Zappa (1983)

Cuando los muchachos ven pasar los días sin acompañamiento de sus padres; cuando sienten que no hay un profesor o un amigo en el que puedan apoyar su hombro cuando se encuentran desvalidos ante el mundo; cuando no tienen quien dialogue, quien se interese por sus cosas, quien se acerque afectuosamente cuando ellos se sienten apesadumbrados o quien dé una respuesta atinada a las preguntas que bullen en su cerebro… es fácil, muy fácil que se extravíen. Porque, para aprender a elegir lo bueno y lo correcto se necesita orientación, ejemplo y perseverancia. En cambio, para elegir lo dañino sólo hace falta alguien que empuje y haga un poquito de presión.

Steen, Bjørn y Mulle, son tres chicos de clase media que viven, de cierta manera, como claros prospectos de delincuentes. Tienen padres proveedores, escasamente comunicativos, y con muy poco tiempo para dedicarles; pero eso sí, les tienen asegurado un colegio presentable correspondiente a su clase social, pero donde los profesores se limitan a impartir sus áreas y a reprimir las malas acciones, siendo muy escasos sus aportes a la convivencia entre los estudiantes... y cuando el afecto y la comunicación asertiva escasea por ambos lados, cualquier acción indebida puede pasar.

Steen, convertido ya en un consumado delincuente, se valdrá de la presión y la intimidación para arrastrar consigo al tímido y aún noble Bjørn, y también al descocado, pero imprevisible, Mulle. Fechorías van, fechorías vienen... y la sociedad a su alrededor pareciera no darse por enterada de lo que sucede en las vidas de estos muchachos.

En su segunda película, sin valerse de discurso alguno y sirviéndose sólo de imágenes muy precisas y de basto significado, el director danés Bille August, consigue plasmar un fidedigno y objetivo retrato de una sociedad donde cada quien demuestra estar interesado solamente en sí mismo, olvidándose por completo de que, es con el otro que se construye una existencia plena y satisfactoria.

<<ZAPPA>>, nombre probablemente tomado del cantante Frank Zappa, que alude al intimidante pez que, Steen, tiene como mascota en su pecera, que además sirve en esta historia como efectiva metáfora, pues, sólo se alimenta de lo vivo, da cuenta de un realizador comprometido con la crítica social y dispuesto a mostrar con sus selectivas imágenes, esa serie de actos que, por ignorancia o por omisión, van fomentando o haciendo permisible el caos y la desgracia, en este magnífico, pero perturbado planeta, que nos han dado para vivir.

El guion escrito por el propio August, partiendo de la novela homónima de Bjarne Reuter (publicada en 1977), nos introduce en una historia bien certera para ilustrar el ahora llamado matoneo (bullying), problema que ante la incompetencia de los gobernantes, ministerios de educación, rectores y educadores, cada día se agrava más y más en innumerables instituciones educativas.

¿Será que llega el día en el que cada persona pueda estar donde realmente debería estar? Digo esto, porque ¡hay tantas, pero tantísimas personas, ejerciendo labores para las que son totalmente incompetentes!