Les Luthiers: Mastropiero que nunca (1979)

Tuvimos suerte. Nos tocó una época donde pudimos escuchar a Les Luthiers. Se pasa por alto debido a lo gracioso e ingenioso que es su diálogo, pero resulta que este grupo de argentinos son músicos, tocan de manera deliciosa una gran cantidad de instrumentos, no pocos de ellos fabricados por ellos mismos.

"Mastropiero que nunca" es el momento de la consolidación de la idea original, cuando estos locos geniales se dieron cuenta de que debían apostar por contar los diferentes evangelios de ese maravilloso desastre armónico que debió de ser J. S. Mastropiero.

Solamente por la historia del adelantado don Rodrigo, imperial parodia del descubrimiento de Cristóbal Colón, ya merecería la pena ver este ejercicio de alquimia exquisita.

No es que toquen bien, resultan impresionantes.

No es que sean graciosos, elevan a la categoría de arte la comedia.

Gracias a Les Luthiers por existir. Mastropiero, qué bueno que viniste, maestro...

- El arte del entretenimiento -
Les Luthiers elevan la comedia a la cumbre de otros géneros y de otras facetas del arte; su elocuencia, elegancia e inteligencia conforman un trino inefable sólo con la praxis y la observación, de ellos y de nadie más. Hoy son un hito de la comedia en español, su representación es del mismo valor y de las mismas configuraciones que las comedias de Billy Wilder. El ingenio desborda, y no sólo el interpretativo, el musical, tan disfrutable y embelesante. Cómo leer una égloga, un soneto de Lope de Vega o Góngora, con la misma picardía de Quevedo.
Las formas del entretenimiento hoy se limitan a lo factible, al tramo más simplista y sintético, obviando las formas del arte, teniendo su nicho en la Telebasura, en el «Zapping», rizoma del quietismo. Tener el material de Les Luthiers a nuestro alcanza es una bendición que vence todo eclectismo contra la comedia moderna, inclusive contra la propia música; porque sus virtudes musicales son tales que uno esboza una sonrisa instintiva cual niño. La creatividad aquí se siembra, germina y se eleva en 120 minutos de entretenimiento artístico puro.
Cada cambio de ritmo, cada instrumentalización ingeniosa, cada diálogo digno de adulación convergen, ésto es talento llevado a su cénit. Es llevar a la comedia y el entretenimiento de la mano: arte.

- Mastropiero, entre lo dantesco y lo gongoriano -
Johan Sebastian Mastropiero, leyenda de lo absurdo, virtuoso de la vicisitud, descubridor de la historia entramada, amoroso enervado y vengativo, aunado a la mafia y a la sonoridad hollywoodense. Su personalidad, invocada y representada raya lo risible y lo admirable, su musicalidad rechazada nos encanta y nos divierte porque es cimiento de entretenimiento y arte.
«Lazy Daisy» es elocuente y sorprendente por lo que manifiesta. Un “Hall Music” riquísimo en sus formas, con una disonancia de interpretación ideal.
«Sonatas para latín y piano Op. 17» es historia de amor, de caracterización divertida y entrañable.
«Payada de la vaca» es ingenioso, es divertido, con musicalidad poética y retórica desde su fibra y médula. Mi favorito sobremanera.

La comedia alcanza las formas de un arte sin recovecos ni sesgos, es recta y concisa; Les Luthiers hoy en día y para la eternidad, indispensables.
9.3/10.