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Molokai, la isla maldita (1959)

Molokai, la isla maldita
105 min.
5,1
263
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Tráiler (ESPAÑOL)
Sinopsis
A finales del 1800, en Hawai, un comité de higiene decidió que los leprosos debían pasar el resto de su vida en la isla de Molokai, un territorio completamente aislado, en el que imperaba la ley del más fuerte y la muerte. Allí llegó como voluntario el Padre Damián, un sacerdote belga de la congregación de los Sagrados Corazones. El misionero dedicó toda su vida a velar por los leprosos de la pequeña isla hawaiana. (FILMAFFINITY)
Género
Drama Religión Enfermedad Biográfico Siglo XIX
Dirección
Reparto
Año / País:
/ España España
Título original:
Molokai, la isla maldita
Duración
105 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
8
«PENSANDO EN ÉL DA MIEDO PENSAR EN UNO MISMO»
Película en blanco y negro del género religioso, cristiano-católico, centrada en la vida del sacerdote belga Damián de Veuster (1840-1889), perteneciente a la Orden de los Sagrados Corazones (SS.CC.), también llamado Padre Damián de Molokai, isla del archipiélago de las Hawaii donde se recluyó voluntariamente para vivir la suerte de los leprosos allí aislados en el siglo XIX. Desde el año 2009, Damián de Molokai es un santo de la Iglesia Católica y cuatro años antes fue elegido por la televisión flamenca como el belga más grande de todos los tiempos; además es el santo patrono de los leprosos y otros enfermos como los de Sida.

La película es una joya del cine religioso español de los años cincuenta del siglo XX, dirigida por el valenciano Luis Lucia Mingarro (uno de los mejores guionistas-directores en la Historia del cine español) de forma que abrace los corazones de los espectadores y les emocione con la excepcional vida de un hombre ejemplar que tuvo a gala ser cristiano y católico.

Quitando los fallos consecuencia de la falta de medios económicos —por ejemplo: todas las palmeras que aparecen en las distintas escenas del filme, se ve claramente que son palmeras datileras (Phoenix dactylifera), las cuales pueden hallarse en buen número en algunos puntos de España como Elche, pero no son palmeras cocoteras, (Cocos nucifera), las propias de las Islas del Pacífico o de climas tropicales y que obviamente habría costado muchísimo trasladarse a esos escenarios a rodar junto a ellas ya que son imposibles de hallar en España donde se filmó esta obra—. No obstante, la película es singular, porque fue la primera que promocionó a escala internacional, al menos dentro del mundo de habla hispana, y encima con seriedad fílmica, la relevancia, la valentía, el heroísmo de este religioso católico belga que empleó su vida solidarizándose y ayudando a los más necesitados y excluidos sociales. De hecho, al inicio del filme sale la siguiente nota: "Deseamos ofrecer esta película en homenaje a la nación belga, patria de Damián de Veuster."

A destacar la excelente escena donde el protagonista o Padre Damián, interpretado por el actor Vicente Escrivá, está predicando encima de un púlpito cuando la cámara hace un primer plano sobre su mano y dedo índice que nos acusa o señala a los espectadores presentes ante la pantalla, para pasar en seguida a desenfocarlo y concentrarse en el rostro del predicador, quién dice: «El mundo es un gran Molokai, pero un Molokai sin sacrificios, sin resignación. Llagas de lepras recomen los espíritus sin alivio posible, porque quienes las padecen no quieren curarlas sino esconderlas. Lepra más contagiosa que ninguna porque no se huye de ella, se la envidia.»

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18 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
ESCRIBIR UN CAPÍTULO
Llena de buena intención, austera de medios, sencilla y también ingenua, la película presenta con crudo realismo la historia de un desdichado grupo de gente poco afortunado y abandonado a su suerte.
Es cruda, desagarrada y sobrecogedora pero también de emoción contenida porque sabe evitar la lágrima fácil y el tono sensiblero.
Rebosa humanidad y una banda sonora excelente acompasa y da realce a un desarrollo argumental muy adecuado en su ritmo y en su secuencia narrativa.

Este drama de emotividad intensa y profundo sentido religioso lo dirigió Luis Lucía en recuerdo de Damián de Veuster quien fue capaz de escribir un capítulo en la vida de los hombres.
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6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
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