El bandido de Zhobe (1959)

Para calificar una película siempre he tenido encuenta las expectativas que genera y los objetivos que pretende cumplir.

Los objetivos del film en cuestión son hacer pasar un buen rato al espectador siguiendo los clichés de los largometrajes de aventuras. Para ello toma los siguientes ingredientes: protagonista conocido (Victor Mature), transfondo exótico con bandidos con turbante, traición y venganza, chica guapa (Anne Aubrey), humor (Anthony Newley), un malo malísimo, luchas a caballo en exteriores a tiro limpio (demasiadas) y algún toque de romanticismo.

El resultado es olvidable con un guión endeble y una falta absoluta de detalles en la dirección. La película se englobaría en lo que llaman la serie Z por su bajo presupuesto. V.Mature es quién acusa más la falta de un buen guión/director porque sus carencias interpretativas quedan muy evidentes. Mejor parados salen el resto del reparto principal aunque siguen sufriendo situaciones poco "creíbles" y que van minando el conjunto de la historia. Ver detalles en spoiler.

Para amantes de las películas con estos ingredientes y dispuestos a salvar sus carencias.

Entre las numerosas bandas y sectas que los británicos se encontraron en la India, una de las más peligrosas era la de los thugs o "estranguladores". Una especie de fraternidad secreta cuyos miembros se integraban en las ricas caravanas que recorrían la península, ganándose la confianza de los viajeros que luego asesinaban y robaban.
Conocidos desde la Edad Media, los británicos acabaron con ellos.
Pues bien, de bandas y de bandidos thugs durante la India colonial va el tema.
Cinta de aventuras muy infantiloide que se deja de matices para presentar al malvado Azhad-Kahn (Gotell) que consigue culpar de sus fechorías al bueno de Kasim Kahn (Mature) y a los propios británicos con unos jefes escasamente despiertos.
Pobre guion y más pobre aun la realización centrada exclusivamente en la acción. Eso sí, con bellas cabalgadas y marciales marchas de la Caballería por montes y llanuras. Bien alineados y perfectamente uniformados con sus casacas rojas, charreteras, medallas y entorchados. El uso de abundantes extras consigue imágenes de gran espectacularidad.
Regular ambientación por lo demás, con pobres escenas de luchas y de tiroteos.
El resto, la consabida mezcla de heroísmo, traiciones, venganzas, bandolerismo y el imprescindible romance.
Obra menor en la que destacan los discretos toques cómicos del cabo Stokes (Newley).
Regular. Recomendable si acaso para evocar el cine de nuestra infancia.