Hart y Hart (Serie de TV) (1979)

Los Hart están podridos de dinero. Tanto, que tienen todo el tiempo libre que quieren, y pueden dedicarse a hacerse arrumacos y a convertirse en investigadores aficionados, contando con la leal asistencia de Max, su mayordomo.
Una parejita que se regala un Rolls-Royce el día de San Valentín o que, si le da el capricho, se va a tomar el té a la otra punta del país y le da tiempo de estar de regreso para la cena, ha de desarrollar hobbies de altura. Ver la tele, ir al cine o hacer un picnic campestre en las afueras son distracciones destinadas a la población media que ha de aprovechar los pocos ratos de ocio que les deja el trabajo y las responsabilidades vulgares de las familias de clase media.
Así que nada de sentarse a ver el partido tomándose una cerveza, o distraerse haciendo punto de cruz.
Lo suyo es meter las narices en asuntos ajenos y jugarse el pellejo destapando entuertos. Y lo chic que queda eso, oye. Y encima con mayordomo. Qué clase.
Y después todavía les sobra un rato para volar a la Quinta Avenida en jet privado para que Thomas le compre a Jennifer un diamante tan grande como una pelota de tenis. O para que Jennifer le compre a Thomas unos gemelos de oro del tamaño de puños.
Por supuesto, cenar en el “Four Seasons”.
Bailar agarraditos en el “Rainbow Room”.
Y aún llegan sobrados a casa para retozar, dormir y levantarse al día siguiente con más ganas de resolver casos…

En 1979 la carrera de Robert Wagner estaba en la cuesta abajo, cuando le ofrecieron protagonizar esta serie de detectives junto a una actriz emergente: Stefanie Powers.
La fórmula no era nueva; la de la pareja de detectives (en este caso chica y chico y millonarios, para mas inri) ya se había explotado desde los años 30 con las películas del hombre delgado y también en los años 70 con la serie "McMillan y esposa".
La cabeza pensante del programa era Aaron Spelling, creador de éxitos como "Los ángeles de Charlie" o "Vacaciones en el mar", y tenía de secundario a Lionel Stander, un actor muy veterano que llevaba casi cuarenta años en el mundo del cine.
Recuerdo esta serie porque la ponían los sábados por la tarde en TVE cuando yo era un crío y me gustaba un montón. Los capítulos eran muy entretenidos, aunque viéndolos ahora con el paso del tiempo han envejecido bastante mal, contaban con una música muy pegadiza en los títulos de crédito compuesta por Mark Snow.
Existía una gran química entre la pareja protagonista, lo cúal era uno de los puntos fuertes del programa, pero a veces pecaba de ser demasiado empalagosa, y con el ritmo de vida tan opulento que llevaban a veces resultaba un poco cargante, sobre todo viendo los capítulos ahora.
Pero aún así es una buena distracción para pasar una hora