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Una noche después de la guerra (1998)

Una noche después de la guerra
108 min.
6,0
50
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Sinopsis
Camboya, agosto de 1992. Savannah, un joven soldado regresa a Phnom Penh tras pasar cuatro años combatiendo contra los jemeres rojos. Como todos los de su generación, no ha conocido más que la guerra, los campos, el hambre y las masacres. Con su familia diezmada bajo el régimen de Pol Pot, Savannah no tiene más que un tío, con el que se refugia. Sus camaradas y él descubren sorprendidos que la ciudad se ha transformado considerablemente: el comunismo ha dejado lugar al ultraliberalismo, al antigua solidaridad libra una lucha sin cuartel por la supervivencia y la corrupción es generalizada. En Phnom Penh, ahora todo se vende, incluso las muchachas. Una noche Savannah sucumbe al encanto de Lyda Chan Chea, una señorita de compañía. Ambos comienzan un difícil historia de amor. Savannah se mete en el boxeo e intenta convencer a Lyda para que abandone su oficio. Pero la joven "pertenece" a sus protectores y los dos jóvenes no tienen dinero. (FILMAFFINITY)
Género
Drama Guerra Civil Camboyana Prostitución
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Camboya Camboya
Título original:
Un soir après la guerre (One Evening After the War)
Duración
108 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Coproducción Camboya-Francia;
Links
Premios
1998: Festival de Mar de Plata: Sección de largometrajes a concurso
6
¿Dónde vivir en paz?
El director camboyano Rithy Panh dirige una historia sobre dos jóvenes que intentan restablecer sus vidas tras haber crecido y vivido en guerra. Savannah es un joven soldado que se enamora de Lyda Chan Chea, una señorita de compañía. Los dos intentan estar juntos, pero el no tiene dinero y ella pertenece a otros.

El reconocido director asiático no deja de lado el horroroso recuerdo de los Jemeres Rojos, presentes durante la narración del film. Es precisamente Lyda Chan Chea quien cuenta la historia, quizás este es el aspecto más flojo del film. La narración de la joven era del todo innecesaria, e intenta adornarse con frases rebuscadas.

El film es interesante y tiene un buen final que le hace ganar puntos. Cualquier historia que nos cuente Rithy Panh tendrá segura una carga dramática importante, y "Una noche después de la guerra" no es una excepción.

La historia de Savannah es la historia de muchos otros camboyanos. Savannah quiere dinero para vivir dignamente con Lyda, otros lo necesitan para comer. Por soñar, en Camboya hasta sueñan que recuperan la pierna perdida en la guerra: "Iba andando por la calle, con mis dos piernas, ¿y qué veo? Un puñado de dólares. Los agarro y salgo por patas. Se hizo de noche, no quería gastármelo, así podía volver a casa con el dinero. Dormí en la calle, temía que me los birlaran, los apreté tan fuerte contra mí... que me duelen los brazos. Estaba haciendo planes y... ¡Vas y me despiertas! ¡Mira! ¡Nada más que aire! ¡Lo único, las marcas de mis uñas!".
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9 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Después de la guerra, ¿qué?
"Una noche después de la guerra" arranca con una presentación que ya es del todo concluyente, tenemos ante nosotros la demostración de la vida truncada en tres personajes que vuelven a la capital tras una dura guerra. Nom Pen, la ciudad que los recibe, es el lugar en el que queda demostrado que todo cambia a ritmo frenético, un sitio en el que es difícil encontrar un trabajo digno, vivienda y las condiciones mínimas para mantener la esperanza de una existencia mejor. En la guerra, muerte, hambre y desolación humana. Después de la guerra, las cosas no van mucho mejor aunque hayan enterrado sus armas.

La película pues empieza con tres ex soldados que vuelven después de la guerra, aunque la vida que nos interesa es la de uno de ellos. Queda claro que son vidas arrasadas, las de ellos tres y las de todos los camboyanos. Nadie escapó del terror de los jemeres rojos, algo que tristemente Rithy Panh sabe perfectamente, de ahí su necesidad de explicar lo sucedido en su país.

Después de la guerra, ¿qué?

No queda otra que sobrevivir, empujados a hacer lo que haga falta. Y si te enamoras de otro superviviente no queda otra que aceptar su propia vida. Ella tiene que prostituirse, él tiene que boxear. Hay quien se codea con la mafia y por supuesto, si no queda otra, hay que pelear en el otro lado de la ley. La vida empuja y Rithy Panh una vez más demuestra una sensibilidad mayúscula.

No nos olvidemos de Camboya, ellos sufrieron tanto como cualquier otro pueblo al que cayó encima la infamia de la guerra...
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