El bautizo (2010)

Marcin Wrona, dirige esta película polaca que nos habla, no sólo de mafias, sino de relaciones personales, perdón y redención.

“Chrzest” nos narra la historia real de Michal, un delincuente de provincias que decide dar un giro a su vida y, para ello, se traslada a Varsovia con la intención de dejar su oscuro pasado atrás.
Una vez allí se establece con su hermosa mujer, Magda y tiene un hijo.
Cuando todo parece olvidado el pasado se hace presente y la mafia regresa a la vida de Michal dispuesta a cobrar sus deudas. Este hecho resulta coincidente con el bautismo del pequeño para el que Michal elige e invita a Janek, un viejo amigo, para que sea el padrino del niño… pero no es el único plan que tiene para él.

La película, que compitió por el premio “Nuevos Directores” en el Festival Internacional de Cine de San Sebastián (sin éxito), resulta una digna aunque no sobresaliente incursión de su director en el panorama cinematográfico. A su favor juega la interpretación de su reparto (Tomasz Schuchardt, Wojciech Zielinski, Natalia Rybicka, Adam Woronowicz y Michal Koterski) y un guión correcto. Quizás lo que más añora el espectador es, con una historia de estas características, que se hubieran tomado más riesgos, más sorpresas, que hubieran aderezado el producto, y hecho de una película pequeña, algo memorable. Sin ello, juega en su contra un cierto aire de telefilm, que, pese a tener una buena factura, no deja huella. Aceptable.

- Enoch -

Bautizo es el segundo largometraje de este joven director polaco que tuvo mucho éxito con su primera película.
Conocido simplemente a nivel nacional, este joven director presenta una película la cual demuestra a un joven talentoso y a unos buenos actores, nada conocidos pero buenos.
Bautismo es una película increíblemente deprimente y muy triste basada en hechos reales.
La película posee momentos muy buenos, buenos y bastante malos y con ciertos toques baratos.
Las ideas del director son muy buenas, muchas veces no se adentra en la historia, simplemente se limita a contarla y no deja nada a la reflexión del espectador sino algunas escenas bastante desagradables y baratas.
La violencia es un tema muy tratado en el cine pero tratarlo con arte quizás sea de las cosas más difíciles que haya, tales como las escenas de sexo, mostrar sexo por sexo o violencia por violencia quizás sea de las cosas más fáciles de contar.
Hacer una escena de violencia con arte, produciendo en el espectador una repugnante sensación, es lo más difícil de hacer.
Kubrick logró mostrar ambas escenas con maestría, el joven director polaco muestra una de las escenas más deprimentes que haya podido ver, simplemente me dieron ganas de salir del cine cuando presencio una escena innecesaria para la narración de esta historia.
Bien dirigida, o mejor dicho, correctamente, bien actuada, bien narrada, bien ambientada, este joven director tiene buenas ideas y en muchos momentos saber contarlas, esperemos que siga así.