a colegios de pago. Magistral el repaso que da a esos centros educativos donde el lujo eclipsa a los valores.
Basada en una narración de José Antonio de la Loma, que también interviene en el guion, éste resulta un poco irregular, deshilvanado a ratos. Algo parecido le pasa al ritmo con sus altibajos.
Sin embargo la realización tiene también cosas muy positivas, como el análisis de los personajes. Piquín, su padre y sobre todo Ponce están muy bien desarrollados. Lo mismo que los niños de la clase o el hampa portuaria.
Excelente ambientación con esa Barcelona rabalera y "negra", que contrasta con la flamante vida nocturna de sus salas de fiesta que ofrecen todas las noches "Danzas Españolas" en el Victoria, Apolo, Vieneses, El Molino, Arnau, Bagdag ...
La cartelera de los cines no parece demasiado actualizada pues ofrece todavía "Sentenciado a muerte" (Boetticher, 1948) y "Cumbres borrascosas" (Wyler, 1939).
Hay escenas entrañables como la del alumno enfermo que nos recuerda a "Corazón" (D'Amicis). Sobran otras como las alusiones al Frente de Juventudes que, además, viste incorrectamente a aquellos "flechas" que tan marcialmente desfilaban por las calles de El Rabal.
En cualquier caso una buena película dramática y realista, bien fotografiada y ambientada, con una banda sonora rica en los modestos acordeones y organillos. Una buena película que destaca especialmente el papel que debía jugar la educación pública en la promoción social de las clases más desfavorecidas.
Y eso a la altura de 1955.
No se la pierdan, sobre todo los que deseen recordar la Barcelona de comienzos de los 50.
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1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
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