El forastero (TV) (2002)

Pese a no pasar de ser una película de televisión para ver en la sobremesa en una perezosa tarde de domingo, reconozco que me ha gustado y que tiene sus cosillas que hacen que sea agradable. Bueno, ahora valoraré distintos aspectos.
-Las actuaciones, comprensiblemente, no son nada del otro jueves, pero sí bastante correctas, como la de Naomi Watts y David Carradine, que pese a no interpretar unos papelazos, sin embargo resultan creíbles. Tim Daly tampoco está mal, pasando lentamente de ser un hombre frío y despiadado a ir ablandándose.
-Ver cómo una comunidad Amish, pacifista y de vida sencilla, se ve obligada a aceptar la presencia de un forastero (pistolero para colmo) y la extraña y forzosa convivencia entre este hombre y la mujer Amish y el hijo de ésta, es interesante. Confieso que me ha gustado observar los roces entre ambos personajes y su progresiva aceptación y atracción mutua.
-Las dudas de esas personas pacíficas al verse amenazadas por el terrateniente que pretende echarlos a toda costa de esas tierras, debatiéndose entre la aceptación dócil de su destino y la lucha por conservar su dignidad y sus tierras; todo ello plantea un profundo dilema a sus conciencias, sobre todo al ver en el forastero la posibilidad de verse protegidos por alguien que posee mucha sangre fría y la experiencia suficiente con las armas para mantener a raya a los indeseables.
Total, que se trata de un western romántico de pocas pretensiones que cumple su objetivo: ofrecernos una bonita historia en la que dos personas van superando sus enormes diferencias por amor, planteándonos una difícil situación en la que una mujer perteneciente a la cerrada y excluyente comunidad Amish y un hombre que mata para sobrevivir viven un amor doloroso y casi imposible, pero liberador y hermoso.
No se la recomiendo a quienes no soporten un sencillo drama romántico, pero sí a quienes sean capaces de apreciar lo bueno que tiene esta película, que aunque no pase de ser modesta, sin embargo entretiene.

El forastero es un film que hemos visto mil veces. Con esta, mil y una.
El guión no es más que una repetición de acontecimientos, diálogos y reacciones que no nos hemos cansado de ver durante dramas y dramas de medio pelo que han pululado por las pantallas televisivas durante años, aunque aquí enmarcado en una comunidad amish, y partiendo de una base que el magnífico Peter Weir supo servir con mucha más sobriedad y aplomo en la grandiosa Único testigo.

Quizá la única diferencia que la distingue de un telefilm es su elenco interpretativo y, una base, que podría haber dado para mucho más.
Entre susodicho elenco encontramos a la actriz británica en alza Naomi Watts, que ofreciendo una labor, cuanto menos, digna, no consigue hacer nada para levantar un relato flojo y cuya hendidura dramática debería ser mayor para alcanzar sus escasas pretensiones. Tampoco logran nada Timothy Daly en un papel suficientemente serio, u otros intérpretes como el ya mítico David Carradine.

Además, también agolpa fallos en algunos en cuanto a la consecución de sus personajes, siendo el hijo de la protagonista uno de los más precipitados y verosímiles en el momento de realizar sus aportaciones.
Ciertamente, se puede ver y no es nada despreciable en comparación con ciertos productos que llegan directamente de la industria Hollywoodiense, aunque si no se ve, pues como que tampoco pasa nada, oye...