Charlie Chan en Monte Carlo (1937)

Montecarlo, como lugar exótico para la nueva investigación de Charlie Chan. De casualidad, ya que está de paso. Pero nada se escapa de su avezada intuición, incluso antes de que se produzca el homicidio de rigor. Junto a su hijo Lee (al que conoceremos como el maestro ciego de la serie original de Kung-Fu) y a un amable y receptivo jefe de los gendarmes monegascos, Charlie Chan, con su habitual pericia, humor y falsa modestia, investigará unos hechos delictivos cada vez más tortuosos. Y al igual que otro detective oriental, Mr. Moto, utiliza su "perhaps..", aquí Charlie Chan nos da una considerable ración de "Contradiction..." palabra con la que pone en evidencia a los sospechosos antes sus declaraciones contradictorias.

Carga un poco que el detective chino-americano deba soltar, cada dos por tres, refranes y dichos de su cultura, como si fuese una galletita de la suerte andante, para mostrarnos que, ante todo, es chino.

Aunque quizás le falten más secundarios para despistar sobre la identidad del villano/villana, la película resulta muy amena. recomiendo verla en V.O., en ella se descubre los matices de la dicción, como de inglés forzado, que emplea Warner Oland con su personaje Charlie Chan.

Episodio de notable valor argumental pero de envergadura cinematográfica menor que el resto de capítulos de la serie y en el que, además, la caracterización de algunos personajes secundarios no resulta del todo convincente.
No obstante, la trama se muestra entretenida, posee indudable interés y capta la atención durante su desarrollo.
Por su parte, W. Oland interpreta su papel a la perfección y proporciona entidad y empaque al singular detective que representa.
Además también aporta credibilidad y ese sutil rasgo de humor que se halla presente en todos los capítulos.