Capa Caída (2013)

No esperar nada de las películas a veces es la mejor fórmula a la hora de afrontarlas. "Capa caída" se beneficia indudablemente de este pensamiento: nadie podía esperar nada de ella porque salió de algún sitio sin concretar, al margen, su tráiler era particularmente horrible, para qué negarlo. Si no hubiera sido por su presencia en el Festival de Sitges ni siquiera me habría planteado verla. Habría cometido un error, y de los gordos, porque sin ser una película extraordinaria hay algo en este film que es muy difícil de ver en el cine de hoy en día, y es que es honesta con su propuesta desde el minuto uno hasta el último. ¿De qué va? Un par de documentalistas deciden hacer una pieza sobre el 'primer superhéroe español', Magno. Para ello cogen su cámara y comienzan a entrevistarle, además de a gente que le rodea.

"Capa caída" mantiene su arranque socarrón durante toda la película y no es un humor estúpido, de bulto, que habría sido lo esperable con esta premisa, sino que sabe cómo coger los tópicos del subgénero y retorcerlos para crear algo estimable, de fuerza expresiva. Con ecos a la condición de la figura heroica que formaba parte del núcleo de "Los increíbles" (Brad Bitd, 2004), pero sobre todo deudor de "Big Man Japan" (Hitoshi Matsumoto, 2007), estamos ante un filme que, como decía previamente, es fiel a su condición de rareza sin caer en lo que está criticando (o parodiando). Así, con economía de medios, efectos especiales de andar por casa -pero adecuados- y un guión bien ejecutado (el final es particularmente potente), consigue aquello en lo que fallaron supuestas películas rupturistas como "Hancock" (Peter Berg) o "Kick Ass" (Matthew Vaughn): ser fiel a su espíritu hasta las últimas consecuencias. Insisto: tampoco es una gran película, ¿pero qué importa, si cumple con lo que promete? Recomendable.

Un falso documental sobre el primer superhéroe español, nacido a principios del siglo XX en un pueblecito rural de Badajoz, algo así como Kansas, aunque no vino del espacio, sino que es de aquí, como el jamón de jabugo.

Cargado de un humor negro políticamente incorrecto, lo cual es de agradecer, veremos la vida de Magno y de su alter ego que trabaja en la sección de frutería de una conocida cadena de hipermercados en Barcelona. Descubriremos su afición a beber limpiacristales, el cual compra como si fuese vino, buscando en el Súper el de mejor calidad. Pero ante todo es la historia de una cancelación por un escándalo en el que fue implicado, siendo alguien que había cambiado el curso de la Guerra civil y de la Guerra Mundial. El gag del genocidio tiene su aquel. Un héroe caído, en crisis existencial, de discotecas y borrachera. El gag de orinar en la calle es muy bruto. Y mientras se rueda el documental, un meteorito letal se dirige a la Tierra...

Magno está interpretado de manera soberbia por el gran Juanjo Pardo, un actor al que vimos en Club Disney o en Homo Zapping, de múltiples registros interpretativos y que merece mejor suerte en el panorama cinematográfico español. Lo vale. Es puro carisma. Sin él, la película seria otra, una del montón, pero los matices que da Juanjo al personaje hace que valga la pena seguirla. Sus compañeros de reparto tampoco desentonan, con algunos secundarios que dan una naturalidad a sus personajes que los hace creíbles. Delacroix lleva bien su papel de ambicioso documentalista.

Otra cosa es el guión, lleno de agujeros y hechos inconclusos ¿fue culpable el personaje de la acusación? ¿existe un poder en la sombra que lo quiso matar socialmente porque molestaba? ¿Y quienes eran? ¿Hay una conspiración para acabar con la humanidad? ¿él tiene algo que ver en la fuga de sus némesis calva y maligna?(ver spoiler)

La dirección tampoco está muy allá. Si bien funciona cuando lleva la película como documental de entrevistas, cuando entra en el apartado de acción, resulta tremendamente confusa, no se ve apenas nada, siempre con esos "fallos de cámara" para saltar en las peleas. Es cierto que el filme tiene pocos medios, pero podría habernos mostrado una secuencia más limpia.

La película se deja ver. Ese humor negro le quita cualquier intento de verosimilitud y resulta una tremenda broma superheroica. Un Magno que hace anuncios de coñac, con un aspecto en ocasiones de Superlópez y su bigotín, que odia a los otros superhéroes que forman una especie de "Supergrupo" y de los que querríamos saber algo más, como de es Batman llamado "Glorioso" y que parece un fantoche. Y un Juanjo Pardo superlativo.