Las mujeres caníbales de la Selva del Aguacate (1989)

”No somos tan guapas ni tan listas ni tan mayores ni tan raras. Y nos gusta lo mismo que a ti.”

Estamos Aquí, Feria

Elvira. El fundamental personaje creado por Cassandra Peterson para no sólo asegurarse un hueco en el inconsciente colectivo de la cultura pop, sino que también para servir de ayuda a sugestionar el empoderamiento de las mujeres. En su fundamental Elvira obró una película feminista de veras por mucho que nunca aparezca en esas listas de películas relevantes en el papel de propugnar la igualdad de géneros; no en vano su premisa al escribirla fue antes muerta que salvada por un hombre, y a pies juntillas que Cassandra respetó su propia regla autoimpuesta en la peli: la somete todo un pueblo a una caza de brujas por el mero hecho de no querer ceñirse a lo que le dijesen guardianes de la moral, vigías de la opresión masculina o simplemente personas que por allí pasaban y tenían que decirle qué podía y que no podía hacer. Cassandra toreaba a la masa enfurecida y sin salírsele un pezón en ningún momento. En el 2014 retomó el personaje para una emisión en forma de cuenta regresiva durante 13 días que llegaba a cero la Noche de Halloween. Hacía un rato sus comentarios sarcásticos y campis y ya luego ponía una peli de miedo o fantástica. La primera que puso fue ésta, Las Mujeres Caníbales De La Selva Del Aguacate.

J. F. Lawton es un ser que hizo más daño al mundo que Stalin subido a caballito de Hitler. La ONU calla pero suyo es el guión de Pretty Woman, fue el máximo responsable e instigador. Pese a ello Trey Parker y Matt Stone llevan décadas admirándole e intentado hacer un guión con él. ¿Por qué? De nuevo la respuesta es esta película. El sustento es parodiar la inmensa El Corazón De Las Tinieblas de Joseph Conrad (la base de Apocalypse Now) usando la subversión de poner a una feminista -muy semejante a lo que vendría a ser Camille Paglia- de protagonista y a un Indiana Jones de medio pelo (muy Richard Chamberlain en la genial Las Minas Del Rey Salomón) de comparsa, dándose ahí de partida otra subversión adicional, el ir el rol masculino a la sombra del femenino, se intercambian en lo que viene siendo el cliché. De idéntica manera Kurtz aquí es una doctora universitaria rama dura del feminismo. Y la pareja protagonista cuenta con la compañía de otro cliché con patas y copa noventa al que directamente llaman Conejita, a lo chica playboy. Que es precisamente lo que era antes de actriz la protagonista, Shannon Tweed. Y entre Shannon y Bunny se da una relación maestra/ profesora si bien no tan soterradamente sáfica si que bastante parecida a la que mantendrían años después Xena con Gabrielle. De base todo un desbarre, vaya.