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La dimensión desconocida: El ojo del observador (TV) (1960)

La dimensión desconocida: El ojo del observador (TV)
26 min.
7,4
275
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Sinopsis
Una mujer con la cabeza envuelta en vendas espera con ansias el resultado de su cirugía facial, con la esperanza de que su terrible fealdad haya sido corregida. (FILMAFFINITY)
Género
Terror Intriga Thriller Episodio de TV
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
The Twilight Zone: Eye of the Beholder
Duración
26 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Grupos
The Twilight Zone (Serie de TV 1959-1964)
9
42: Mala cara
Janet Tyler está siendo sometida a un tratamiento para transformar su aspecto y lograr que parezca normal. Lo que ocurre a continuación les sorprenderá.

Uno de los grandes hitos de la segunda temporada, cuyo argumento versa sobre temas de plena actualidad -la obsesión por la belleza, el deseo de pertenencia a un grupo, el rechazo a lo diferente-, y lo hace sumando a la ácida reflexión una narración inolvidable. No se trata, como en los peores episodios, de una perorata previsible, sino de un thriller cargado de suspense que cuenta con un final demoledor. Algunas imágenes permanecen en la retina durante largo tiempo.
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6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
La belleza está en el interior.
369/07(06/11/20) Más que interesante sexto episodio de la segunda temporada de la popular serie tv de antología creada por Rod Serling para la CBS, The Twilight Zone, dirigido por Douglas Heyes sobre un guión original de Serling, versando sobre temas como la importancia de la imagen, sobre los cánones de la belleza, e incluso se puede ver como una alegoría sobre el racismo, la intolerancia al diferente, la marginación y su consecuente segregación social. Ello en un relato absorbente, rodado con mucho de expresionismo, jugando en su filmación con las sombras y la escasa iluminación para crear un halo de misterio, aunque hay que ser muy inocente para no ver venir el giro final, solo hay que saber sumar dos más dos (quizás podrían haber salvado este hándicap con un ejercicio de estilo y haber rodado el capítulo desde detrás delas vendas de la mujer), esto repercute en que puede desviar la atención de lo crucial de su moraleja incisiva sobre los prejuicios de las apariencias. Tiene gran importancia en el tramo final del episodio el maquillaje de William Tuttle, entonces jefe del departamento de maquillaje de MGM y técnico de referencia del programa, aceptó el desafío y entregó posiblemente el efecto de maquillaje más reconocible del programa, solución se encontró en aparatos de gomaespuma de látex que podían aplicarse a los rostros de los actores de manera uniforme.

Narración de apertura de Rod Serling: “Suspendida en el tiempo y el espacio por un momento, su introducción a la señorita Janet Tyler, que vive en un mundo de oscuridad muy privado, un universo cuyas dimensiones son el tamaño, el grosor y la longitud de una franja de vendas que cubren su rostro. En un momento volveremos a esta habitación y también en un momento miraremos debajo de esos vendajes, teniendo en cuenta, por supuesto, que no nos debe sorprender lo que vemos, porque esto no es solo un hospital, y esta paciente, 307, no es solo una mujer. Esto resulta ser la zona desconocida, y la señorita Janet Tyler, contigo, está a punto de entrar".

Janet Tyler se ha sometido a su undécimo tratamiento (número máximo permitido legalmente) en un intento de parecer normal. Primero se la muestra con la cabeza completamente vendada y no se ve su rostro. Las enfermeras y el médico describen su rostro como un "lamentable bulto de carne retorcida", cuyos propios rostros siempre están en las sombras o fuera de cámara. El resultado del procedimiento no se puede conocer hasta que se retiren los vendajes.

‘Cuando Buck Houghton recibió por primera vez este guión, según los informes, estaba aterrorizado al intentar llevar a cabo un episodio de veinticuatro minutos en el que la audiencia no puede ver ninguna de las caras del personaje hasta el final. Su primera opción para dirigir un episodio tan arduamente técnico fue Douglas Heyes. Para evitar que los espectadores sospechen inmediatamente que algo anda mal (es decir, "Oye, por qué no muestran la cara de nadie?"), Heyes mantiene la acción en constante movimiento, no de manera frenética, pero siempre hay movimiento de los actores o la cámara. Por ejemplo, en la escena en la que el médico camina desde las sombras hacia la luz y comienza a mirar directamente a la cámara, su rostro se oculta brevemente detrás de una enfermera, que está parada justo frente a él en el momento preciso, antes de que se vuelva de espaldas a la audiencia. La atmósfera oscura y sombría del set jugó un papel importante al ocultar los rostros del personaje.’

Un relato donde la voz tiene gran importancia, pues los rostros que hablan no se verán hasta el rush final, entonces es su emoción la que nos traslada la situación atípica de una mujer sufriendo por no poder ser ‘normal’, es ella la que nos hace sentir el temor a sentirse un paria, voz entonada por la actriz de radio Maxine Stuart (que no es la actriz cuando le quitan las vendas, lo es Donna Douglas), consiguiendo empaticemos con su padecimiento mental. Heyes para emitir este episodio hizo que los actores hicieran una audición de espaldas a ellos para que él escuchara lo que la audiencia escucharía. Sintió que las voces deberían ser comprensivas tanto para hacer que la audiencia no descifre el giro pero también para que formen una conexión emocional con los personajes. En contraste, sintió que la voz de la señorita Tyler debería ser bastante tosca y texturizada, una que mostrara una profundidad de carácter.

El director crea un ambiente malsano en el metraje mediante los comentarios de las enfermeras y médico, mediante un clima claustrofóbico, creando un halo pesadillesco acrecentado por esas imágenes de un líder distópico dictatorial (con un discurso homologable a los de la Guerra Fría, pero también creando paralelismos con el supremacismo racial propio de los nazis o de los que entonces oprimían con la segregación racial a los negros en muchos estados sureños, ello en pleno auge de la Lucha por los Derechos Civiles), en una pantalla que aparece para acrecentar la sensación febril que estalla cuando le quitan las vendas a la protagonista. Secuencia está rodada con mucho tacto, filmándose agónicos minutos desde el punto de vista de la paciente, haciéndonos sentir ella con su intensa espera por ver los resultados. Para lograr esto, Heyes hizo que el director de fotografía George T. Clemens colocara la cámara dentro de una pecera y envolviera los vendajes firmemente alrededor del exterior de la pecera, y entonces la que.
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2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
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