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Solo ante el peligro (1952)

Solo ante el peligro
80 min.
8,1
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Sinopsis
Will Kane (Gary Cooper), el sheriff del pequeño pueblo de Hadleyville, acaba de contraer matrimonio con Amy (Grace Kelly). Los recién casados proyectan trasladarse a la ciudad y abrir un pequeño negocio; pero, de repente, empieza a correr por el pueblo la noticia de que Frank Miller (Ian MacDonald), un criminal que Kane había atrapado y llevado ante la justicia, ha salido de la cárcel y llegará al pueblo en el tren del mediodía para vengarse. El tiempo va pasando lentamente, pero nadie en el pueblo está dispuesto a ayudar al sheriff. (FILMAFFINITY)
Género
Western Intriga
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
High Noon
Duración
80 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Links
Premios
1952: 4 Oscars: Actor (Cooper), montaje, bso drama, canción. 7 nominaciones
1952: 4 Globos de Oro: Incluyendo Actor (Cooper) y actriz de rep. (Jurado). 7 nom.
1952: Círculo de Críticos de Nueva York: Mejor película y mejor director
1952: Sindicato de Directores (DGA): Nominada a mejor director
1952: Sindicato de Guionistas (WGA): Mejor guion drama
10
Crónica de un instante anunciado
Si “El hombre que mató a Liberty Valance” de John Ford resulta una obra maestra del western a partir de la ausencia de énfasis en el tratamiento del guión, esta película lo es precisamente por lo contrario: los efectos que enfatizan claramente la acción, como por ejemplo pueden ser las referencias al reloj, la excelente música de Dimitri Tiomkin o los sucesivos planos del tren que se acerca cuando llega el medio día. Lo cual demuestra que no hay una técnica concreta que sea la llave para hacer un gran cine –algo que se puede extrapolar a todo el arte– sino que es en el manejo y dominio de cada tipo de técnica para acomodarse a cada circunstancia del argumento donde se encuentra más bien la clave. Fred Zinnemann consigue esto magistralmente en “Solo ante el peligro”.

El elemento más sobresaliente de esta obra lo aporta el desarrollo en tiempo real. Uno puede pulsar el cronómetro al comienzo de la proyección y comprobará que cada minuto y cada segundo coinciden con aquellos en que transcurre la historia: 84 minutos, ni más ni menos. Zinnemann usa esto como el recurso principal para crear y aumentar la tensión recordando que el instante anunciado desde el principio se va acercando implacable mientras que el protagonista hace lo posible por buscar una solución a su soledad que no llega. Así la historia se convierte en la precisa crónica de un momento anunciado, y como una excelente crónica en directo aparece narrada.

La soberbia interpretación del gran Gary Cooper con cada rictus ayuda a comunicar los sentimientos contenidos y la tensión creciente de modo que el espectador se introduce en la trama hasta tal punto que le dan ganas de agarrar un rifle y prestarse como voluntario para ayudante del sheriff. Claro que para lograrlo también el mérito está en la cámara y en esos planos cortos que recogen la expresividad de cada personaje desnudando con pasmosa sinceridad sus verdadero interior y mostrando de qué pasta están hechos ante una situación límite. Sin olvidar, por supuesto, el inmenso hacer de Carl Foreman con un guión redondo que dosifica y desarrolla la acción descubriendo paulatinamente las circunstancias de los protagonistas, las relaciones entre ellos, para explicar por qué y cómo reacciona cada cual ante lo que se avecina.

Cuando las agujas del reloj de la estación marcan las doce en punto y suena el pitido del tren, ya no nos queda ninguna uña más que morder y no hay nadie a quien se le pase por la cabeza levantarse del asiento ni para ir al lavabo. El polvo que se levanta en las calles de Hadleyville se cuela hasta el patio de butacas y el aire denso podría cortarse mientras que el sheriff Will Kane aguarda a Frank Miller y nosotros nos sorprendemos llevando la mano a un costado para buscar la culata de un revólver que no llevamos.
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215 de 230 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
El Último Espartiata.
En esta ocasión no voy a realizar una crítica: ya hay demasiadas y algunas muy buenas.
Aunque sí me gustaría comentar que este film es uno de los dos mejores Western que he visto y que me parece increíble contemplar cómo más de cincuenta años antes de la serie “24” ya utilizaban la fórmula del reloj (en tiempo real).

Lo que hoy quiero escribir es referente a las palabras que supuestamente dijo el director Howard Hawks en contra de esta película y que han puesto algunos compañeros como comentario en sus críticas. Supongo que la mayoría habrán sacado la información de la edición especial del DVD de “Río Bravo”.

Por lo visto la opinión del legendario director a raíz de visionar “Solo ante el Peligro” fue contraria a lo que él entendía por el prototipo de un sheriff: no podía comprender cómo el protagonista se pasaba todo el metraje del film pidiendo ayuda.

Bien, en defensa del “sheriff Will Kane”, decir que la visión que tenían tanto el director (Fred Zinnemann), como el guionista (Carl Foreman) era la de que el protagonista fuera un hombre normal. Nunca un “superpistolero”.

Ciertamente un agente de la Ley podría reclutar a ciudadanos y hacerles ayudantes ocasionales, lo hemos visto en innumerables películas. Además no debemos olvidar que a la primera persona a la que pide ayuda es a su ayudante, tratándose de un profesional.

Por lo tanto, ¿cuál es el problema en las acciones del protagonista?

¿¡Acaso no tiene ayuda John Wayne en “Río Bravo”!?

¿¡Acaso no pretende esconderse tras los muros de la cárcel hasta la llegada del comisario federal!?

Personalmente creo que de ser ciertos los comentarios de Howard Hawks, se trataban de una opinión personal equivocada en su perspectiva general del film. A continuación daré tres motivos para alegar esto.

1. Éste es un alegato en contra de la cobardía de todo un pueblo que se comporta como un rebaño, asustado, egoísta y lamentablemente realista.

2. En el lado opuesto tenemos al protagonista un hombre que sin pretender ser un héroe, se queda para enfrentarse a un peligro mayor, sólo por la firme creencia de cumplir con su deber y hacer lo correcto.

3. Por último la más importante y de la cual el “juez Percy” (Otto Krugrer) nos da una pista al principio de la película cuando se refiere “a la ciudad ateniense que en el siglo V antes de cristo se rebeló contra un tirano”.

Para la creación del sheriff el guionista se basa en el modelo del hoplita espartano.
Tanto en su manera de comportarse como en su lenguaje puramente lacónico.

Actualmente sabemos que en la Grecia de la antigüedad cuando un pueblo amigo acudía a pedir ayuda a la ciudad-estado de Esparta, los lacedemonios tenían la costumbre de enviar a un solo hombre, normalmente un general experto en logística, tácticas y formación de tropas, dando como resultado en la mayoría de ocasiones ser un apoyo inestimable.


Sin duda el Sheriff Will Kane es, “El último hoplita de la gloriosa Esparta”.
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134 de 149 usuarios han encontrado esta crítica útil
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