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Freeheld, un amor incondicional (2015)

Freeheld, un amor incondicional
103 min.
5,8
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Sinopsis
Basada en la historia real de Laurel Hester y Stacie Andrée y su lucha por la justicia. A Laurel, una condecorada policía de Nueva Jersey, le diagnostican un cáncer terminal y quiere dejar su pensión ganada durante años a su pareja de hecho, Stacie. Sin embargo, los funcionarios del condado, que no ven con buenos ojos la pareja homosexual, conspiran para evitarlo. (FILMAFFINITY)
Género
Drama Basado en hechos reales Homosexualidad Enfermedad
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
Freeheld
Duración
103 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
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Premios
2015: Festival de San Sebastián: Sección oficial largometrajes
4
La "película de premios" fallida del año.
Me imagino a los productores de "Freeheld" frotándose las manos antes del lanzamiento de la película: "¡Madre mía! ¡Una película basada en HECHOS REALES sobre una LESBIANA con CÁNCER y que es víctima de una INJUSTICIA! ¡Y protagonizada por Julianne Moore, la última ganadora del Oscar a mejor actriz principal, y Ellen Page, una actriz que hizo pública su homosexualidad hace cosa de un año! ¡Lo vamos a petar!". Pero no les ha salido bien la jugada. Todos los años sale una "película de premios" fallida, y "Freeheld" es la de 2015.

Llamadme cínico si queréis, pero es que me resulta agotador, en serio. No porque la historia no merezca la pena y no sea digna de ser contada, sino por cómo está hecha. Estoy convencido de que el guionista tenía buenísimas intenciones, pero se vale de recursos trillados. Toda esa corrección política, con esas dos protagonistas tan sufridas y tan buenas y esa junta de freeholders tan demoníaca (menos uno, claro está) y retratada a retazos, ese policía homófobo y ese otro policía gay, esa suma previsibilidad... Como pasaba con "Unbroken" en 2014 o con "The butler" en 2013, todo en "Freeheld" es relamido, artificial, todo transmite una intención clara de ser inofensiva y de recolectar premios entregados por academias cada vez más decadentes, no de hacer cine memorable. Nada destaca ni por bueno ni por malo. ¿El guion? Mascadito, cumplidor y con los conflictos justos. ¿Los personajes? Unidimensionales. ¿Las interpretaciones? Pues hacen lo que pueden con lo que tienen. Julianne Moore siempre está bien, Ellen Page se ve comprometida con su rol, Steve Carell exagera y Michael Shannon cumple. ¿La dirección? Rutinaria y simple, aunque eso sí, llena de primeros planos super sutiles de Moore pasándolas putas.

En definitiva, muchos se emocionaran con "Freeheld", no me cabe duda, pero a mí me pasa lo mismo que con la "ma ma" de Medem. La veo con indiferencia y a ratos me salgo de la película, no me molesta demasiado pero en ningún momento me transmite todo lo que su material debería.

Puntuación: 4,6
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23 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Frank Capra con peluca y tacones
La igualdad. Pareciera un ideal universal (al menos en Occidente) y, sin embargo, no es tan simple. Y tanto más trágico – con la que nos está cayendo ahora con el terrorismo fundamentalista religioso – que veamos reflejado uno de los mil ejemplos posibles contra los que esos integristas teocráticos están en guerra: el poder luchar – de forma pacífica – por aquello en lo que creemos, crear estados de opinión en libertad, promover la igualdad entre los sexos, la justicia con independencia de la orientación sexual y afectiva, al margen de credos religiosos o morales, ya sea a nivel individual o colectivo.

Pero no bastan las buenas intenciones para confeccionar una buena película. El punto de partida es una historia real. A una concienzuda y condecorada mujer policía, le diagnostican un cáncer terminal. Ella se empeña en dejar su pensión a su pareja, una mecánica más joven que ella y con unos ingresos notoriamente inferiores. Sin dicha pensión, no podría hacer frente a la hipoteca del hogar que compraron y habitaron y quiere que ese sea su legado por la felicidad compartida. Para conseguirlo, deberán enfrentarse a los funcionarios del condado que rechazan esa posibilidad por prejuicios trasnochados que disfrazan de cuestiones éticas y presupuestarias. La trama es melodramática y se sirve de la tradición del cine de juicios tan querida por Hollywood.

El mayor fallo es un flojo guión que apenas dota de vida y enjundia a los personajes y a una historia que clama por contarse. El romance resulta plano y soso y el drama cae en los tópicos más trillados del telefilme de sobremesa. Pero también contiene algunas virtudes, por ejemplo, ilustra cómo se hace política en Norteamérica, tan diferente a Europa. Allí suele surgir a partir de necesidades concretas de los individuos que reivindican sus derechos y van creando así un caldo de cultivo propicio – con tesón, entrega y porfía – que acaba consiguiendo que los políticos (que son cargos electos y se saben deudores de sus votantes) cambien la legislación o la apliquen de una determinada manera que revierta en la mejora de la comunidad. En Europa, por el contrario, los políticos son omnipotentes y magnánimos y son sólo ellos los tienen la exclusividad preclara del entendimiento y saben lo que conviene a sus súbditos. Este contraste implícito me parece lo más interesante.

El excelente reparto poco puede hacer con unos papeles tan torpemente escritos. Destaca Michael Shannon que consigue trascender esas limitaciones y crear un personaje entrañable. Podría haber dado lugar a una buena cinta pero se queda un una entrañable medianía.
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18 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
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