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Vidas Truncadas (1957)

Sinopsis
Un joven abandona el colegio, y juntándose con dos personas de mala calaña, planea robar un supermercado para poder comprar un barco y escapar de sus problemas. (FILMAFFINITY)
Género
Drama
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
No Time to Be Young
Duración
82 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
5
Sin tiempo para ser joven
A mediados de los '50, la prosperidad material que trajo consigo la inmediata posguerra empezó a hacer aguas, sobre todo en las grandes ciudades de EE.UU., donde comenzó a extenderse el fenómeno social de una delincuencia juvenil cuyos protagonistas eran en su mayoría los jóvenes que habían crecido fuera de la vista de sus padres, casi siempre él en el frente y ella en las fábricas de armamento, durante la 2.ª Guerra Mundial...

Como es lógico, Hollywood, siempre atento a todo aquello que pudiera suponer una nueva fuente creativa y de ingresos, reaccionó ante este fenómeno desde posiciones antagónicas, la que pretendía al menos explicar el cómo y el por qué de la susodicha delincuencia, empatizando de paso con sus protagonistas, como es el caso de Nicholas Ray de "Llamad a Cualquier Puerta" o "Rebelde sin Causa", y la que desde opiniones mucho más conservadoras aprovechaba para llenar la pantalla con productos de corte sensacionalista nunca exentos de un rígido y represivo discurso moral.
"No Time to be Young" (malamente traducida como "Vidas Truncadas"), de David L. Rich, realizador de un buen puñado de películas a lo largo de los años, las cuales sólo unas poquitas no fueron concebidas directamente para la televisión, pertenece por derecho propio a la segunda vertiente, lo que explica no ya el fatalismo que acompaña a todas y cada una de las andanzas de su personaje principal, un joven desorientado que fracasa en los estudios y sus relaciones afectivas hasta que las malas compañías hacen de él un maleante implicado en un asalto a mano armada, sino la falta de simpatía hacia él, más víctima que otra cosa, que se desprende de cada aspecto del film.

Ejercicio de un simplismo aplastante que acaba por denunciar la problemática de la que se nutre a partir de tres o cuatro planteamientos que se caen de puro tópicos, el largometraje apenas compensa su interna ausencia de lógica. Más que un delincuente el protagonista parece sencillamente imbécil, con la eficacia de una austera puesta en escena y el voluntarioso trabajo de Robert Vaughn, actor de carácter hoy olvidado pese a llevar sobre sus espaldas una de las carreras más largas y prolíficas del cine americano.

No fue James Dean ni John Derek, por citar dos ejemplos ilustres inadaptados y situados sobre la línea que separa lo legal de lo ilegal, pero al menos transmite con rigor toda la fuerza de un personaje al que director y guionistas se empeñaron, por desgracia, en convertir en caricatura de sí mismo...
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2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
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