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Eloísa está debajo de un almendro (1943)

Eloísa está debajo de un almendro
73 min.
6,1
705
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Escena (ESPAÑOL)
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Sinopsis
Cuando Fernando regresa a su casa natal después de varios años estudiando en Bruselas, encuentra una extraña nota de suicidio escrita por su padre diez años antes. Después descubre el retrato de una mujer supuestamente asesinada en la casa y una misteriosa caja de música. La casualidad lo lleva ante la casa de la excéntrica familia Briones, donde vive Mariana, una joven que es la viva imagen del retrato y que tiene una caja de música idéntica a la que encontró Fernando. (FILMAFFINITY)
Género
Comedia Intriga Comedia absurda
Dirección
Reparto
Año / País:
/ España España
Título original:
Eloísa está debajo de un almendro
Duración
73 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Grupos
Adaptaciones de Enrique Jardiel Poncela
Links
6
Eloísa
Comedia del realizador Rafael Gil (1913-1986), es su cuarto largometraje sobre un total de más de 80. El guión, de Rafael Gil, adapta la obra de teatro del mismo título, estrenada en 1940, de Enrique Jardiel Poncela (1901-52). Se rueda, entre el 30/VI y el 6/X de 1943, en escenarios montados en los Estudios Sevilla Films (Madrid) por Enrique Alarcón, colaborador habitual de Rafael Gil, con un presupuesto total de algo más de 1 millón de PTA. Gana el cuarto premio de la sección de cine del Sindicato del Espectáculo. Producido por Enrique Balader para Cifesa, se estrena el 21-XII-1943 en el cine Alcázar (Barcelona) y en el Rialto (Madrid).

La acción dramática tiene lugar en un lugar no determinado (no muy alejado de Madrid) a lo largo de un tiempo indeterminado (de varias semanas o meses) de 1943. Fernando Ojeda (Durán) regresa en tren a su casa, tras doctorarse en Bruselas (Bélgica) y tras más de 10 años de ausencia. En su casa es recibido por su tío Ezequiel (Romea) y el sirviente Dimas (Prada). Ezequiel le entrega una carta cerrada, dirigida a él, escrita por su padre hace 10 años, poco antes de morir. El contenido de la carta es el detonante de la acción, en la que intervienen Mariana (Ribelles), Clotilde (Muñoz Sanpedro), Edgardo Briones (Espantaleón), Micaela (Siria) y otros personajes. Fernando es elegante, serio y resolutivo. Mariana es joven, alta, esbelta, atractiva y lista. Clotilde, mayor que Mariana, es espontánea, ingenua, simpática y divertida. Ezequiel es poco comunicativo y misterioso.

El film suma comedia, comedia negra, misterio, terror e intriga. Lo dirige un joven Rafael Gil, de 30 años recién cumplidos, en el inicio de una larga y prolífica carrera, en la que combina los oficios de guionista, productor, realizador y crítico. Aficionado al cine con pasión, conoce y admira el cine americano y europeo de su época. Distribuye sus preferencias entre Murnau, Chaplin, Keaton, Ford, Hawks, Borzage, Vidor y Capra (Cf. Wikipedia). Su interés por Capra queda acreditado en el film que comentamos. En su trabajo posterior (“El clavo”, 1944), deja constancia de su admiración por Hitchcock, Borzage y McCarey. Cuenta en éste y en otros films con la colaboración eficaz como ayudante de dirección de José Antonio Nieves Conde (1911-2003), dos años mayor que él.

El film construye un humor nuevo en el país, dejando de lado el de los sainetes de siempre, de los que explícitamente se aleja. Evita el tipismo, los estereotipos castizos, las referencias definidas de las circunstancias de tiempo y lugar, etc. De la mano de Jardiel Poncela, que escribe los diálogos, da forma a una obra de humor surrealista, absurdo e inverosímil, que se apoya en personajes extravagantes y en situaciones alocadas. Incluye papeles destinados sólo a la creación de comicidad, como Práxedes (Novalón). El resultado es una comedia disparatada, entretenida y de evasión, fresca y gratificante.
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29 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Sigue igual de fresca después de 70 años.
Basada en la divertidísima pieza teatral homónima de Enrique Jardiel Poncela, material que sirvió al ex-crítico Rafael Gil para llevar a cabo su quinta experiencia tras la cámara. Importante en la historia de la dramaturgia española debido a la revolución humorística que proponía, donde frente al sainete y a la alta comedia imperantes a principios del siglo XX en el teatro español, Eloísa... apostaba por la evasión de la realidad a través de lo inverosímil, donde cobra especial importancia la fantasía casi surrealista y un humor más intelectual o inteligente. La adaptación de Gil se pretende hasta cierto punto fiel y rigurosa al texto original, sin duda, tratando de aprovechar las virtudes de unos diálogos que contienen los grandes apuntes cómicos de la función. Pero lejos de llevar a cabo una académica y obvia traslación a imágenes de las páginas de Eloísa..., Gil demuestra con su cámara la agradecida intención de evitar un estatismo cinematográfico de clara servidumbre teatral, introduciendo ligeros y óptimos cambios en la escritura de su película, y obteniendo una cinta profundamente ágil y acelerada, en la que si bien pervive la comicidad de la obra original, también se advierte una lograda asimilación de referentes cinematográficos para ordenar los elementos narrativos en aras de generar una auténtica intriga cinematográfica, a la que confiere no poco movimiento interno gracias a un pormenorizado trabajo de planificación.
De este modo, Eloísa está debajo de un almendro, versión cinematográfica, no puede ser simplemente tachada de comedia de enredo, basada en algunos lugares comunes en el género (confusión de identidades, por ejemplo), sino que para clasificarla es necesario, por lo menos, añadir a comedia el calificativo negra o incluso fantástica. Éste último es harto más adecuado cuando atendemos a la clara inspiración gótica que se desprende de prácticamente toda la escenografía creada por Enrique Alarcón para una película rodada íntegramente en estudio, donde destaca la concepción de la imagen del castillo del personaje protagonista, en medio de un lago repleto de bruma o el laberíntico y barroco, visiblemente lúgubre, diseño de su interior. También la labor de fotografía de Alfredo Fraile gira en torno a esta sensación, logrando a través de un sinuoso y casi aterrador juego de luces y sombras hacernos olvidar en más de un momento que estamos ante una comedia, confiriéndole a Eloísa está debajo de un almendro el aspecto de una película de o con fantasmas, nada menos adecuado si tenemos en cuenta que el fin último de su protagonista es esclarecer un crimen.
La comedia, propiamente dicha, se cuela por la pantalla en el dibujo de las rocambolescas y absurdas situaciones en las que se contextualizan los personajes secundarios de la función, la mayoría de ellos pertenecientes al clan de los Briones, de imperdurable efectismo humorísitico incluso cuando la cinta cumple ya la friolera de 70 años. Así, se mantiene vivo el espíritu del autor y su decidida intención de inventar un nuevo y estimulante género cómico. La inversimilitud de algunas situaciones, unido a la extravagancia de unos personajes que cabalgan en todo momento por el límite de la cordura, son otros de los grandes hallazgos de esta joya a la que espectadores actuales, de inocencia corrompida, podrían tachar fácilmente de naif, obviando que se encuentran ante una película que pese al paso inmisericorde del tiempo, mantiene intacta la frescura y el encanto que la llevaron a convertirse en una de las más célebres comedias de su época.

http://actoressinverguenza.blogspot.com
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11 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
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