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Nubes de verano (1958)

Nubes de verano
128 min.
7,2
131
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Sinopsis
Yae es una campesina viuda que vive con su hijo y bajo el asfixiante control de su suegra. La llegada de Okawa, un periodista de ciudad, supone una esperanza de felicidad e independencia. Mientras tanto, su hermano mayor Watsuke, que vive aferrado a la tierra, trata de dirigir el futuro de sus tres hijos, tentados por el mundo urbano. Naruse desarrolla un tema típico del cine clásico nipón como son los conflictos generacionales, en buena parte causados por el desarrollo económico y los cambios en usos y costumbres, todo ello enmarcado en una dicotomía campo-ciudad. (FILMAFFINITY)
Género
Drama Vida rural Familia
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Japón Japón
Título original:
Iwashigumo
Duración
128 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
7
TohoScope
Yae—

Yae (Chikage Awashima) es una heronína narusiana. Lucha por su emancipación, fuma, conduce, mantiene una aventura amorosa... Un personaje no glorificado, profundamente humano en sus luces y sombras, bisagra que encarna la dicotomía campo-ciudad y aglutina las cuestiones relativas al cambio y las tensiones modernidad-tradición al formar parte de ambos mundos.

La película cierra con una imagen de ella arando los cultivos. Un plano de enorme fuerza expresiva donde Yae queda atada definitivamente al campo mediante un recurso visual. Del detalle de sus piernas hundidas en el agua y el esfuerzo de sus hombros pasamos a una toma general, un ángulo levemente picado donde la mujer continúa trabajando. La pequeñez del personaje –ahora aplastada por el verde del campo que llena el horizonte, la profundidad de campo y la amplitud del scope– queda contrastada así con la enormidad de su fracaso.


Colors—

El film es la primera incursión de Naruse en el color y el panorámico Tohoscope ( http://www.imdb.com/title/tt0051791/technical?ref_=tt_dt_spec ). Se sirve del formato el realizador (y Masao Tamai, habitual director de fotografía en B/N del director japonés) para tomas de exteriores y colores cálidos de cielos, cultivos, trenes cruzando la especial amplitud del plano…

Las posibilidades fotográficas del color también se aprovechan en las escenas de interiores y en los matices lumínicos de atardeceres, noches, etc.

Es interesante señalar que el director, pese al Tohoscope (“widescreen” similar al CinemaScope), no quebranta sus características minimalistas de “estilo río“. Catherine Russell en `The Cinema of Mikio Naruse´ lo explica así: «Even in Tohoscope Naruse remained a montagiste, refusing the conventions of continuity editing and the reality effects of long takes». De hecho, la paisajística está empleada sobre todo como “cortinilla“ en la transición de escenas.


Ch-ch-ch-ch-changes—

“¡Un marido empleado de banca y una esposa estudiante!“
--

El argumento es el previsible retrato de familia en el Japón de los 50. Un escenario para que la tradición rural (patriarcalmente jerarquizada) se vea acosada por el nuevo individualismo urbanita. Una trama modesta en su desarrollo, cotidiana, donde los personajes y los conflictos se desarrollan calladamente, sin grandes afectaciones de melodrama.

Naruse toma como punto de partida las reformas agrarias de la comunidad de Atsugi para retratar la familia, la lucha de la mujer y los cambios sociales-generacionales (la película es casi coral por el número de personajes e hilos narrativos que incorpora [1]), con hincapié en el éxodo rural consecuencia de la progresiva recuperación económica del país tras la II Guerra Mundial.

Si Yae ilustraba la tensión campo-ciudad por ser un personaje atado a ambos mundos, el que sirve de nexo, pegamento o gluón en las subtramas de conflicto familiar es su hermano Watsuke (Ganjirô Nakamura), el padre agricultor acosado por las decisiones de los hijos. Un hombre que considera la tierra (cual uniforme de Murnau) una forma de dignidad y orgullo. Ese personaje verá su autoridad desafiada. Su mundo de tradición será puesto patas arriba.

Él y Yae son los caracteres que más peso tienen. Los que reciben con mayor fuerza las consecuencias del "viento del cambio" que describe el film. Los que más sacrificios deberán soportar al final del metraje.

--
[1] «… el enfoque novelístico que Naruse solía imponer a sus películas, en las que la profusión de personajes y las vinculaciones que entre ellos se establecen dan lugar a un gigantesco sistema de espejos».
http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/radar/9-1166-2004-01-04.html
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12 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Otra gran película de Mikio Naruse
Ver una película de Naruse es darse un buen homenaje. Su filmografía está repleta de buenos títulos, es uno de los directores japoneses que más buenas películas tiene, una detrás de otra, no falla. "Nubes de verano" cuenta con el aliciente de ver el desarrollo de una historia en color, una historia que es en apariencia de lo más corriente, con un tema recurrente tanto en él como en el mismo Ozu, subrayando una y otra vez la distancia generacional entre los personajes y el choque por los consecuentes cambios de mentalidad. Máximo respeto, sí, siempre, pero distintas maneras de vivir el paso del tiempo.

A ello se le suma la distancia entre el campo y la ciudad, las consecuencias de mirar adelante y caminar hacia el futuro en la cresta de la ola (eso por parte de las generaciones más nuevas) en contraste con quienes sólo ven la tierra, siendo un campesino en esencia alguien aferrado a sus tierras (evidentemente, una mentalidad más propia de las viejas generaciones).

De ese choque nace una película que cuenta con muchísimos personajes, pero Naruse obra el milagro: el hilo no se pierde jamás, no es necesario poner demasiada atención, el maestro nos lo pone fácil a través a menudo de unas elipsis tan elegantes que es para quitarse el sombrero. Entre tanto personaje me resulta maravilloso no echar de menos a Hideko Takamine, que deja su paso a una extraordinaria Chikage Awashima. Ella es el hilo conductor, es quien pone los puntos sobre las íes, es quien media en un matrimonio, quien aconseja a todos y quien sufre sabiéndose ninguneada por el orden establecido en el campo. Y qué decir de su búsqueda de la felicidad: una maravilla.

Dos horas de una película que por suerte no se decanta hacia lo trágico, en esta ocasión el espectador es un privilegiado observador de los cambios de la vida en el campo: tractores y bueyes, bicicletas y coches, un tren que separa las tierras, el trigo, el arroz, el sake y el cochino dinero. Y además en un color maravilloso. Una película sin aristas, una nueva buena película de Naruse, una notable película, imprescindible para los seguidores del cine japonés.
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5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
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