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El último voto (2008)

El último voto
119 min.
5,1
3.059
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Sinopsis
Bud Johnson (Kevin Costner) es un apático y juerguista cuarentón. Lo más valioso de su mediocre vida es su brillante hija Molly (Madeline Carroll) que, con sólo doce años, introducirá, sin querer, a su padre en la vida política. (FILMAFFINITY)
Género
Comedia Política
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
Swing Vote
Duración
119 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Links
"El espíritu de Capra. (...) sorprendente fábula político-social (...) Kevin Costner se reencarna en James Stewart al interpretar a uno de esos héroes anónimos, personificación del ánimo de superación de un país"
[Diario El País]
"Una sátira, por momentos aguda (...) La mala noticia es que la película está mal rematada. El guión tiene lagunas y la realización es rutinaria, con los peores tics del cine de Hollywood (...) Puntuación: ★★ (sobre 5)."
[Diario ABC]
7
3
Positiva
4
Neutra
0
Negativa
4
Un paso más en la evolución del cine-propaganda
Se podría decir que mientras que existen películas que tratan de mantener una visión crítica con el sistema, hay otras que adoptan una forma aparentemente crítica pero que en el fondo se limitan a colocar el viejo orden bajo un nuevo disfraz. Ésta entra, en mi opinión, en el segundo grupo, y, lo pretendiese o no, acaba resultado un producto considerablemente reaccionario, burdo e inmovilista (aunque se publicite como lo contrario).

En un momento en que el presidente de EEUU vive un momento histórico de impopularidad, El último voto es una película destinada a encauzar el descontento generalizado de la sociedad con respecto a la política, fingiendo que lo que ofrece el guion ("se responsable: vota") representa de hecho una alternativa para mejorar el mundo. Y pese a que seguramente no faltarán quienes salgan del cine con la sensación de que la película realmente invita a la reflexión o a tomar parte activa en la política, El último voto es en realidad un panfleto diseñado para convencer a la gente de que la alternancia entre los dos macropartidos representa una elección real, aun cuando ambos están financiados por el mismo tejido empresarial. Para ello, la película presenta un mundo de colorines y nubes de algodón en el que la política se mueve no al ritmo de los intereses económicos invisibles para el votante de a pie, sino al ritmo de los deseos de cada uno de esos votantes, con lo que es perfectamente posible que éstos, con la sencilla opción de votar demócrata o republicano, puedan crear un gobierno a la medida y enfocado a ayudar a los pobres, los enfermos, los oprimidos, etc.

Dejando de lado que la película sí que critica algunos aspectos de la política, como la falta de escrúpulos de los candidatos a la hora de decir una cosa o la contraria según convenga, la sensación final es la de que esos aspectos son secundarios, y que en el fondo el director quiere transmitir una fe ciega y absoluta en el sistema, para lo que se incluyen toda suerte de discursos demagógicos, e incluso se hace que los personajes de los candidatos a la presidencia acaben renegando de sus directores de campaña para recuperar la honestidad perdida (en un par de escenas de memorable inverosimilitud).

La película también respalda todos los dogmas básicos de la democracia estadounidense: el bipartidismo (durante la película apenas se insinua la existencia de cualquier otra opción política aparte de los demócratas y los republicanos), las campañas políticas que se centran en los candidatos casi por encima de los partidos (como si las decisiones fundamentales dependiesen de ellos y no de todo el aparato que tienen detrás), etc. Y esto último es lo peor. Se nos intenta decir que un presidente es solo un gestor, un hombre de gran valía profesional de cuya sabiduría y templanza va a depender el rumbo que tome el país, pero como si detrás de la cara que aparece en el póster electoral no hubiese nada.
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50 de 57 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Un hombre, un voto
Buen planteamiento; una mirada algo diferente a la ya manida crítica al clientelismo electoral, lástima que la propia película acabe cediendo ella también al clientelismo hollywoodiano. Creo que además de la lectura directa en relación con el disimiulo y falsedad de los candidatos existe otra más inquietante que es un torpedo a la línea de flotación del sistema democrático.
El indiscutible axioma "un hombre un voto" entra en crisis cuando son llevados al límite los fundamentos "del hombre" y la trascendencia "del voto"
El melifluo final al más puro estilo Hollywood desmerece a mi entender las espectativas iniciales, cortando de raiz cualquier posibilidad de profundizar en las contradicciones, o al menos paradojas, que intuíamos de trascendencia social y política. Estoy seguro que un buen director europeo hubiera dado otro remate más sugerente sobre el que reflexionar.
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12 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
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