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Deseo, peligro (2007)

Deseo, peligro
156 min.
7,2
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Sinopsis
Shanghai, 1942. La ciudad está ocupada por los japoneses. La señora Mak, una mujer rica y sofisticada, recuerda cómo empezó todo en 1938. Su verdadero nombre no es Mak, sino Wong Chia Chi. Poco antes de estallar la II Guerra Mundial (1939-1945), su padre huyó a Inglaterra y la dejó en China. Era estudiante universitaria y conoció a Kuang Yu Min, que acababa de fundar una compañía de teatro para fomentar el patriotismo. Wong Chia Chi se convirtió en la primera actriz de la compañía. Kuang, por su parte, convenció a un grupo de estudiantes para que asesinaran al señor Yee, un importante colaborador de los japoneses. Wong Chia Chi colaboró en el plan haciéndose pasar por la señora Mak: su cometido era hacerse amiga de la mujer de Yee para ganarse la confianza de éste y seducirlo. Todo iba sucediendo según lo previsto, hasta que se produjo un acontecimiento inesperado. (FILMAFFINITY)
Género
Thriller Drama Romance Años 40
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Taiwán Taiwán
Título original:
Se Jie (Lust, Caution)
Duración
156 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Links
Premios
2007: Festival de Venecia: León de Oro (mejor película) y Mejor fotografía
2007: Globo de Oro: Nominada a Mejor película de habla no inglesa
2007: BAFTA: 2 nominaciones, a Mejor vestuario y película en habla no inglesa
2008: Premios Guldbagge (Suecia): Mejor película extranjera
2007: Critics' Choice Awards: 2 nom., Película de habla no inglesa y compositor
"Homenajea de manera muy concreta el cine de Hitchcock (...) Lo mejor: La transparente complejidad que trasmiten los personajes (...) Lo peor: La desmesurada duración (...) Puntuación: ★★★★ (sobre 5)."
[Diario El Mundo]
18
12
Positiva
4
Neutra
1
Negativa
9
ENCADENADA
1) En “Encadenados” (Hitchcock, 1946), la espía encarnada por Ingrid Bergman tiene que casarse con el nazi clandestino Sebastian (Claude Rains) por disciplina militante, para impulsar el plan de atraparle.
Se da por supuesto que la vida conyugal consistirá en un trámite mecánico, consumado a oscuras, sin demasiado quebranto, tampoco placer. Al fin y al cabo, es con su madre con quien Sebastian mantiene unión estrecha y edípica.
Resulta inconcebible un Sebastian follador violento e impetuoso, imponiendo una entrega ilimitada a una pareja que no quiera despertar recelos.
Las ficciones de la época no entraban en según qué detalles: sexo y deseo eran áreas veladas, oficialmente inexistentes.

“Encadenados”, aunque estrenada después de los años en que se ambienta “Deseo, peligro” (1941-1945, ocupación japonesa de China), es el paradigma clásico del cine occidental de espías.
En los cuarenta, las principales ciudades chinas, Hong-Kong, Shangai o Singapur, estaban muy occidentalizadas: en las tiendas caras se hablaba en inglés y en los cines se exhibían las mismas películas que en Europa y USA. Tal era la orientación general de la mentalidad.

En 1941 Wong Chia Chi, la protagonista de “Deseo, peligro”, entra en un cine: Cary Grant en programa doble: “Sospecha” y “Serenata nostálgica”, ambas de ese año.


2) Ella, la infiltrada abnegada y valerosa (bastante más que quienes la rodean), a quien la Resistencia patriótica ha encomendado seducir a un líder del gobierno colaboracionista, avisa a sus superiores: una mujer no es penetrada en vano por un hombre fogoso. El enemigo puede terminar entrando hasta el corazón, más allá de lo meramente genital. Y en cada unión ella tendría que entregar algo íntimo, para evitar sospechas. No basta fingir; con un hombre así no sirve.
Los jefes no quieren oír los detalles físicos del operativo. No lo encuentran materia analizable. Están formados con mentalidad clásica, como las películas de espías, y con ese estilo convencional han trazado la misión, sin sopesar un factor para ellos insignificante por desconocido: el deseo y el placer sexuales. Ni una línea al respecto en el tocho de instrucciones, que incluye los minuciosos pormenores de la personalidad postiza diseñada para la espía.

La cámara de Ang Lee sí entra en el dormitorio, considerando decisivo cuanto ocurre con los cuerpos entrelazados sobre la cama.
Con autoridad y audacia, añade a la fórmula clásica la dimensión somática, sexual, con carga argumentalmente trascendente: lo crucial sucede en las apasionadas cópulas.

Los impresionantes actores, Tang Wei y Tony Leung, infunden a los personajes el necesario deseo llameante.


3) Aportando al canon clásico una concepción moderna y una sentimentalidad turbulenta, con esta producción redonda Ang Lee demuestra otra vez que es capaz de lograr con gran estilo cualquier género de película.
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75 de 80 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
EL AMOR ES MI PATRIA
Siento discrepar con mi compañero José Carlos. Acabo de ver Lust, caution en el Pöff, Festival de Cine de Tallinn, y, sinceramente, me parece, sin ningún atisbo de duda, de lo mejor que he visto este año. Ang Lee se confirma para mí como uno de los más talentosos autores del momento (ya lo demostró el año pasado con Brokeback Mountain, la obra maestra de la temporada, con la que Lust, caution comparte muchas señas de identidad e inquietudes). Y sí, damas y caballeros, digo autor porque es indudable y envidiable el oficio que este director ha mamado con el tiempo. Si al principio la película nos adentra en los cachivaches artísticos de unos sencillos universitarios con ínfulas patrióticas, poco a poco Ang Lee nos sumerge en una historia de espías y amantes con más aristas que La Casa Blanca. Mención especial merecen las interpretaciones de los dos protagonistas - pareja a recordar -, un Tony Leung capaz de desquitarse de su lado más bonachón y romántico (In the mood for love) y una Joan Chen que enamora, emociona y desgarra a partes iguales. No pretendo hacer una crítica, simplemente son unos apuntes, pero si son de paladares finos, y les gusta saborear las cosas sin prisas, no lo duden y denle una oportunidad a esta clase magistral de dirección. Sólo flojea en algunos instantes, pero son leves dispersiones, pues la obra posee tan buen gusto por los clásicos de siempre (Casablanca), que uno al final no puede sino rendirse ante las evidencias: estamos ante uno de los directores con más buen porvenir y peso en la industria del cine. Con Ang Lee, el clasicismo, en el buen sentido de la palabra, está a salvo (muchos dólares tienen que ofrecerle para que se traicione), dejando a la altura del betún el ejercicio onanista (El buen alemán) del sobrevalorado Soderbergh. Viejos combatientes del celuloide, degusten unos minutos que pasan volando gracias a una exquisita planificación (hay secuencias de escuela, para enmarcar), y si algunas tramas secundarias flojean, todo sea porque, al final, lo único que importa es que el amor es la única patria.
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84 de 99 usuarios han encontrado esta crítica útil
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