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El silencio antes de Bach (2007)

El silencio antes de Bach
102 min.
6,1
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Sinopsis
Johann Sebastian Bach (1685-1750), el gran músico del barroco alemán, se traslada a Leipzig con su familia para desempeñar la función de Cantor en la Escuela de Santo Tomás. Bach, un ferviente devoto y un incansable trabajador, es además modesto y su posición social dista mucho de ser privilegiada. El reconocimiento a su música aún no se ha producido, el talento que imprimirá a sus composiciones irá creciendo con el paso de los años. La grandeza se la otorgarán definitivamente los siglos venideros. Alrededor de este argumento, casi anecdótico, la historia se abre hacia un profundo entramado donde están presentes el arte, la historia y, sobre todo, el trabajo y disciplina que supone la creación musical así como los oficios y pequeñas labores que la rodean. (FILMAFFINITY)
Género
Drama Música
Dirección
Reparto
Año / País:
/ España España
Título original:
El silencio antes de Bach (Die Stille vor Bach)
Duración
102 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Coproducción España-Alemania;
Premios
2007: Festival de Gijón: Premio Especial del Jurado
"Película regida por una lógica más musical que discursiva (...) capaz de establecer un acto comunicativo único e intransferible con cada uno de sus espectadores."
[Diario El País]
"Irremediablemente irregular en su resolución, sublime y bellísima en sus parcelas más abstractas, plásticas y musicales. (...) Puntuación: ★★★ (sobre 5)."
[Diario El Mundo]
3
3
Positiva
0
Neutra
0
Negativa
3
Mejor callados
Yo, como todo buen gafapasta, tengo mi versión favorita de las "Variaciones Goldberg": la de María Yudina. La escucho a menudo. Ninguna interpretación me gusta más (ni siquiera las de Gould, muy bien consideradas en el ambiente gafapastoso en el que me desenvuelvo).

Las "Variaciones Goldberg" fueron compuestas por Bach en 1741 para adormilar al insomne conde Hermann Carl von Kayserlingk, pero uno puede escucharlas despierto. En 2007 Portabella, fascinado por la música de Bach, ha rodado esta película para convocar el sueño de Macarrones. Acierto pleno: lo ha conseguido. Es una de las películas más sosas y falsas que he visto en las últimas décadas. A diferencia de la obra de Bach, esta película es insoportable durante la vigilia: uno ha de instalarse en el sopor para que sea digerible. Y ni con esas.

"El silencio antes de Bach" quiere ser modernita (es un poco el equivalente de la Nocilla literaria llevada al cine): relato fragmentado, microhistorietas unidas por el hilván bachiano, ruptura de la narratividad tradicional, episodios más o menos originales (pianolas andarinas, un vagón de metro lleno de violonchelistas interpretando el preludio de la Suite nº 1, camioneros que tocan la armónica o el fagot: la historia de los camioneros prometía, pero a los guionistas no se les ocurre nada y al final queda ahogada en el magma inane del conjunto), conversaciones pedantuelas entre los personajes -Bach con su hijo, el librero, el calvo con la violonchelista maciza-). Para mí es un ejemplo perfecto de película carente de ideas, pedante (tipo sobrio, soporto peor al pedante desmelenado) y sin garra. Tiene ese tono falso de las películas de Ventura Pons -otro que construye por acumulación de historietas- con un sorprendente añadido de Vicente Aranda en la escena de la ducha, más un toque cutre de ambientación histórica a lo Curro Jiménez (pero en Leipzig, con pelucones y con mucha guardarropía de Cornejo).

Lo mejor: la compañía de Servadac y Hermione Granger y la noción de "centraditas" que tiene la taquillera de los Cines Verdi, que si se descuida nos da unas butacas fuera de la sala.
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59 de 84 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
J.S. BACH (1685- )
1) Portabella divaga a placer sobre Bach, la música en general, mundo paralelo con capital en Leipzig, en cuya capilla de Sto. Tomás el compositor fue ‘kantor’ durante décadas fecundas; mundo en el que, disueltas las fronteras temporales, Bach sigue proporcionando al clavecinista Goldberg juegos musicales con que atemperar el insomnio del conde Keyserling.
La divagación melómana discurre sin formato junto a esas 30 Variaciones Goldberg, ajena al cliché narrativo (etiquetado por el director como “novela del XIX”), documental o biográfico. Prescinde sin más de los géneros.

2) Las variaciones de Portabella, hilvanadas por las piezas que se ejecutan (casi todas grabadas en directo), se aproximan a distintos lados del fenómeno musical: la afinación de instrumentos; su fabricación, venta y transporte; la vida diaria del músico profesional, la transmisión del oficio, la publicación de partituras, la tertulia en librerías…
Aunque desiguales, entre la colección de apuntes, miniaturas y especulaciones las hay memorables:

-En la cabina de un TIR camino de Alemania, el copiloto toca perfectamente a la armónica una de las variaciones G.
-Bach pedalea como un atleta en el monumental órgano de la capilla.
-En el desayuno enseña a uno de sus hijos cómo ejecutar uno de los preludios del Clave Bien Temperado.
-Un grupo de estudiantes toca impresionante al unísono la Suite nº 1 para violonchelo en un vagón de metro que avanza ruidosamente por el túnel. Sonido directo y alarde técnico de la steadycam.
-Al entregar una partitura a un cliente, Bach hace una demostración, tomada por cámara cenital, del método italiano de manos cruzadas, en un clavicordio de teclado negro.
-Primorosa reconstrucción de un mercado para relatar el descubrimiento por parte de Mendelssohn de un Bach entonces olvidado: su criado compra sesos de ternera y se los lleva envueltos en unas viejas partituras: la Pasión según San Mateo.
-Una coral de voces blancas canta un número de esa Pasión. La música “se ve” en los rostros según avanza la polifonía.
-Una violonchelista de cuerpo helénico se ducha en un piso barcelonés antes de viajar a Leipzig, a un concierto. El hombre de quien se despide tiene una tienda de pianos. El camionero los lleva a su destino.
-Un caballo de doma danza al son de una de las variaciones, en un prodigio de sincronización del material grabado por tres cámaras. Sublime belleza.
-La partitura del “Magnificat” pasa de izquierda a derecha sobre luminoso fondo blanco mientras suena el coro final.

3) En el Festival de Venecia, donde la obra fue bien acogida, Portabella proclamó su apuesta por las sendas al margen de la industria: los nuevos medios técnicos (en especial digitales) devuelven a la producción una fuerza creadora que se había mecanizado, como en una cadena de montaje, y liberan posibilidades de invención y experimentación artísticas, simbolizadas aquí por la fuente perenne de la música, Johann Sebastian Bach (1685- ).
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30 de 32 usuarios han encontrado esta crítica útil
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