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Decálogo 1 (TV) (1989)

Decálogo 1 (TV)
53 min.
8,0
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Sinopsis
"Amarás a Dios sobre todas las cosas". Después de haberse separado de su mujer, un profesor universitario vive con su hijo Pavel al que procura transmitir su racionalidad y ateísmo. También le ha parecido conveniente enseñarle a usar el ordenador. Primero de los diez mediometrajes realizados por el director Krzysztof Kieslowski y el guionista Krzysztof Piesiewicz. Primera parte del "Decálogo", que se inspira en cada uno de los Diez Mandamientos. (FILMAFFINITY)
Género
Drama Episodio de TV
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Polonia Polonia
Título original:
Dekalog, jeden - Dekalog 1
Duración
53 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Grupos
El Decálogo
Premios
1989: Venecia: Premio FIPRESCI
8
SIMPLEMENTE PRECIOSA (8,4)
-Por el descanso de su alma… tú no mencionaste un alma.
-Es una manera de despedirse. El alma no existe.
-Mi tía dice que si hay un alma.
-Algunos encuentran la vida más fácil si creen en eso.
-¿Y tú?
-¿Yo?, francamente no lo sé.

Ríos de tinta en alabanza han corrido sobre los films del desaparecido cineasta polaco Krzysztof Kieslowski, que si bien es en su conjunto una de los obras más congruentes y consistentes de la cinematografía moderna, no deja de ser al mismo tiempo sumamente cuestionable ya que si bien podemos encontrar cintas indispensables para los amantes del cine de autor (La doble vida de Verónica, El Decálogo), sus últimos trabajos (la trilogía Azul, Blanco y Rojo) presentaron signos de agotamiento.
En esta ocasión me voy a referir, por partes, al que considero el más importante de sus trabajos, El Decálogo, ya que esta obra por si misma hubiera garantizado su acceso al olimpo de los cineastas sentado a la derecha de Bergman y a la izquierda de Tarkovsky.
Amarás a Dios por sobre todas las cosas. Es el primer mandamiento que aprendimos (pero no comprendimos) en aquellas lejanas lecciones de catecismo, por lo menos aquellos quienes fuimos obligados a repetir los rituales del catolicismo.
Pero al mismo tiempo es la primer negación de los mandamientos, situación que se repite en cada uno de los ¿capítulos?, ¿episodios?, la imposibilidad de cumplir con una serie de ordenanzas y restricciones que parecen ir en contra de eso que vagamente conocemos como “naturaleza humana”. Y es que ante la tragedia cotidiana y su dolor insondable resulta muy difícil amar a una entidad que guarda silencio o que simplemente se esconde para no dar respuestas o por lo menos un poco de mísero consuelo.
Un hombre vive en compañía de su hijo en un pequeño departamento en el que, además de convivir, comparten su gusto por los juegos matemáticos, el ajedrez y las charlas que muchos quisiéramos haber tenido con nuestros progenitores. Charlas sobre la muerte, dios, la existencia del alma, y fórmulas matemáticas para calcular factores de congelación.
Cuando la tragedia impacta de manera inevitable este pequeño núcleo, no puede haber consuelo alguno, sólo existe el rechazo ante una fe y las imágenes de estas derivadas, y que a su vez de nada le sirven ya que no puede haber consuelo en algo en lo que nunca se ha creído y que, de acuerdo a la vida misma, sería absurdo creer.
No deja de sorprenderme (y de conmoverme, para que lo niego) el cómo tantos y tantos millones personas puedan amar a alguien a quien no han visto, no los escucha y no los ayuda.
Mención aparte merecen la música de Priesner y la fotografía de Zdort, verdaderos prodigios auditivos y visuales.
La considero como la mejor de todos los decálogos y su tema principal es el de AMARÁS A DIOS POR ENCIMA DE TODO.
Saludos FrankiE LamparD
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69 de 79 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
¿NOTICIAS DE DIOS?
En 1987-88, antes de su final época francesa, Kieslovski rodó para TV diez episodios de una hora sobre aspectos de la vida contemporánea en la Varsovia de los 80, si bien con enérgico tono universal, superador de los parámetros locales.
Se ambientan en unos bloques de pisos, de clásico urbanismo socialista, y sus nevados patios intermedios.
Autónomos, su factor común es una tensión humana que permite conectarlos con más o menos estrechez a la Tabla de los Mandamientos y servirse de este molde para dotar al conjunto (de por sí variado, porque no había sólo un fotógrafo) de una estructura unificadora.
La música para toda la serie es de Preisner, mínima y eficacísima.

Al comienzo de la primera película, correspondiente al mandamiento que ordena amar a Dios, una mujer contempla en un televisor B&N a través de un escaparate callejero la imagen congelada de un niño, y caen lágrimas de sus ojos. A continuación conoceremos la historia de ese niño, que vive en uno de los pisos con su padre, profesor universitario de Lingüística. Cerca de ellos, y próxima afectivamente, vive la mujer de las lágrimas, hermana del padre y católica. El niño es superdotado. Resuelve problemas de matemáticas en su rudimentario ordenador (anterior a Windows), y ayuda a su padre a ganar una simultánea a una maestra de ajedrez.
Un día, tras ver en la nieve el cadáver de un perro, hace preguntas sobre la muerte, la pervivencia, el más allá y el alma a su padre. Éste se muestra descreído, partidario firme de lo racional y científico. Posteriormente, un error suyo en los cálculos y mediciones efectuados en su sofisticado ordenador traerá consecuencias catastróficas, y entonces reaccionará con enorme rabia contra unas fuerzas sobrenaturales en las que decía no creer.

Si bien esta película tiene un guión algo más dialogado que las demás, presenta una de las constantes de la serie: una expresión contenida al máximo, y diáfana. Las líneas de diálogo suelen ser cortas y definirse nítidamente sobre el fondo de un abundante silencio. Todos los datos se presentan con gran claridad y precisión, sin asomo de ambigüedad. Otra cosa es la estrategia que dosifica al extremo esos datos, con enorme parquedad, dejando fuera del foco narrativo lo importante, que resuena enigmáticamente como un eco en las escenas presentadas.
Otra constante es la apertura de la realidad descrita, rebasando lo meramente racional y ampliándose hacia campos más misteriosos. En este episodio, por ejemplo, y con toque estilístico de Ciencia Ficción, los ordenadores manifiestan cierta autonomía y se encienden solos, ofreciendo en pantalla mensajes inquietantes.
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68 de 81 usuarios han encontrado esta crítica útil
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