La rebelión de los monstruos (1997)

No pretende inventar nada nuevo, es mala y el creador lo sabe y parece hacerlo a propósito. No aporta nada al cine, pero al menos te hará entretenerte sin más, reírte un rato y la recordarás en más ocasiones que títulos más pretenciosos que a la hora de la verdad, son unas películas patéticas, con mucha plata gastada y poca tinta invertida en sus guiones.

Es mala, eso es indiscutible, pero es honesta. Si buscas la maravilla del séptimo arte, ni la veas, si buscas echarte unas risas, mírala sin prejuicios, relájate y diviértete con esta gamberrada cutre.

Casi parece una fan-movie. Una peliculita con muy pocos medios rodada por los Band - una leyenda en esto de la serie Z de fantasía y terror- con apenas diez actores con diálogos o presencia.

Un mad-doctor con sobrepeso decide recrear los monstruos clásicos de las novelas de terror -Drácula, el hombre lobo, la Momia y el Monstruo de Frankenstein- pero algo falla y salen enanos. Así que tendrá que capturar una chica a la que sacrificar, una biblotecaria a la que previamente le había robado los manuscritos originales. Es curioso lo de los libros, porque no recuerdo libro alguno sobre el hombre-Lobo y tengo mis dudas con el de "la Momia". De los actores que encarnan a los monstruos, el único que tiene diálogos es Phil Fondacaro, que borda un Drácula que se aleja de ser ridículo por su tamaño.

Obviamente, la película tiene bastante humor negro, con un detective que trabaja en un videoclub, una jefa lesbiana y acosadora, y una protagonista irritante y deslenguada. Pero no tiene mucho más, con una historia bastante previsible que se desarrolla en apenas una noche. Almenos, tiene golpes en los diálogos bastante graciosos, como cuando el detective cinéfilo ve a los enanos y exclama si está en una película de Fellini o cuando le dice al vampiro que con ese tamaño se paseará por toda la eternidad con una escalera para morder a sus víctimas.

La dirección es bastante mediocre, ni siquiera televisiva, parece amateur, algo raro en alguien con tantos filmes en su bagaje. Y de las interpretaciones, aparte de Fondacaro, son para olvidar, en especial la de la protagonista, menos natural que un maniquí de escaparate.

Al final tendrá su homenaje cinéfilo a Jesús Franco, lo cual es una agradable sorpresa.