Maleza (2017)

“Maleza” es un largometraje chileno del cine B, protagonizado por un talquino y que retrata la vida de un ex convicto que pretende con pocas convicciones enderezar su vida.

Si buscas una película llena de acción, efectos especiales e histrionismo a raudales, “Maleza” claramente no es tu película, este es puro cine B, rodado con bajo presupuesto y que su encanto no va por el lado de encandilarte visualmente con su estética, sonido o un actor de moda, sino por estar fuera de cualquier estereotipo y con actores que representan a seres que viven en plena marginalidad económica con un tratamiento natural que olvidas si estás viendo un largometraje prontamente.
A cargo de este trabajo esta el director chileno Ignacio Pavez quién rodó en forma digital con escenarios naturales en Santiago, sin mucha intervención de la iluminación y con una cámara que es cómplice permanente del recorrido del protagonista, que de paso es un talquino llamado Cristian Luna.
La historia del film nos muestra a un ex convicto llamado Daniel, que llega a una casa hogar religiosa proveniente desde la cárcel por un crimen desconocido. Este personaje con apenas tercero básico cursado, carece de toda habilidad de preparación social lo que no le permite expresarse frente a sus pares o encargados del recinto, donde muchas personas encuentran una oportunidad de aprender un oficio e iniciar ese difícil camino a la redención y tratar de insertarse a esta sociedad. Daniel es un personaje marginal, con rostro de sufrimiento que quizás busca sin mucha convicción una mejor vida.
El film nos presenta personajes olvidados en un lado sucio de la ciudad, gente que ve un como abismo inmenso pertenecer a la dinámica de la economía social de mercado. Lo rescatable film, es precisamente darle rostro a ese mundo invisibilizado, que pasa por nuestro lado a diario pero que ni siquiera miramos y existe en todas las grandes urbes.
El director utiliza escenarios urbanos naturales, planos cerrados, con una cámara inquieta situada siempre muy cerca del protagonista que parece acosarlo sin comprometerse demasiado. Lo escaso de banda sonora es interesante y melancólico que me recordó a Santoalalla de Amores Perros y por la estética de marginalidad al cine de los belgas Hermanos Dardenne o los inicios de Gust Van Sant.
El actor talquino Cristian Luna, tiene una encomiable labor debido a plena participación desde el minuto uno, representa muy bien el tono y estado de ánimo que se pretende este film de bajo presupuesto, que ofrece de un interesante desafío para espectadores que quieren experimental cine puro, fuera de todos los cánones comerciales e independientes.