Crimen ferpecto (2004)

Cómo bien afirmaba Guillermo Toledo en uno de sus monólogos a cámara, cuando una mujer te tiene agarrado por los huevos primero se pasa de un estado normal a la depresión, de la depresión a la neurosis y de la neurosis a la locura más absoluta. Cierto. Todo ese camino se recorre bien en la película, sin demasiados aspavientos y con algo de surrealismo que no queda mal. El ritmo es grandioso y apetecible porque a pesar de contarnos una historia sobre un vendedor del Corte Inglés, no se desvía nuestra atención de la apática propuesta. Saca todo el jugo posible a la historia. Gerrikaetxebarria realiza un trabajo notable con el guión y le da más cuerpo del que alguno cree. Tras la fallida 800 balas Álex de la Iglesia recupera el terreno perdido con un película entretenida y con una puesta en escena como nadie más sabe hacerlo. Lo único malo del film es su título.

Dicho bastante apegado al guión de Crimen Ferpecto, su humor ácido y mordaz ubica con franqueza la banalidad y la importancia de la buena apariencia ya no solo en las estrategias de mercadotecnia, sino en el triunfo en la vida. Pero nada es perfecto y como en el azar, la suerte dispone al galán asediado por bellas mujeres para casarse con la más fea.

Con justicia Alex no pone a ese galán de cuarta categoría en una posición privilegiada, sino en la más incomoda y de risa, acentuada por el egocentrismo y la soberbia que rigen la personalidad del protagonista. En 100 minutos de duración podemos encontrar un poco de todo, pero definitivamente el género que perdura y en la que ubicamos el Crimen Ferpecto es la comedia, desde la mutilación de un cadáver al más puro estilo carnicero, una familia bizarra, o el primer intento del crimen perfecto en un parque de diversiones. El tema no es nuevo pero si su forma de abordarse, la desfortuna que les ha tocado vivir, por no acercarse a los estereotipos de la llamada gente bonita.

Expuesta en el Festival de Cinematografía de Verano 2005 de la Universidad Nacional Autónoma de México, la obra de Alex de la Iglesia, nos señala como la televisión y las estrategias de venta forman modelos a seguir, creando en muchos de sus consumidores baja autoestima, en otros aspirantes a cubrir el perfil mostrado, y en más a fomentar la discriminación al feo.