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Colin (2008)

Colin
97 min.
4,4
173
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Disponible en:
free
Trailer (INGLÉS)
Premios
2009: British Independent Film Awards (BIFA): Nominada a Premio Discovery
6
Humanizando al Zombie
Es admirable que a estas alturas, con un presupuesto base tan bajo y una idea tan arriesgada se realicen películas como "Colin", pues pese a sus más que visibles limitaciones y a que más de un espectador no conectará del todo por resultar un film que, desde su óptica, juega con el tema que propone habilidosamente, pero consta de pocos diálogos y sigue el bagaje de un zombie por una ciudad tal como suena.
Por suerte, la idea de Marc Price no se queda en la base y decide ir más allá haciendo hincapié en una idea de lo más curiosa: tras la transformación de un zombie, éste se rige por el instinto, no es más que otra bestia sin uso propio de razón que busca alimentarse y, por tanto, las consecuencias de sus acciones están regidas por la propia naturaleza de un ser que actúa como le mandan sus propios códigos, sin embargo, y al otro lado, el humano se recrea en su hazaña y, no contento con sacar también parte de su propia naturaleza en forma de sentimientos como la ira, la vehemencia o el pavor más visceral ante la presencia del zombie, decide actuar como si no fuese más que otro juego que el humano ha creado, y el humano debe destruir, jugando en parte a ser Dioses dentro de unas circunstancias que son mucho más graves teniendo en cuenta las actuaciones vistas.

Además de todo ello, Marc Price sabe emplear los recursos suficientes para que, desde la perspectiva del zombie sepamos qué ha acontecido en la ciudad: usa lo justo y contado para informar al espectador y desde recortes de periódico pegados en una ventana hasta la captura del zombie Colin en un momento del film sirven para relatar, ya no sólo la historia del propio protagonista (zombificado en este caso), sino también del virus que ha asolado el lugar donde acontece toda la acción.

El culmen de la obra, con la utilización de una herramienta de lo más adecuada, nos deja inmersos en un mar de calma, y nos ofrece el momento exacto para que podamos así conocer más datos sobre Colin que, anteriormente, no conocíamos, y hace de éste film no sólo una nueva reflexión dentro del mondo zombie, sino también un inteligentísimo film que, con todas sus restricciones sabe echar algo de luz sobre el género y dejar tras de sí un talento que, si sigue por este camino, puede ofrecer sorpresas, más de las que uno esperaría encontrar en el panorama en pleno siglo XXI.
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22 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Yo anduve con un Zombi
Cuando se piensa en films de serie Z, entendido como ínfimo presupuesto, inscritos en el género fantástico encontraremos siempre la misma fórmula consistente en una puesta en escena pésima, actores de instituto, un toque de explotación sexual de baja estofa y una propensión al humor más grosero. Resumiendo, gamberradas entre amigotes sin ninguna otra pretensión (al menos hay que agradecer la honestidad) que satisfacer el paladar de un público de claras tendencias freaks.

A primera vista Colin tenía todos los visos para ser una más de estas producciones, sobre todo si tenemos en cuenta que se inscribe en el subgénero zombi y su presupuesto, por llamarlo de alguna manera, roza casi la indigencia. Sin embargo Esta es una película que se desmarca de estas consideraciones en base a una receta muy simple: Una buena idea, plasmada en un buen guión, unos actores competentes, la voluntad de hacer algo diferente y sobretodo un director con talento para manejar las escasas herramientas de las que dispone.

Si bien esta es una película claramente de género, las novedades aportadas en el terreno argumental la desmarcan de lo que podía haber sido un simple shooter apocalíptico para convertirla en casi un drama intimista. Efectivamente Colin establece el novedoso punto de vista del zombi, como vive, cuales son sus impresiones sobre el mundo que acaba, en sentido figurado, de nacer para él.

Para ello asistimos a un auténtico tour de force silente, donde sólo se atisba, de forma subsidiaria, el caos existente mediante retazos en periódicos y la lejanía de los disparos. Este es un trabajo de pura modernidad cinematográfica, un exhaustivo trabajo de seguimiento del protagonista, casi como una revisión zombificada de Los 400 golpes. Es la proximidad la que nos hace empatizar con el personaje interpretado brillantemente por Alastair Kinton. Sí sentimos el dolor de sus familiares pero en cierto modo, también el suyo, por su soledad y su incomprensión ante lo que rodea. Esta película es el cristal físico y metafórico que separada ambos mundos, dos burbujas aisladas que chocan constantemente incapaces de entender al otro. Sí, es evidente que el zombi es una máquina de matar, instintiva, que sólo obedece a su hambre incontenible, sin embargo es en esta inconsciencia donde el director, Marc Price, no muestra que en el fondo no hay maldad, puesto que son actos que no se pueden racionalizar mientras que, en el otro lado del juego especular los seres humanos, aún en momentos de abismo apocalíptico se muestran incapaces de usar el don que presuntamente les diferencia de los zombis, la racionalidad, entregándose a sus más bajos instintos.(sigue en spoiler)
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12 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
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